miércoles, 27 de junio de 2018

Esquire entrevista a Íñigo Errejón


Portada de Errejon en Esquire 


El guardián ideológico de Podemos y candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid hace yoga, es un lector compulsivo y asegura que los tropiezos le han hecho madurar. Lo cuenta en la entrevista exclusiva con Ana Pérez, en el número de julio de la revista Esquirre. “Lo primero que llama la atención de Errejón, en las distancias cortas, son sus diminutos ojos azules y su altura. Nadie que no lo haya visto en persona sospecha sus más de 180 centímetros. Está delgado, pero lleva una blazer que le da cierto empaque. Alguien con criterio le ha aconsejado que abandone el jersey de caja, que acentúa su aspecto aniñado (el que tantos memes ha generado) y se pase a la chaqueta. Todo un acierto”. El único ‘pero’ que le ponemos es que el diputado de Unidos Podemos acepta posar para la revista con varios modelos que llaman la atención. Son “prendas de temporada” de marcas muy conocidas ante la cámara de la fotógrafa Sofía Moro. En la entrevista que acompaña a las imágenes, el dirigente habla sobre sus aficiones, entre las que destacan la lectura y el fútbol. También hay espacio para la política. Errejón opina, entre otras cuestiones, sobre el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez, al que define “como una bicicleta: solo será estable si sigue avanzando”. Errejón pretende ser una fuerza brújula que marque el horizonte y lo empuje hacia esas transformaciones.

Íñigo cree que este es un Gobierno de transición, “lo hace con la idea en la opinión pública española de que España se puede transformar, eso será mejor para todas las fuerzas progresistas. También creo que la gente está un poco cansada de que pensemos solo en la competición entre colores y entre siglas. Lo que quieren es que empecemos a transformar y a desbloquear cosas”. Íñigo advierte que “España es un puzle por hacer en el que todos tenemos piezas. Y el que tenga la soberbia de pensar que solo con las suyas reconstruye el puzle es que no ha entendido nada. Yo no voy a renunciar a mis convicciones morales, pero, si para avanzarlas, tengo que llegar a acuerdos con otros, lo haré. Rajoy no estaba ahí por tener un proyecto nuevo, sino más bien por convencer a los españoles de que más allá de él o había que tener miedo o todo sería un desastre. Es el momento de demostrar que no es así”.

Íñigo Errejón piensa que todos hemos aprendido del pasado, “no me duelen prendas en decirlo, y hay muchas cosas que hemos aprendido por el camino. Las hemos aprendido con aciertos, pero sobre todo con los tropiezos. Cuando llegamos y dimos el primer paso a la política institucional, yo no venía con todo aprendido de casa. Venía con mucho aprendido en clave intelectual, pero otras cosas las he aprendido después. He madurado sobre todo gracias a los tropiezos y a los momentos difíciles. He aprendido a anteponer la necesidad de acuerdo a las preferencias. En cuanto a lo que hay de Catalunya, opina que los problemas de afecto entre los pueblos no se solucionan con sentencias administrativas, sino restableciendo los afectos. “Madrid y Barcelona son rivales históricos, pero hoy en día están más juntas que nunca a través de Ada Colau y Manuela Carmena. En las fiestas de la Mercé hubo grupos madrileños y a las de Madrid vinieron grupos de Barcelona. Es verdad que esto no soluciona el problema, pero hay personas en puestos de responsabilidad (no me parece una casualidad que sean mujeres) que tienen gestos políticos que hacen mucho más por tender puentes que por derribar muros. Y eso es un ejemplo que me gusta y quiero que se practique más. Mi posición es muy clara: quiero que Cataluña siga dentro de España. Pero eso no se puede hacer contra la mayoría de los catalanes, es un proceso de seducción y de acuerdos. No a golpe de sentencias ni de porras, que son máquinas de hacer independentistas. Sé que no es el camino más fácil, pero creo que es el más sólido”.

Íñigo nació en la plaza de los Cubos de Madrid (Argüelles) y en seguida sus padres se compraron un piso en el pueblo de Pozuelo, que era algo diferente a lo que es ahora. Y allí desarrolló toda su vida hasta que se independizó, yendo a un colegio e instituto públicos. Su padre es funcionario y su madre fue administrativa en una empresa y ya está jubilada. “Es verdad que pertenezco a una familia de clase media, que viene de orígenes muy humildes (mi abuelo era cartero) y que gracias a los estudios y al esfuerzo pudieron progresar. Mis padres fueron los primeros (su padre estudió Políticas y su madre Biología) de sus familias que fueron a la Universidad. Y fue una gran ilusión para mis abuelos, porque era un síntoma de que podían aspirar a vivir mejor. Ahora la subida de las tasas está convirtiendo el acceso a la Universidad, otra vez, en algo para familias más privilegiadas. ¡Claro que yo he tenido derechos y facilidades que me han permitido pensar, formarme, estudiar y dar clases en el extranjero! Tener un país más justo no es un compromiso con el sufrimiento, sino con intentar extender el bienestar. Ahora vivo en una casa de alquiler en el centro y cobro tres salarios mínimos”.

No hay comentarios: