Carpe Diem
Al llegar estas fechas, que
coindicen con los días más largos del año y las noches más cortas, no puedo
dejar de pensar en mí mismo nacimiento. Ocurrió en una época bochornosa como la
de hoy, hace exactamente 75 años, en una jornada que entonces era de las
fiestas de guardar y que hoy pasan sin pena ni gloria, en una isla amenazada por
el turismo, en donde una santanderina casada con un mallorquín me concibió. En
mi juventud, estuve dando tumbos entre las islas y París, asentándome en
Mallorca hasta que, años más tarde, decidí abandonarla para instalarme en
Madrid, en donde hoy vivo y, probablemente, desaparezca definitivamente un día
cualquiera. Estos son los datos más comunes de mi existencia, que se
complementan con otros más particulares e intensivos de mis vivencias
personales.
Una vida, al fin y al
cabo, condensada en un soplido, un instante, un abrir y cerrar ojos, un
santiamén que hoy resumo en este aniversario que coincide con la onomástica de
Santiago Apóstol -o Santiago el Mayor, patrón de numerosos pueblos y ciudades
en todo el mundo, y popular por ser el patrón de Galicia y de España- y cuyo
viaje a la Península resulta imposible demostrar a nivel histórico. Una fecha que
me recuerde, más bien, la oda de Horacio: “Carpe diem, quam minimum credula
postero” “(Aprovecha el día, no confíes en el mañana”). Durante el periodo de
la Edad Media fue entendida como: “Vive el momento porque vas a morir pronto”.
Posteriormente, durante el Renacimiento, los ideales de belleza y perfección
hicieron entenderla como: “Vive el momento porque vas a envejecer pronto”.
Finalmente, en la época Barroca, se volvió a interpretar de la misma forma que
en la Edad Media, pero con bastante más intensidad en cuanto a la muerte. Hoy,
podría ser interpretada como “no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy” o “vive
cada momento de tu vida como si fuese el último”. Un tema de la literatura
universal que se presenta como exhortación a no dejar pasar el tiempo que se
nos ha brindado y a disfrutar los placeres de la vida, dejando a un lado el
futuro, que es incierto.
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