martes, 24 de julio de 2018

La presidenta de Croacia esconde una política xenófoba.


Emmanuel Macron, presidente francés, levanta la mano de la presidneta de Coracia, Kolinda Grabar-Kitarovic.

Marko Perkovic Thompson, cantautor de tendencias filonazis , junto a Luka Modric

Kolinda Grabar-Kitarovic, presidenta croata, estuvo presente en los partidos de la Mundial, luciendo la camiseta del equipo, abrazando a jugadores propios y ajenos y celebrando como una hincha las victorias de Croacia. Kolinda se pagó de su bolsillo el viaje y las entradas para apoyar al equipo nacional. Y generó titulares en todo el mundo, algunos muy sensacionalistas por sus abrazos con el presidente francés, Emmanuel Macron. El diario ABC la presentó a sus lectores como “madre de familia y amante del deporte diario” y el AS habló de “la presidenta del fair play”. De esta manera Grabar-Kitarovic conseguía con sus gestos ganar la popularidad que necesitaba en un momento en que las encuestas le daban un punto bajo y cuando el país celebrará elecciones el año que viene.

Su presencia en el Mundial “fue un ejercicio de relaciones públicas descaradamente hiperpopulista”. Se hizo cómplice con el pueblo, vistiendo la camiseta deportiva de la selección. Pero el partido de la presidenta, la ultraconservadora Unión Democrática Croata, ganó las elecciones en diciembre de 2014 con un programa con tintes racistas que atacaba directamente a los refugiados. Y, en plena campaña, propuso que se construyeran vallas como las de Hungría para evitar la entrada de los migrantes al país. Se opuso a las cuotas de reparto de migrantes acordadas por la Unión Europea para reubicar a 160.000 refugiados. De los 1.600 que le tocaban, sólo aceptó a 100, el 6% del total. Y Amnistía Internacional criticó en los últimos dos años las discriminaciones ejercidas por Croacia. Los refugiados y migrantes que entraron en el país de forma irregular fueron devueltos sin que tuvieran acceso a un proceso de solicitud de asilo efectivo.

El último ataque xenófobo contra los refugiados fue la Ley de Extranjería, reformada para prohibir la asistencia a necesidades básicas como la vivienda, la salud, el saneamiento o la alimentación a los inmigrantes en situación irregular. Por si fuera poco, Grabar-Kitarovic se fotografió hace un par de años con la bandera de la Ustasha, una banda terrorista que se alió con los nazis en 1929 para perseguir a judíos, gitanos, bosnios y serbios musulmanes. Sus miembros buscaban la independencia de Croacia y la creación de un Estado supremacista en el que los croatas estuvieran por encima del resto de “razas”. Grabar-Kitarovic le quitó importancia diciendo que la bandera había ondeado en el Parlamento el día que consiguió la independencia. Pero su discurso antiinmigración empieza a campar a sus anchas por su país, sumándose a la desconfianza hacia las instituciones, que han protagonizado en los últimos años diversos casos de corrupción.

Los “héroes” croatas del fútbol, Luka Modric e Iván Rakitic, y el resto de la selección subcampeona del Mundial de Rusia afrontaron críticas por haberse paseado con Marko Perkovic Thompson, el controvertido cantautor de tendencias filonazis. Thompson es considerado proclive a quienes defienden el movimiento fascista Ustasha que entre 1941 y 1945 gobernó el “Estado Independiente Croata”, títere de Adolf Hitler, que practicó las mismas políticas antisemitas y racistas que el régimen nazi, incluida la construcción de campos de exterminio. Si bien el músico niega ser un nostálgico de ese régimen criminal, lo cierto es que suele iniciar sus conciertos con el saludo típico de los ustashas (“Listos para la patria”) y, entre sus seguidores, se cuentan jóvenes con las insignias del movimiento. Y, tras ser recibidos por más de medio millón de conciudadanos eufóricos, el equipo nacional croata que perdió el domingo ante Francia la final del Mundial 2018 se paseó por la capital con el cantautor. Thompson trató de justificar su comportamiento diciendo que el saludo mencionado fue usado en siglos anteriores y que es la Policía la que debe intervenir contra jóvenes que llevan las insignias del movimiento Ustasha en sus conciertos. Sus canciones patrióticas llegaron a ser populares especialmente durante la guerra de independencia croata contra las fuerzas serbias, en la que él también participara.

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