La presidenta de Croacia esconde una política xenófoba.
Emmanuel Macron,
presidente francés, levanta la mano de la presidneta de Coracia, Kolinda
Grabar-Kitarovic.
Marko Perkovic Thompson,
cantautor de tendencias filonazis , junto a Luka Modric
Kolinda Grabar-Kitarovic,
presidenta croata, estuvo presente en los partidos de la Mundial, luciendo la
camiseta del equipo, abrazando a jugadores propios y ajenos y celebrando como
una hincha las victorias de Croacia. Kolinda se pagó de su bolsillo el viaje y
las entradas para apoyar al equipo nacional. Y generó titulares en todo el
mundo, algunos muy sensacionalistas por sus abrazos con el presidente francés,
Emmanuel Macron. El diario ABC la presentó a sus lectores como “madre de
familia y amante del deporte diario” y el AS habló de “la presidenta del fair
play”. De esta manera Grabar-Kitarovic conseguía con sus gestos ganar la popularidad
que necesitaba en un momento en que las encuestas le daban un punto bajo y
cuando el país celebrará elecciones el año que viene.
Su presencia en el
Mundial “fue un ejercicio de relaciones públicas descaradamente
hiperpopulista”. Se hizo cómplice con el pueblo, vistiendo la camiseta
deportiva de la selección. Pero el partido de la presidenta, la
ultraconservadora Unión Democrática Croata, ganó las elecciones en diciembre de
2014 con un programa con tintes racistas que atacaba directamente a los
refugiados. Y, en plena campaña, propuso que se construyeran vallas como las de
Hungría para evitar la entrada de los migrantes al país. Se opuso a las cuotas
de reparto de migrantes acordadas por la Unión Europea para reubicar a 160.000
refugiados. De los 1.600 que le tocaban, sólo aceptó a 100, el 6% del total. Y Amnistía
Internacional criticó en los últimos dos años las discriminaciones ejercidas
por Croacia. Los refugiados y migrantes que entraron en el país de forma
irregular fueron devueltos sin que tuvieran acceso a un proceso de solicitud de
asilo efectivo.
El último ataque xenófobo
contra los refugiados fue la Ley de Extranjería, reformada para prohibir la
asistencia a necesidades básicas como la vivienda, la salud, el saneamiento o
la alimentación a los inmigrantes en situación irregular. Por si fuera poco,
Grabar-Kitarovic se fotografió hace un par de años con la bandera de la
Ustasha, una banda terrorista que se alió con los nazis en 1929 para perseguir
a judíos, gitanos, bosnios y serbios musulmanes. Sus miembros buscaban la
independencia de Croacia y la creación de un Estado supremacista en el que los
croatas estuvieran por encima del resto de “razas”. Grabar-Kitarovic le quitó
importancia diciendo que la bandera había ondeado en el Parlamento el día que
consiguió la independencia. Pero su discurso antiinmigración empieza a campar a
sus anchas por su país, sumándose a la desconfianza hacia las instituciones,
que han protagonizado en los últimos años diversos casos de corrupción.
Los “héroes” croatas del
fútbol, Luka Modric e Iván Rakitic, y el resto de la selección subcampeona del
Mundial de Rusia afrontaron críticas por haberse paseado con Marko Perkovic
Thompson, el controvertido cantautor de tendencias filonazis. Thompson es
considerado proclive a quienes defienden el movimiento fascista Ustasha que
entre 1941 y 1945 gobernó el “Estado Independiente Croata”, títere de Adolf
Hitler, que practicó las mismas políticas antisemitas y racistas que el régimen
nazi, incluida la construcción de campos de exterminio. Si bien el músico niega
ser un nostálgico de ese régimen criminal, lo cierto es que suele iniciar sus
conciertos con el saludo típico de los ustashas (“Listos para la patria”) y,
entre sus seguidores, se cuentan jóvenes con las insignias del movimiento. Y, tras
ser recibidos por más de medio millón de conciudadanos eufóricos, el equipo
nacional croata que perdió el domingo ante Francia la final del Mundial 2018 se
paseó por la capital con el cantautor. Thompson trató de justificar su
comportamiento diciendo que el saludo mencionado fue usado en siglos anteriores
y que es la Policía la que debe intervenir contra jóvenes que llevan las
insignias del movimiento Ustasha en sus conciertos. Sus canciones patrióticas
llegaron a ser populares especialmente durante la guerra de independencia
croata contra las fuerzas serbias, en la que él también participara.
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