“Otra vez la monarquía en peligro”.
El Rey emérito, Juan Carlo I, en apuros.
Foto de Carlos Elordi.
El rey Juan Carlos sufrió
un ataque de ansiedad que ha precisado de atención médica, según Pilar Eyre,
tras difundirse las conversaciones de la princesa Corinna en las que no deja en
buen lugar al monarca. “El Rey emérito está pasando los peores momentos de su
vida”, escribe la periodista en su blog para la revista Lecturas. Eyre destaca
lo mucho que le ha afectado al emérito el escándalo, a pesar de que tiene a su
familia a su lado, y habla de que pronto habrá una imagen de reconciliación de
Juan Carlos con la reina Sofía. “Y eso que sus hijos y toda la familia están a
su lado, también la esposa humillada, que muy pronto va a mostrar su apoyo
públicamente. La Reina ha estado informada desde el principio de la relación
–que se remonta al año 2004– de quién es Corinna”. Pilar Eyre escribe: “Sus
primas alemanas la alertaron del tipo de persona que era. Y me contaron que en
una ocasión la princesa María Gabriela de Saboya –primera novia del emérito– se
lo había encontrado en el aeropuerto de Ginebra y que cuando este iba a
presentarle a “la princesa…”, María Gabriela le había cortado sin ningún
disimulo: “Juanito, ¿por qué vas con esta mujer? Te arrepentirás. Tiene muy
mala fama”. A lo que el Rey se encogió de hombros y respondió con sencillez:
“Ela, entiéndeme, estoy in love”. Tras el susto provocado por la publicación de
las conversaciones con Corinna, el rey Juan Carlos viajó hasta Sansenxo
(Pontevedra) para participar en unas regatas, que, finalmente, se cancelaron
por falta de aire. A diferencia de otras ocasiones, esta vez el emérito entró
en coche en el club, sin saludar, y sin bajarse, para así no tener que pararse
ante los medios.
Carlos Elordi escribía el
pasado viernes, en eldiario.es, “Otra vez la monarquía en peligro”. “Está de
nuevo en marcha una operación de protección -¿salvamento?- de la monarquía
española. La anterior, en 2014, concluyó con la abdicación de Juan Carlos I a
favor de Felipe VI. Quedaron entonces muchas cuestiones pendientes. Algunas de
ellas están saliendo a la luz estos días por boca de Corinna zu
Sayn-Wittgenstein, la princesa alemana que fue amiga íntima del hoy rey emérito
y también estrecha colaboradora en sus andanzas financieras. Hasta este momento
la contraofensiva, con el gobierno de Pedro Sánchez a la cabeza, se ha limitado
a ignorar esas revelaciones. Pero esa posición va a poder mantenerse sólo pocos
días. Porque el asunto es gravísimo y no puede sino crecer. ¿Hasta dónde?”.
Elordi advierte que los
diarios de mayor difusión –El País, El Mundo, ABC, La Vanguardia- y las cadenas
televisivas de mayor audiencia hayan decidido al mismo tiempo, seguramente
coordinados por alguien, no mencionar ni de pasada las grabaciones de la
princesa alemana es todo un síntoma de la altísima intensidad de la alarma que
ha saltado en los círculos del poder. “Que únicamente Podemos e Izquierda Unida
hayan pedido que el parlamento, los tribunales y el Ministerio de Hacienda
investiguen con urgencia cuánto hay de verdad en el asunto no hace sino
confirmarlo. Porque lo que está encima del tapete es que Juan Carlos I podría
haber tenido o tener cuentas en Suiza, y quien sabe en qué otros sitios más,
que esas cuentas se nutrían de las comisiones que el entonces rey de España
obtenía por su intervención en contratos del Estado, y que, al menos una parte
de esos fondos, fueron blanqueados. Para ello utilizó al mismo testaferro,
Arturo Fasana, al que recurrió el jefe de la Gürtel, Francisco Correa, que el
monarca pudo solicitar que se le incluyera, a él o a una persona interpuesta,
en la amnistía fiscal que Cristóbal Montoro decidió en 2012 y que
posteriormente fue declarada inconstitucional. Y que el verdadero jefe de la
Nóos era Juan Carlos de Borbón y no su yerno, Iñaki Urdangarín. El Estado no
puede mirar hacia otro lado. Silenciar el ataque que está en curso contra la
monarquía no es una buena estrategia… Mirar para otro lado no vale para mucho.
Porque el asunto está en la calle. Y la calle está muy caliente en todo lo que
tiene que ver con la corrupción. Acaba de caer un gobierno, el de Mariano
Rajoy, justamente por culpa de la misma y la mayor parte de la opinión pública
ha aprobado que Pedro Sánchez haya ganado la moción de censura. Un nuevo tiempo
que quiere huir de los males del pasado se está abriendo espacio con el apoyo
de la mayoría de la ciudadanía. ¿El salvamento de la monarquía es razón
suficiente para cargarse de un plumazo las esperanzas de normalización de la
política española?...”.
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