martes, 28 de agosto de 2018

Los obispos dan un toque de atención al Papa: “No es suficiente con decir lo siento”.



Un ex embajador del Vaticano acusa al Papa Francisco de encubrir a McCarrick: 'Conocía los abusos desde 2013'.

El Cardenal Patrick OMalley,Estados Unidos.

Tras el demoledor informe sobre más de los 300 sacerdotes pederastas en EEUU, miembros de la Pontifica Comisión para la Protección de los menores (institución autónoma vinculada con la Santa Sede) piden reforzar las acciones contra los abusos en la Iglesia. Entre ellos, el Hans Zollner, sacerdote jesuita que encabeza el programa de la Iglesia Católica contra el abuso sexual de menores, a pesar de que defiende la actuación del Papa Francisco, valora que “hay que reforzar todo el trabajo de prevención, las conferencias episcopales y las diócesis. Y hay que responsabilizar a los obispos para que no se encubran los abusos”. El sacerdote afirma que, desde hace tiempo ya existe la obligación de denunciar estos casos, sin embargo, no ha sido hasta agosto de este año cuando se denunciaron estos centenares de supuestos casos de “sacerdotes depredadores” sexuales en seis diócesis norteamericanas.

Por otra parte, el presidente de esta comisión, el cardenal Sean Patrick O'Malley, de los Estados Unidos, desea la implantación de “procedimientos más claros para los casos que involucren obispos”, así como “tomar medidas rápidas y decisivas con respecto a estos asuntos de importancia crítica”. Al mismo tiempo, Carlo Maria Viganò, ex nuncio del Vaticano en Estados Unidos, pidió la renuncia del papa Francisco al asegurar que conocía, desde junio de 2013, las acusaciones de abusos sexuales sobre el cardenal Theodore McCarrick. Viganò hizo las acusaciones públicas a través de La Veritá, National Catholic Register e InfoVaticana, en una demoledora carta en la que reclama la dimisión del propio Papa Francisco por su papel de encubridor de los abusos sexuales a menores por parte del cardenal Theodore McCarrick. El papa Francisco habría hecho de él su fiel consejero junto con Maradiaga. Y, aunque sabía que era un corrupto, lo encubrió a ultranza. “Sólo cuando fue obligado por la denuncia de un menor, tomó medidas para, así, salvaguardar su imagen mediática”, escribe Viganò. Según su relato, a los tres meses de que Bergoglio ascendiera a lo alto de la Curia tuvo un encuentro con él y con el resto de nuncios. “Hay un dossier así de grande sobre él. Ha corrompido a generaciones de seminaristas y sacerdotes, y el Papa Benedicto le ha impuesto retirarse a una vida de oración y penitencia”. Sin embargo, no fue suficiente para que el Papa dejara de tenerlo como su consejero.

El Papa evita valorar las acusaciones de encubrimiento: “No diré una sola palabra, la carta habla por sí sola”. Por su parte, la periodista Cristina Fallarás, arremete en el diario Público contra el Papa. “¿Cómo se atreve, Bergoglio. Me dirijo a usted como hombre porque es quien ostenta el cargo llamado de sumo pontífice de la Iglesia católica, de la misma manera que son hombres los 300 individuos que durante más de siete décadas han abusado, violado y torturado a niños y niñas en Pensilvania, según el último informe conocido. Pero usted sabe, como yo, señor Bergoglio, que esos trescientos son apenas un grano de mostaza, ¿verdad? …  El gran jurado informó que había descubierto un círculo de sacerdotes depredadores en la diócesis de Pittsburgh que ‘compartían inteligencia o información con respecto a las víctimas, crearon pornografía utilizando a las víctimas e intercambiaron víctimas entre ellos. ‘Este grupo de sacerdotes usaba látigos, violencia y sadismo para violar a sus víctimas’, dice el informe... He leído varias veces su carta de disculpa, que es un insulto a la decencia, a la inteligencia y al mínimo respeto por los hombres, mujeres y criaturas que respiran todavía. Usted no tiene vergüenza. ¡Usted lo sabía! El informe del gran jurado de Pensilvania descubre que el Vaticano conocía los abusos al menos desde 1963 y hasta hoy. Usted pide disculpas solo porque les han descubierto… Usted los conocía. Wojtyla y Ratzinger los conocían. Y los ha tapado, como sus predecesores. ¿Cómo se atreve, Bergoglio?... Usted, sumo pontífice de la mayor construcción económica y tiránica del mundo, flor de misoginia, tiene los santos redaños de proponer a las miles y miles de víctimas de violaciones y torturas de los suyos no sé qué mano y protección y “rescate de su dolor”. ¿Con qué jeta escribe eso después de haber encubierto a los torturadores ya descubiertos y sin habernos entregado a los que están por descubrir?”.

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