“El Gran Spam. Relato distópico”.
Jorge Izquierdo es el
autor de este diálogo publicado en LQS acerca de la nueva Ley de Protección de
Datos por la que ahora también los partidos políticos podrán acosarnos en casa
y en las redes sociales, porque tienen carta blanca para recopilar datos sobre
nuestra ideología.
-Buenos días. Deseo
hablar con la señora de la casa
-….soy yo ¿Quién es?
-Mi nombre es Pablo
Alberto Sánchez. Llamo de la Plataforma Políticos Reunidos Geyper. En estos
momentos nos encontramos haciendo un análisis de intención de voto en su
barrio. Medimos la calidad del voto ciudadano y nos gustaría mandarle a su
domicilio, sin compromiso alguno, nuestra papeleta para el Congreso y el Senado
de las próximas elecciones.
-Pero, si no son hasta
dentro de un año.
-Efectivamente doña
Emilia. Ya lo dice el refrán. A quién madruga… Verá. Hemos monitorizado su
actividad en redes sociales y grupos de Whatsapp, responde usted al perfil del
votante regular del partido Ganando que es Gerundio.
– No me lo puedo creer.
¿Me están espiando?
-Oh, no, en absoluto. Sus
datos son públicos. Simplemente los analizamos. ¿Es usted consciente doña
Emilia que está votando a un partido que no se corresponde ni con sus intereses
económicos ni inquietudes intelectuales?
-Un momento, un momento.
Yo nunca he votado a ese partido que usted dice
-Pues es lo que me indica
el terminal. El programa analiza sus comentarios en redes sociales y …
-¿Cómo es posible?
Siempre escribo de forma anónima. No entiendo. En cualquier caso, no quiero
publicidad.
-Los usuarios anónimos no
existen doña Emilia. Eran nuestros padres. Quiero decir, que en tiempo de
nuestros padres si existían los anónimos pero ¿en el mundo digital ….? Por otra
parte, debo decirle que esto no es propaganda comercial. El artículo 85 bis de
la Ley sobre la utilización de medios técnicos y datos personales en procesos
electorales dice, y cito literalmente: ‘El envío de propaganda electoral por
medios electrónicos o sistemas de mensajería y la contratación de propaganda electoral
en redes sociales o medios equivalentes no tendrán la consideración de
actividad o comunicación comercial’.
-¿Y esto cuándo se
aprobó? Lo que nos faltaba. No solo no dejamos de recibir publicidad y spam por
todas partes para que, además, ahora sean también los partidos políticos los
que nos bombardeen con ofertas electorales. Insisto. ¿Esto es legal?
-Completamente legal
señora Emilia. Completamente. Se aprobó un poco antes de las navidades del
2018. Pero no se preocupe no tiene nada que temer, no la molestaremos mucho.
Simplemente la informamos: su calidad de voto se encuentra por debajo de los
estándares normales. ¿Sabe ssted que todas las encuestas nos dan por ganadores
en las próximas elecciones?
-Eso lo dirá usted. Yo no
he leído eso.
-Efectivamente señora
Emilia. Se deja usted engatusar por las fake news y así nunca mejorará sus
índices.
-¿Qué índices?
-Los suyos, doña Emilia.
Los tengo aquí delante, en mi monitor. Se encuentra Usted por debajo del límite
aconsejable. Durante los próximos días recibirá información por si desea
mejorar dichos índices.
-¿Qué información? ¿No he
dejado suficientemente claro que no quiero recibir nada?
-Es simplemente
propaganda electoral. Está usted en su derecho de recibirla. Y …
– ¿Mi derecho? Hay que
ser hipócrita. Me informaré cuándo y cómo quiera. No quiero recibir nada ¿Queda
claro?
– ¿Sabe usted que
recibiendo doscientos impactos de intención de voto directo y cincuenta
subliminales puede cambiar su intención de voto?
– Otra mentira más. Algo
así no está demostrado, en absoluto.
– Es probable, no soy una
especialista en estos temas, pero las operaciones y análisis son realizados por
nuestros programas de Inteligencia Artificial, yo me limito a leer lo que
aparece en su perfil y todo indica que es una votante potencial del partido que
perderá las próximas elecciones según nuestras encuestas
-O sea que yo, que no he
votado más que un par de veces en toda mi vida, por haber escrito unos
comentarios en Internet que además son anónimos, soy una supuesta votante de su
partido rival. Y usted me está amenazando con recibir ¿cuánto ha dicho?
¿doscientos impactos? hasta que no le diga que pienso votarles. ¿Es correcto?
-No exactamente, no se
olvide que es el programa el que analiza sus datos. Yo me limito a informar y …
-¡A la mierda! ¿Me
entiende? Váyase a la mierda. Escuche y grabe atentamente lo que le voy a
decir: no pensaba votar, pero solo por su llamada y por culpa de sus estúpidas
amenazas sepa usted que pienso votar al partido que según usted perderá las próximas
elecciones. ¿Queda claro?
– Alto y claro, señora
Emilia. Le deseo que pase una buena tarde.
-¡Adiós!
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