PP, C’s y Vox consiguen desbancar al PSOE en Andalucía, pero dejan muchas dudas.
En el dibujo de Miki
&Duarte se ve al próximo presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel
Moreno Bonilla en el medio, casi como un espantapájaros, sonriente. A su
derecha, Santiago Abascal, el líder de Vox, que mete su brazo por una de las
mangas de Moreno Bonilla, estira por dentro de la chaqueta el brazo y lo saca
por la otra manga del líder del PP andaluz. Ahí está Juan Marín, el líder de
Ciudadanos en Andalucía, que estrecha muy fuerte la mano. Pero esa mano que
realmente está estrechando Marín es la de Vox, sabiéndolo o no. Y el de
Ciudadanos dice, muy convencido, mientras aprieta: “Oye, que yo no quiero nada
con Vox”. “Ya, ya... tranquilo”, contesta Moreno. El líder del PP-A, Juanma
Moreno, firmó esta semana los acuerdos con Cs y Vox para su investidura como
próximo presidente de la Junta de Andalucía. El acuerdo del PP y Vox abre la
vía a recortes en los derechos de las mujeres andaluzas. Abascal, líder de Vox,
presume de que el PP ha aceptado una buena parte de su programa. Los líderes
andaluces del PP, Juan Manuel Moreno Bonilla, y de Vox, Francisco Serrano,
estrechan las manos en presencia de los secretarios generales del PP, Teodoro
García Egea, y de Vox, Francisco Javier Ortega Smith, durante una reunión en el
Parlamento de Andalucía donde han cerrado un acuerdo para permitir la
investidura del candidato popular como presidente de la Junta de Andalucía. Vox
apoya la investidura de Moreno: PP y Cs gobernarán gracias a la ultraderecha. De
esta manera, Andalucía abre la puerta de par en par a la extrema derecha. Una
derecha identitaria, xenófoba, racista y machista cuyo líder pasea con una
pistola por nuestras calles, y eso no es más que el comienzo. Los mass media
amenizaron el infortunio con sus análisis mañaneros, intentando tranquilizarnos
con la idea de que nadie lo vio venir, a la vez que ejercen del “chico del
tambor”: al fin y al cabo, son unos nostálgicos que quieren recuperar la gloria
perdida. Pero el pacto de las derechas ya está a la gresca sin comenzar la
legislatura andaluza: Ciudadanos y Vox se intercambian reproches y advertencias.
Juanma Moreno será el nuevo presidente
andaluz, con Ciudadanos como socio y Vox como aliado.
No nos quepa duda de que
los representantes de esa nueva/vieja derecha desfilarán por los platós y
estudios de distintos medios para dirigir sus soflamas a diestro y siniestro. “El
fascismo identitario -escribe Yamami Eddoghmi desde Cuartopoder.es- ha
irrumpido en nuestra cotidianidad y lo ha hecho sin tapujos, la caja de pandora
se ha abierto y la única que ha quedado cautiva en su interior es Elpis: la
diosa de la esperanza. Mientras tanto, la izquierda sigue en estado de shock.
El Partido Unificado de la Derecha ha hecho su entrada triunfal en nuestras
vidas y lo ha hecho dirigiendo su dedo acusador a todo aquello que niega la
pureza nacional. La identidad nacional, aún sin saber que significa exactamente,
está en peligro, y alguien tiene que alzarse defensor de la misma”. El
secretario general del PP, Teodoro García-Egea, defiende el pacto con Vox al
considerar que “objetivamente, mejora la vida” de los andaluces y se muestra
“seguro” de que lo repetiría a nivel nacional si se diera la situación para
sacar a Pedro Sánchez de La Moncloa. García-Egea prefiere “sentarme con Vox que
con el señor Rufián”. Por su parte, el presidente de Vox, Santiago Abascal,
celebra el acuerdo con el PP por el que apoyará la investidura del popular
Juanma Moreno a cambio de que éste aplique desde el Gobierno “una parte
importante del programa de Vox”. España es la segunda gran potencia europea que
integra y blanquea a la ultraderecha para facilitar un gobierno… En Alemania,
Francia o Reino Unido, los partidos conservadores tradicionales se niegan a
llegar a acuerdos… Y sólo Italia, Polonia, Hungría o Grecia da aire a estas
formaciones populistas que tantos recelos despiertan.
Un difícil y complicado trío: Casado, Abascal y Rivera en el pacto de la
vergüenza.
En nuestro país, el
Gobierno central lamenta “la radicalización del PP y Ciudadanos por el pacto
con la ultraderecha” en Andalucía, y advierte de que estará “vigilante” ante
“esta deriva hacia el machismo y la xenofobia” y ante quienes se empeñen “en
volver a la España en blanco y negro”. Para el Gobierno, “Ciudadanos, además,
ha desatendido los llamamientos de los partidos europeos a la moderación y a
desenmascarar el autoritarismo de la ultraderecha” y ha propiciado que Vox sea
“un actor principal en el gobierno de los andaluces”. Y, mientras, la
presidenta en funciones de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, apela a la
“fuerza” del millón de andaluces que votaron al PSOE para seguir luchando por
defender “los derechos de todos”, los acuerdos del PP con Ciudadanos y con Vox
acaparan las primeras páginas de todos los diarios, con interpretaciones
claramente diferenciadas. El diario El País destaca que “el PP asume parte del
discurso de Vox para gobernar Andalucía”. La Vanguardia señala que “el PP
presidirá Andalucía con los votos ultras de Vox”. Por su parte, El Periódico habla
“del pacto de la vergüenza”, y resalta que “la triple derecha investirá al
popular Moreno”. Por su parte, El Mundo titula: “El PP gobernará Andalucía al
pactar por separado con Cs y Vox”. Y La Razón: “El PP conquista Andalucía sin
ceder al órdago de Vox”. Mientras, ABC abre su primera con las fotos de los
presidentes de la Junta de Andalucía, desde Rafael Escuredo a Susana Díaz, y
titula: “Se acabó”. Según este diario, “PP y Cs aceptan incluir 37 puntos de
Vox para que Juan Manuel Moreno Bonilla se convierta en el presidente que pone
fin a 40 años de régimen socialista en Andalucía”.
VOX quiere Andalucía para su España.
Las demandas de Vox a PP
y a Ciudadanos exigen la expulsión de migrantes y la eliminación de impuestos a
los ricos. Sus mensajes calcan a la ultraderecha europea. La “defensa de la
identidad nacional” es el eje central de todos los discursos xemófobos que
lidera Santiago Abascal y que bebe de Le Pen, Salvini, Trump, Kurz, Wilders o
Bolsonar. De hecho, el presidente de Vox fue invitado a la cumbre “Libertad
para Europa”, en Coblenza. La localidad alemana reunió, en enero de 2017, a los
que entonces eran los líderes de la ultraderecha del viejo continente, convertidos
en padrinos para ese desconocido español. Las imágenes que entonces distribuyó
Vox daban cuenta de que Abascal compartió durante dos días mantel y ponencias
con caras reconocidas del ultraconservadurismo como Marine Le Pen, del Frente
Nacional francés; Frauke Petry, de Alternativa por Alemania, y Geert Wilders,
del partido holandés PVV. Casi un año después, mucho de lo que
se habló en Coblenza ha tenido su reflejo en las “100 medidas para la España
Viva”, el “programa electoral” que Vox presentó el 7 de octubre e irrumpió con
fuerza en el parlamento Andaluz con 12 escaños. En ese listado hay ideas casi
clavadas de la ultraderecha europea (francesa, holandesa, alemana, austriaca o
italiana), pero también propuestas y frases usadas por el ultraconservadurismo
que surgieron en América con Donald Trump en Estados Unidos o Jair Bolsonaro en
Brasil. En los últimos días, después de firmar el pacto de las derechas en
Andalucía, Abascal reapareció cargando contra sus socios, Ciudadanos y PP. Dijo
que los naranjas “han pasado de ser un partido catalán a un partido francés” y
acusó a populares de “sucumbir a la presión”.
Abascal, con Le Pen en abril de 2017 en un
encuentro en Perpiñán.
Melchor Sáiz-Pardo
escribía el pasado 3 diciembre en El Correo: “Sin duda, la mayor “brújula” para
Abascal sobre el sistema de Estado han sido parte de las 144 propuestas que Le
Pen hizo en abril de 2017 en su carrera fallida a la presidencia gala. El centralismo
y la recuperación de la “soberanía del pueblo” fueron apuestas claves del
Frente Nacional. No cabe olvidar que Vox aboga por “transformar el Estado
Autonómico en Estado de Derecho unitario” con un “solo gobierno y un solo
parlamento” y en el que no haya policías autonómicas. Le Pen hizo de su bandera
la reforma para la “representación proporcional” en las cámaras, algo que el
partido de Abascal cree igualmente imprescindible “para que valga lo mismo el
voto de todos los españoles”. En el segundo gran apartado de Vox, la
inmigración, el partido español bebe de todos. La formación habla de “deportación
de los inmigrantes ilegales”, de “incapacitar de por vida a legalizar su
situación” a los extranjeros que hayan entrado de forma ilegal o de “expulsar a
los legales que delincan”. Le Pen ya había prometido “expulsar automáticamente
a los criminales y los delincuentes extranjeros”.
Los
populistas Donald Trump, Jair Bolsonaro, Matteo Salvini, Santiago Abascal y
Nigel Farage.
El discurso del ministro
de Interior italiano, Matteo Salvini, en este tema también es parecido. El
programa electoral que defendió en marzo de este año pivotaba sobre la “repatriación
de todos los clandestinos” y el “bloqueo de los desembarcos”. La inmigración,
sin duda, es el punto de mayor conexión entre Abascal y Salvini, que divergen
abiertamente cuando el italiano (líder de la independentista Lega Nord)
defiende el secesionismo de Cataluña o el País Vasco. Vox, en un discurso en
Vistalegre con reminiscencias al que Trump pronunciara en el Congreso
estadounidense el pasado enero, en el que presentó su proyecto de una “migración
basada en méritos” insistía en dejar entrar “sólo a extranjeros que amen y
respeten a nuestra nación”. Pero la copia más descarada al mandatario de la
Casa Blanca por parte del partido español fue su manifiesto presentado el pasado
junio: “España, lo primero”, idéntico al grito de guerra de Trump: 'America
first'. Vox mira sobre todo a la ultraderecha centroeuropea cuando habla de “cierre
de mezquitas fundamentalistas”, ·expulsión de los imanes integristas” o “prohibir
erigir mezquitas integristas”. “Haremos que los Países Bajos sean nuestros de
nuevo. Las mezquitas no son más que templos nazis. Como no se cierren todas ellas,
los holandeses dejarán de existir a finales de siglo”, llegó a decir Wilders en
una entrevista, en febrero de 2017, en vísperas de las elecciones generales.
El líder de Vox, con el ultra holandés Wilders en enero de 2017, en
Coblenza.
Sebastian Kurz, el
ultraderechista canciller austríaco, en 2015, propuso una nueva ley para
prohibir la financiación de mezquitas desde el exterior, una propuesta que
calca Vox en su ideario de Vistalegre, en el que se recogen también
prácticamente todas las recetas de la radical Alternativa por Alemania, entre
ellas la “prohibición de la enseñanza del islam en la escuela pública”. Y, en
sus propuestas de “Vida y Familia”, Abascal está igualmente influenciado por la
ultraderecha europea, pero sobre todo por la americana. Sus ideas de “derogar
la ley de violencia de género”, “suprimir los organismos feministas radicales”,
el apoyo a la “familias numerosas” y a la “familia natural” y sus posiciones
contrarias al aborto están en el discurso de Trump, pero también -y mucho- en
el de Bolsonaro. El candidato a la presidencia de Brasil ha hecho de su lucha
contra el feminismo y el aborto y su defensa de la familia convencional unas de
sus señas de identidad, pero sus durísimas frases contra los homosexuales no
tienen paragón ni en Vox ni en ninguno de los partidos ultras europeos. Ni
siquiera en Trump.
Los principales partidos de ultraderecha en Europa.
Aunque
hablamos de un gobierno regional, el de Andalucía, España es la segunda gran
potencia europea, junto a Italia, que integra a estas formaciones extremistas.
En Alemania, la CDU democristiana y, por tanto, conservadora, que forma parte
junto al PP de la alianza del Partido Popular Europeo, se negó a pactar con las
formaciones que han nacido en ese país con tintes ultras y apoyos de neonazis,
siendo “Alternativa para Alemania” la más conocida y fuerte. En Francia,
Emmanuel Macron, como antes hicieran Chirac, Sarkozy u Hollande, han recibido
apoyos de todo el electorado para aislar a la ultraderecha del clan Le Pen. En
Holanda, una coalición de 4 partidos tomó el poder, en 2017, en una clara
alianza conservadora y derechista, pero dejando fuera a la extremista y
populista formación del ultra Geert Wilders. En Dinamarca, también hubo un
cordón sanitario en contra del partido ultra “El Pueblo de Dinamarca”, que sí
que obtuvo un exitoso 21,1% de los votos, en 2015. Pero los conservadores y
liberales pactaron un gobierno de coalición que sigue liderando Lars Løkke
Rasmussen. En Reino Unido, siempre se ha mantenido también al margen de las
formaciones populistas derechistas, aunque parte del partido conservador, los
tories, también apoyó el Brexit, como las formaciones ultras como UKIP. En
Italia, el más reciente, los ultras de la Liga liderados por Salvini gobiernan
junto al “Movimiento 5 Estrellas”, teóricamente de izquierda y equivalente a
Podemos en España. Similar acuerdo se firmó, en 2015, en Grecia: el
izquierdista Tsipras prefirió estar al frente del Ejecutivo gracias a un
acuerdo con “Griegos Independientes”, una formación que no llega a ser
ultraderechista pero sí populista de derechas. En Austria, el canciller
Sebastian Kurz, conservador, accedió al poder, en 2017, gracias a los apoyos
del partido ultra FPÖ. En Suecia, Stefan Löfven, del Partido Socialdemócrata
Sueco, recurrió en las elecciones de 2018 a los apoyos de ultras para seguir en
el poder, pero actualmente está en funciones en el cargo tras una moción de
censura. En Polonia, el derechista partido Ley y Justicia ganó las elecciones,
en 2015, y, desde entonces, gobierna su candidato, Mateusz Morawiecki, aunque
hay controversia a la hora de calificar a este partido, que sí es
ultraconservador y muy tradicionalista. El otro gobernante ultra en Europa es
Viktor Orbán, en Hungría.
El Elíseo advierte a ‘Ciudadanos’: “No
puede haber alianzas con la ultraderecha en España”.
La Presidencia francesa
“vigila de cerca” las conversaciones del partido Vox para formar Gobierno en
Andalucía y advierte, especialmente a Ciudadanos, de que “no puede haber
alianzas con la extrema derecha” en España. Una fuente del Palacio del Elíseo
señala a un grupo de corresponsales de medios extranjeros que “trabajar con un
partido de extrema derecha no es algo anodino” y que “lo tendrán en cuenta” en
su “reflexión” para elegir a sus socios en Europa. La fuente reconoce que “por
el momento, no hay una alianza de fondo” con Vox, por lo que no se puede
especular sobre sus posibles consecuencias, pero destaca que las negociaciones
en Andalucía son “un punto de vigilancia” para el Gobierno francés. El Elíseo
recuerda el “fuerte compromiso europeo” del partido liderado por Albert Rivera
y llama a “respetar los principios sobre el fondo y sobre los socios que se
eligen en los gobiernos, incluso en los regionales”. En su análisis, el
resultado de la formación de Santiago Abascal en las elecciones andaluzas
enseña que “España no está a salvo de un sentimiento nacionalista y quizá
también de un sentimiento de renovación política, que ya se había expresado por
la emergencia de dos nuevos partidos, en la izquierda y el centro-derecha, con
Podemos y Ciudadanos”. La advertencia del Elíseo es la más fuerte lanzada hasta
ahora sobre posibles pactos con Vox, después de que la ministra de Asuntos
Europeos, Nathalie Loiseau, rechazase el martes en Bruselas cualquier
compromiso “con un partido de extrema derecha que abandera valores que son
totalmente contrarios a nosotros”. Macron ganó las elecciones presidenciales de
2017 gracias a su apabullante victoria en la segunda vuelta frente a la
ultraderechista Marine Le Pen, con un mensaje europeísta en el que se presentó
como la antítesis de los valores reaccionarios del nacionalismo. La fuente del
Elíseo insistió en que el presidente francés mantendrá este año su “discurso
firme” sobre los derechos humanos y el respeto al derecho internacional frente
a la “ola nacionalista”.
Artículo de 'The
Guardian' sobre Vox, del 3 de diciembre.
Mientras las portadas
nacionales del pasado lunes eran tímidas a la hora de situar ideológicamente a
Vox, la prensa internacional no dudó en calificar al partido de Santiago
Abascal como “extrema derecha'”. Los principales diarios internacionales
destacaron su inesperada irrupción en el Parlamento andaluz y analizaron el
descalabro del PSOE en Andalucía. “La extrema derecha gana escaños en una
región española por primera vez desde Franco”, tituló The Guardian el 3 de
diciembre. “Sorpresa en España, la extrema derecha entra en el Parlamento
regional de Andalucía”, rotuló el diario italiano La Reppublica. La prensa
internacional activó la alerta por la extrema derecha en España. Tras el 'New
York Time', varios medios internacionales mostraron su preocupación por el
pacto en España con la ultraderecha.
El periódico The New York
Times publicó un amplio artículo en el que repasa la ideología de Vox y
advierte sobre su consolidación en el panorama político. “La extrema derecha
española ha vuelto a encontrar su voz en este partido nacionalista y
antinmigrante”, anunció en el primer párrafo. “Vox predica valores
conservadores incrustados en la monarquía de España y el catolicismo romano,
incluida la eliminación del derecho al aborto”, escribió el periodista, Raphael
Minder, quien ya se encargó de exponer la aparición de Vox en la región. En el
artículo titulado “El partido de extrema derecha, antiinmigrante Vox gana un
punto de apoyo en España”, el periodista retrató al líder del partido, Santiago
Abascal, de quien recalcó su orgulloso de llevar una pistola encima. Además,
subrayó sus relaciones con los nacionalismos de extrema derecha en Europa, como
Viktor Orban en Hungría, AfD en Alemania, Marine Le Pen en Francia, con los que
comparte una “fuerte aversión por los inmigrantes, especialmente los musulmanes”.
E incluyó, en la lista de aliados, al ex jefe de estrategia de Trump, Steve
Bannon. El diario estadounidense situó la crisis catalana como uno de los
puntos de tensión interna que han favorecido el fortalecimiento del partido de
Abascal. “El conflicto catalán ha reactivado el nacionalismo español, que ha
sido alquitranado por su vinculación a la dictadura de Franco”, afirmó la
politóloga Astrid Barrio en el artículo. Por ahora, concluyó Minder, Vox está
disfrutando de su papel privilegiado en las negociaciones políticas en
Andalucía, donde se necesita su apoyo para garantizar un nuevo gobierno de
coalición de derechas y cuyo líder “ya advirtió a los partidos más grandes que
Vox no podría ser tratado como 'un felpudo' en las negociaciones”.
El acuerdo entre García Egea (PP) y Ortega
Smith (Vox) es tan nauseabundo como la sonrisa sádica de ambos.
“El pacto de PP y Vox
constató que lo que han tratado durante años de hacer pasar por una gaviota
era, en realidad, un aguilucho”, escribe David Bollero en Público. “Escuché a
los más diversos analistas políticos minimizar el documento suscrito entre PP y
Vox. Craso error. Aunque es verdad que si empleáramos el lenguaje de Vox
podríamos decir que clavó rodilla en suelo y se humilló ante el PP, reculando
respecto a sus pretensiones iniciales, no es menos cierto que contiene un
trasfondo inquietante. El tufo neofascista, xenófobo, machista y clasista que
desprende el acuerdo suscrito entre García Egea (PP) y Ortega Smith (Vox) es
tan nauseabundo como la sonrisa sádica de ambos. ¿Para qué sirve una consejería
de la familia? ¿Qué clase de familia? Porque no podemos olvidar que, por mucho
en sus filas militantes haya gays dentro y fuera del armario, el PP fue el
partido que se opuso al matrimonio de personas del mismo sexo y Vox ha cargado
siempre duramente contra el colectivo LGTBI. No podemos obviar, además, que el
PP fue el que privó a las parejas homosexuales del derecho de la reproducción
asistida… Esa es su familia. En el documento suscrito por la derecha se
explicita la eliminación de toda convocatoria de subvenciones a personas
físicas o jurídicas que no cumpla evidentes fines de utilidad pública y social.
Tras este enunciado se oculta la amenaza machirula del número uno de Vox en
Andalucía, el juez prevaricador Francisco Serrano, cuando cacareó que su
objetivo era eliminar los chiringuitos supremacistas feministas. Las
asociaciones y colectivos que luchan por defender la igualdad entre hombres y
mujeres y combaten la violencia de género están en peligro, gracias a PP, Cs y
Vox”….
Pablo
Casado, presidente del PP.
“Pablo Casado juega con
fuego”, titula Enric Sopena en ElPlural.com. “Con los Reyes Magos se ha puesto
fin a la pausa navideña y se abre el ciclo político más desconcertante de los
últimos tiempos: El Gobierno trabaja para profundizar en las imprescindibles
reformas sociales que los de Rajoy Brey se llevaron por delante, y la derecha
de Pablo Casado, que niega la corrupción en su partido, anda ocupada en que Vox
les dé el visto bueno para empezar a mandar en Andalucía. Es evidente que no
quedan líderes con coraje en el PP, cuando el presidente del principal partido
de la oposición tiene que estar a rebufo de lo que decida un partido
minoritario y ultraderechista, que niega los valores que tanto esfuerzo y dolor
han costado alcanzar. Vox se está saliendo con la suya. No podía imaginar que
en tan poco tiempo conseguiría ser el centro de la atención mediática. Y ahí
está el líder que representa la esencia ideológica de ese partido, Santiago
Abascal, un hombre que, asegura, llevar siempre una pistola encima (¿también
cuando monta a caballo?) y que recuerda los peores momentos de Trump y de
Bolsonaro. Mientras, la caverna mediática hace su trabajo arreciando contra los
detractores de la ultraderecha, con el sobado argumento de que es mucho peor lo
de Pedro Sánchez, por sus relaciones con los partidos catalanes y vascos que
-no lo olvidemos- tienen todos representación parlamentaria en el Congreso y en
el Senado. Como si agitar al malvado Sánchez condujera a ignorar la ideología
de Vox, que cada día produce más alarma y que hace temblar las piernas de
bastantes adscritos a Ciudadanos. Ellos, que hasta ahora se creían el ombligo
del centro… A su vez, Pablo Casado se traga los sapos de Vox sin sonrojo, a la
espera de situar a Juanma Moreno al frente del nuevo Gobierno andaluz. Las
exigencias de Abascal para convertir en papel mojado los proyectos para
erradicar la violencia de género no han borrado su sonrisa de joven triunfador,
a pesar de que está en manos de una ultraderecha que dice tener las cosas muy
claras. El segundo de a bordo de Vox, Javier Ortega, fue rotundo en una
entrevista radiofónica el 27 de diciembre: “En cada votación y en cada ley
tendrán que hablar con nosotros (…) Con nosotros no hay sorpresas: no seremos
veletas como algunos” (…) Ciudadanos podría ser clave en lo que nos viene
encima. Pero los inciertos orígenes de la formación y la falta de criterio
definido de su líder, Albert Rivera, inspiran poca confianza. Pero, Pablo
Casado se ha echado al monte con el empeño personal de consolidar su sillón, antes
que cualquier otra cosa. Juega con fuego y lo malo es que nos puede quemar a
todos”.
“Ciudadanos:
colaboracionistas cantando la Marsellesa”, titulaba Juan Carlos Monedero el
pasado jueves, día en que la derecha más rancia firmaba los pactos para poder
gobernar en Andalucía. “El susto de las gentes de bien está justificado, pero
no puede paralizarnos. Es un fantasma que regresa, pero hay que tirar de su
sábana. Cuenta Boaventura de Sousa Santos, que de la revolución francesa
nacieron los conservadores, los liberales y los socialistas. Todos ellos tenían
profundas diferencias, pero en cualquier caso asumían los avances que
significaba la revolución frente al antiguo régimen. Creían en la separación
entre la iglesia y el Estado, en la universalidad de los derechos, en la
superación de las jefaturas del Estado hereditarias o en una idea de patria
excluyente basada en el odio a algún grupo. Pero ahí estaban siempre los
reaccionarios. El problema es que los reaccionarios siempre han tenido la
posibilidad de crecer en tiempos de crisis. Basta que la izquierda fracase en
la construcción de un mundo más decente para las mayorías. De ese fracaso nace
la reacción. Cuando los sectores populares quieren reducir un poco las
desigualdades, el reaccionarismo se convierte entonces en el plan B de
liberales y conservadores. Los reaccionarios son capaces de sumar a liberales y
conservadores porque siempre tienen un sesgo de clase. La derecha termina
haciéndose colaboracionista… Ahora que los mentirosos quieren volver a las
andadas hay que sacar a la luz cada una de sus mentiras. Ha sido Ciudadanos
quien ha metido a VOX en el gobierno de Andalucía. Que el PP y VOX son lo mismo
lo sabe todo el mundo. Los colaboracionistas son los de Ciudadanos. Todos bajo
el alero del falangista más viejo del grupo, José María Aznar. Sería bueno que
los liberales europeos echen de su lado a los amigos españoles de Le Pen como
Albert Rivera. Porque lo único peor que un nazi es un colaboracionista. Y para
algunos son incluso peores porque no se les ve venir”.
Vox vuelve en Andalucía con caza, toro, flamenco y Semana Santa.
“Beso negro a tres
bandas”, titula David Torres en Público. “Moreno y Marín han tardado un mes en
repetir la secuencia del beso en la boca entre Michael Caine y Christopher
Reeve en La trampa de la muerte, una intrigante película de enredo criminal
donde tenían que ocultar a todo el mundo su condición de homosexuales. Caine
cuenta en Mi vida y yo (libro de memorias fabuloso donde los haya) que antes
del rodaje Reeve y él acordaron llevar la actuación hasta el límite, pero con
los labios sellados con pegamento y la advertencia previa de que a ninguno de
ellos se les ocurriera asomar ni siquiera la puntita de la lengua. “Fue el beso
con las bocas más cerradas de la historia del cine”, asegura Caine. Marín y
Moreno le han dado una vuelta de tuerca a la dificultad extrema de la escena
introduciendo un tercero en discordia, el ex juez Serrano de Vox, y además
cambiando el beso en la boca por un beso negro.(…) Entre las 19 propuestas de
Vox para investir a Moreno como presidente de la Junta de Andalucía se
encuentran el desmantelamiento del estado autonómico, la expulsión inmediata de
52.000 inmigrantes, la creación de una consejería de Familia con un plan
integral de aumento de la natalidad, la oferta de cambiar la celebración del
Día de Andalucía al 2 de enero para conmemorar el final de la Reconquista, una
ley de protección de la tauromaquia, otra ley de Protección de la Cultura
Popular que incluya al flamenco en la categoría de folklore, la derogación de
la ley de igualdad y no discriminación de personas LGTBI y la derogación de la
ley de igualdad de género. Lo extraño es que no hayan pedido el traslado de la
capital de Madrid a Puerto Hurraco o a Atapuerca. Desde que aparecieron allá en
Gibraltar, disputando la soberanía del Peñón a los monos, los correligionarios
de Vox han saltado a la palestra como Jean Reno y Christian Clavier en ‘Los
visitantes’ no nacieron ayer, aquella lamentable comedia francesa donde dos
energúmenos medievales aterrizaban en nuestra época emprendiéndola a mandobles
contra automóviles, cabinas de teléfono y cualquier otro objeto que les
resultara raro. He intentado ver el bodrio entero en varias ocasiones, pero me
ocurre igual que con el programa de Vox, que no hay quien se lo trague. Me lo
he tropezado en televisión por el principio, por el medio y por el final y
nunca he podido pasar de dos minutos tras un ataque de vergüenza ajena. No
había más que el equívoco de un par de mostrencos fuera de época, espantados
ante cualquier signo de progreso”.
Fotomontajes e imágenes
sorprendentes de esta última semana:
“America
First”, “Prima l'Italia”, “la France d'abord”, “España primero”… Ya sea Trump,
en EEUU; Salvini, en Italia; Le Pen, en Francia… o Abascal, en España, ese
mensaje de “los de aquí primero” se ha convertido en el nuevo lema de la
ultraderecha para promover su viejo discurso de siempre: la xenofobia. Ahora,
un migrante senegalés ha respondido a ese discurso desde el campo de Pino
Montano, en Sevilla. Serigne Mamadou grabó un vídeo
en el que se dirige al líder ultraderechista, al que no quiere nombrar: “Son
las 6 y algo, las 7 menos algo y hace menos 3 grados o menos 4. […] Esto es lo
que hacemos nosotros, los inmigrantes, trabajar. Buscando algo de dinero para
llevar a África, para que nuestra familia coma. No vemos a robar ni a vender
droga, ni para hacer nada malo a nadie”, asegura Mamadou al compartir el vídeo
en Facebook habiendo reproducido en poco tiempo más de 1,2 millones de visitas.
El inmigrante, indignado, que deja a Vox las cosas claras.
Propuesta de Vox para Andalucía.
No te lo perdonaré nunca,
Carmena, dicen que ha dicho mientras pataleaba... (Juanjo)
La prensa informa de cómo sufre la reina Letizia "la cuesta de enero" al tener que repetir vestido.
El Jueves. El PP ve
inaceptable que VOX sólo quiera expulsar a 52.000 inmigrantes. Estamos muy
decepcionados con VOX, pensábamos que eran xenófobos de verdad, declaraba
Casado.
Ataúd por la muerte del Estado del bienestar durante
el 15M en Palencia.
Ya tienes tu muro, cabrón.
El humor en la prensa de esta semana: El Roto, Peridis, Vergara, Manel F., Pat, El Jueves, J.R. Mora, Malagón, Pedripol, Nieto…
El pacto.
El resplandor.
Ese partido.
Acuerdos y apoyos.
El chiringuito
Grandes hits.
Ciudadanos, inflexible
Coherencia.
Pep Roig, desde Mallorca,
La contaminación chupada, Es invierno y hace frío. ¡Qué desastre!, Lo que diga
el apuntador, Por derecho, Autómata, Pacto simulado de dos que son tres…
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