miércoles, 22 de mayo de 2019

Bronca y esperpento en el Congreso.


 Sesión constitutiva de la XIII Legislatura del Congreso de los Diputados. Foto de Dani Cago

Los diputados de Vox, copando los primeros puestos del Congreso.

Observé ayer con asombro y curiosidad las primeras escenas que las distintas televisiones nos ofrecieron del nuevo Congreso de Diputados. Vi un tanto sorprendido el ‘show’ de los diputados de Vox, sentados en el sitio habitual del PSOE y ocupando el lugar del Gobierno horas antes de iniciar las nuevas Cortes. Vi a una recién elegida presidenta y a los miembros de la Mesa de la Cámara, prometiendo y jurando el escaño, y a unos diputados procesados hacerse las estrellas del momento. Escuché la forma de protestar de los diputados de la derecha que no querían oír las palabras de los 15 de ERC, los 7 de JxCat y los 4 de EH Bildu. Distinguí claramente el tono bronco del partido de extrema derecha, golpeando la mesa cada vez que un diputado acataba el cargo en catalán o euskera e impidiendo de esta forma que se les escuchara. Y vi a Oriol Junqueras moviendo los labios mientras decía sin que se le escuchara: “Desde el compromiso republicano, como preso político y por imperativo legal, sí prometo”. Algunos prometieron: “Por la libertad de las presas políticas y exiliadas, por la República, sí prometo”. Otros, en su caso los 4 diputados de EH Bildu, prometieron el cargo “por imperativo legal y hasta que establezca la República vasca”…

Los repetidos golpes, abucheos y gritos dificultaron la audición de los acatamientos de los parlamentarios procesados. Algún diputado republicano hizo mención al “mandato” del 1 de octubre y al pueblo de Catalunya, en referencia al referéndum ilegal de independencia de 2017. Pero a ninguno de ellos pude escuchar con claridad lo que decía debido a la protesta y pataleo de la extrema derecha que no lo permitió. El feo espectáculo que ofreció ésta desdibujó el acto en el momento en que los diputados de ERC, del JxCat o de EH, acataban la Constitución, prometiendo o jurando el escaño. Y eran contestados con furia y enfrentamiento por parte de sus adversarios ideológicos cuyas protestas me recordaron más el show de un patio de colegio, con abucheos de todo tipo y reproches entre rivales políticos. 

Los diputados del grupo ultraconservador no dejaron de golpear sus escaños cada vez que los parlamentarios catalanes tomaban la palabra e impidieron el normal desarrollo del acto de acatamiento de la Carta Magna. De esta manera, los 24 diputados de Vox estrenaron su estrategia parlamentaria, tratando de boicotear el acatamiento de la Constitución de los parlamentarios catalanes, en especial de aquellos que se encontraban en situación de prisión preventiva a raíz del juicio del “procés”.

Por su parte, Albert Rivera, líder de Ciudadanos, cobró protagonismo, pasando por encima de Casado para quien la sesión constitutiva fue “bochornosa y una vergüenza nacional que el PP no puede tolerar”. A su juicio, “no se merecer la Cámara ni la historia de España”. Rivera protestó airadamente y exigió que las fórmulas esgrimidas por los diputados independentistas no fueran tenidas en cuenta. Y denunció la forma de acatar la Carta Magna de los diputados catalanes. “Se ha permitido que se hable de presos políticos en esta Cámara. España es una democracia. Le pido que actúe. La Mesa debe actuar de inmediato y suspender automáticamente a los presos”, espetó a la presidenta del Congreso, que ya esperaba esta trifulca. Esta le recordó que el Tribunal Constitucional ya sentó jurisprudencia respecto a esta polémica, permitiendo que se empleasen las fórmulas deseadas libremente por cada diputado. A la salida del Hemiciclo, los portavoces de los partidos políticos han ofrecido su visión sobre lo ocurrido, y una vez más, las reacciones fueron enfrentadas, como parece que será el resto de la legislatura.

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