sábado, 18 de enero de 2020

Julio Anguita: “La izquierda debe dar lecciones de educación y no caer en la provocación”.



“Por fin, España tiene gobierno. ¿Lo ha celebrado?” Es la pregunta a la que contesta Julio Anguita en la entrevista publicada en Insurgente.org: “Ni lo he celebrado ni lo he dejado de celebrar. Simplemente, visto el espectáculo del otro día en el Congreso, lo que trato es que el lector piense para qué tanto exabrupto y espectáculo vergonzoso por parte de la derecha.  Cómo sus señorías pueden llegar a tanta degradación y cinismo. Pero o se corrigen o van a perder. La izquierda debe dar lecciones de educación, no caer en la provocación. A la gente le gustan las buenas maneras. (…) Nuestra derecha no es en absoluto homologable con Europa. Por la poca historia que conozco, me recuerda a la peor época de Fernando VII. Intransigentes, distorsionadores de la realidad, tendenciosos y mal educados en extremo. Le pediría a la izquierda que diera ejemplo de educación. El pueblo necesita que sus políticos sean duros, combativos, a veces acres, pero, por favor, educación. Han perdido todos porque están acostumbrados a mandar y se han creído que el cortijo es suyo. Creen que su política económica es la única verdadera, y, lo más cínico es cuando se llaman constitucionalistas. Estos señores hablan de la Constitución para defender al Rey y la unidad de España, pero es una constitución mal entendida. En este tema, la derecha nunca ha tenido inteligencia. En el fondo, le tienen pánico a la Constitución. El papel de la izquierda es ahora quitarles esa falsa bandera, la impostura de que son constitucionales. Eso se hace con inteligencia y colocándolos frente a la contradicción”.

¿Cuál sería su receta para Cataluña? ¿Cuál debe ser el límite? “Siendo firmes con el independismo. Sabiendo manejar los dos caballos del coche. En un momento, el pueblo catalán tendrá que dar su opinión, vinculante o no. Ahora bien, una consulta pactada entre todos desde la sensatez y en la que no decida un 52%. Hay que tener un quórum mínimo. En Andalucía, el 28-F hubo que superar el censo. Pero los catalanes tienen que evitar la vía unilateral, que es soñar. El independentismo ha metido la pata y ha creído que podía luchar contra el Estado y que esto era un cuento. Ha engañado a sus propios militantes. Una parte se radicalizó cuando los indignados catalanes rodearon el Parlamento.Cuando en la historia de Cataluña aparece la cuestión social, el nacionalismo se radicaliza. Para defenderse de la cuestión social, le ha echado la culpa a Madrid. Cambó, por ejemplo, financió la campaña de Franco, y hay que recordar el apoyo de la oligarquía catalana a la dictadura de Primo de Rivera. Lo que nadie quiere ver en este conflicto es el conflicto de clases. Si mañana hay una política de izquierdas moderada –y digo moderada no porque yo lo sea, sino teniendo en cuenta lo que hay–, si la gente tiene empleo y salario dignos, el independentismo baja, porque detrás del independentismo hay mucha radicalidad social disfrazada. El nacionalismo ha puesto la enseña para vehiculizar toda la tensión social.

¿Será muy difícil en esta legislatura acometer grandes reformas pendientes? “Va a ser un combate en permanente cuerpo a cuerpo. Todos nos jugamos mucho. Tal y como está el patio y los intereses económicos. No olvidemos que las grandes empresas tienen partido, la derecha en todas sus versiones; que la Iglesia tiene su partido, la derecha en todas sus versiones. Mire lo que están diciendo algunos obispos: que se rece a la Virgen porque se está rompiendo España. Están en su derecho, aunque me parecen expresiones de otro siglo. Hay una determinada parte de la población que se instala en los lugares comunes de un sentido común muy reaccionario… Eso está ahí, y van a estar esperando cualquier fallo, y nos va a llevar a los militantes de izquierdas a tener que combatir con la palabra y la razón. Aquí hago otra vez el llamamiento: esto es para que la izquierda se movilice y no vale ninguna excusa… Movilizarse es atender, estudiar, razonar, militar, reunirse con la gente, no levantar el puño 70 veces y cantar la Internacional. Soy militante del PCE y de IU. Me siento miembro de Podemos, de Equo, de los que digan que esto no puede seguir así. Esos son los míos. Quisiera que, dentro de poco, nuestras organizaciones nos convocasen y dijeran: espabilad. Si las organizaciones que van a gobernar no hacen eso, están perdidas, porque no se gobierna solo con los medios de comunicación. La derecha tiene fuerza, porque tiene a la banca, a la Iglesia, al capital. Nosotros tenemos que tener la nuestra y estar organizados.

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