jueves, 9 de enero de 2020

“Las horas pasan y los fachas se desesperan”.





Juan Tortosa, en el artículo “Las horas pasan y los fachas se desesperan”, recuerda que a la derecha ultramontana le va a costar digerir que quienes hasta hace poco estaban protestando en las calles, reclamando un cambio en la manera de hacer política, puedan, a partir de ahora, andar representándonos por medio mundo con una bandera y un himno que ellos consideran solo suyos. “Ese gobierno inédito -dice-, partirá con un programa amplio y sólido, pensado para mejorar la vida de la mayoría, un ejecutivo que tendrá que adoptar medidas también inéditas con las que desarmar los vaticinios de tanto agorero desaforado. De tanto gamberro y vocinglero dedicado a poner a diario el grito en el cielo y que, si se consuma la coalición, no tendrá reparo alguno en elevar el listón de los ataques haciendo el mayor ruido posible y obligando al gobierno a defenderse de patrañas que le robarán mucho tiempo del que necesitan para hacer el trabajo para el que han sido elegidos.

“Quienes atacan con saña el gobierno de coalición que puede formarse lo hacen porque temen su solidez. Saben que quienes ocuparán las carteras en nombre de Unidas Podemos no son, ni mucho menos, cuatro indocumentados. Saben, además, que, por primera vez, quizás, podrán levantarse según qué alfombras que llevan lustros pegadas al suelo y que, si eso se hace, puede que acabemos conociendo según qué cosas que quienes ocuparon el poder hasta ahora nunca quisieron que conociéramos. Ese es uno de los mayores miedos que tienen, que ha llegado el momento de pasar la ITV. Por eso se envuelven en la bandera de todos como si fuera exclusivamente de su propiedad, por eso ladran insensateces y llaman sin pudor a la rebelión de jueces, políticos y militares.

“Destrozaron España y siguen empeñados en continuar haciéndolo. Y en el colmo de la ironía, acusan de querer romperla a quienes aspiran a poner un poco de esperanza en tanto desencuentro. Porque ¿cómo se puede romper lo que ya está roto? Lo que hay que hacer es recomponerlo, y para eso hace falta mucho trabajo y tiempo. Dos cosas que los ultras, con la ayuda de la Iglesia y de tantos otros poderes que intuyen su pérdida de influencia, no quieren que el nuevo gobierno tenga ni en broma. Las horas pasan y los fachas se desesperan. El suspense, hasta el último minuto, será inevitable”.

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