Al suprimir la educación privada, Finlandia disminuyó las desigualdades.
El éxito de la educación en Finlandia tras limitar a
tan solo un 2 % los colegios privados
El sistema escolar
finlandés es uno de los más celebrados en el mundo, especialmente por sus
buenos resultados en los Informes Pisa, la evaluación que realiza la OCDE cada
tres años. En las evaluaciones de desempeño, sus niños y adolescentes alcanzan
los más altos puntajes a nivel global. El sistema del país nórdico pondera la
cooperación por encima de la competencia, sus maestros gozan de gran prestigio
social y la educación es pública y gratuita, para todos y en las mismas
condiciones, entre los 7 y los 16 años. De esta forma, Finlandia consiguió casi
abolir la educación privada y limitar las condiciones que a medio y largo plazo
producirían desigualdades en la sociedad, convirtiéndose en una de las
historias de éxito educativo global de la era moderna.
Diferentes publicaciones
aseguran que el éxito de la educación en Finlandia está en la abolición casi
total de la educación privada. El país cuenta aún con colegios privados, aunque
sólo representan un 2% del total. La política en materia educativa tuvo como
objetivo disminuir las desigualdades entre sus habitantes. Y Finlandia es hoy
una de las sociedades menos desiguales y una de las sociedades con las menores
brechas de desigualdades entre sus ciudadanos.
Según León A. Martínez en
El Economista.com, las políticas públicas en Finlandia desafían el sentido
común. “Dan vivienda, sin condiciones, a personas que de otra forma tendrían
como techo el cielo y sus nubes —a lo que debe sumarse la nieve, recordando que
es un país situado al norte del mundo—, y les otorgan asistencia para buscar
trabajo. Este país tiene en marcha un programa, en fase experimental, de
entregar una renta básica a cada ciudadano por el solo hecho de ser ciudadano,
es decir, a cambio de nada”.
El sistema escolar
finlandés prescinde de las tareas —esas labores que sistematizan la repetición
y que nos preparan además para ser productivos a toda hora—, y se enfoca en que
el aprendizaje sea una actividad placentera, como señala el cineasta Michael
Moore en su documental “¿Qué invadimos ahora?”. A pesar de éstos y otros
contrasentidos, el sistema escolar finlandés es uno de los más celebrados en el
mundo gracias a que en las evaluaciones de desempeño sus niños y adolescentes
alcanzan los más altos puntajes a nivel global, por lo que es objeto de
estudio. Su sistema escolar pondera la cooperación por encima de la competencia
y sus maestros gozan de gran prestigio social. El resultado de esta reforma no
sólo fue el cerrar la brecha de logros entre los estudiantes más ricos y más
pobres, sino que también convirtió a Finlandia en una de las historias de éxito
educativo global de la era moderna.
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