jueves, 16 de septiembre de 2021

La guerra del Rayo Vallecano: un estadio (vacío) contra su directiva.

Una de las entradas del estadio del Rayo Vallecano.

Raúl Martín Presa, presidente del Rayo.

Directiva y afición del Rayo Vaticano llevan años enfrentados y el último episodio del desencuentro ha sido el estreno en casa en la máxima categoría: solo fueron 583 personas, de las 2.000 entradas a la venta. Raúl Martín Presa, presidente del Rayo que acabó ascendiendo de categoría, fue duramente abucheado. El presidente de Federación de Peñas, Antonio Castilla, mostró frente a él su indignación: “Este hombre no consulta nada con la afición representativa y hace lo que le da la gana. Es como un dictador. Se cree que el Rayo es una empresa, pero un club de fútbol tiene una parte social”. El último conflicto deriva de que los abonos no se han podido renovar aún, y las entradas para el primer partido se pusieron a un precio fijo de 25 euros por lo que solo se vendió la cuarta parte.

“Medio millar de aficionado —comenta Víctor Honorato en ElDiario.es— acudió al estreno en Primera División en medio del continuo enfrentamiento entre la directiva que preside Raúl Presa y los seguidores del equipo, que se revuelven desde hace años contra una gestión que consideran de espaldas a ellos y al barrio. Las jugadoras del equipo femenino empezaron la pretemporada sin contratos laborales en vigor, firmados a última hora tras protesta de la Asociación de Futbolistas y amenaza de inspección de la Seguridad Social. El club achacó el problema a que los encargados del trámite se habían ido de vacaciones sin permiso. Al enterarse, el jefe de contabilidad dimitió del cargo. No era la primera vez que la situación de las jugadoras llamaba la atención. En diciembre de 2020, la plantilla se quejó de que después del partido solo les hubiesen dado un bocadillo de jamón york. El club dijo que, desde el punto de vista dietético, el tentempié cumplía los requisitos.

“En oposición frontal a Presa está Accionistas ADRV, la plataforma que engloba a los aficionados que poseen una participación minoritaria en el club. Este sector apunta a que los problemas vienen de lejos. Presa, hijo de un empresario con negocios de serigrafía, tomó en 2011 el relevo de la familia Ruiz-Mateos, que había hecho del club una carta más del castillo de naipes que demostró ser su holding empresarial. Tras un acuerdo opaco y el pago de una cantidad simbólica, el flamante directivo, con el asesoramiento jurídico del por entonces abogado Javier Tebas, hoy presidente de la Liga, sacó al equipo del concurso de acreedores en tiempo récord, previo ascenso a Primera. Y Jesús Fraile, apoderado con la anterior directiva está pendiente de entrar en prisión por no pagar el IRPF y el IVA del Rayo en varios ejercicios de la última etapa de Ruiz-Mateos. También está condenada en firme Teresa Rivero, esposa del empresario jerezano y antecesora en el cargo de Martín Presa.

Vallecas es un barrio obrero, de fuerte tradición izquierdista, que se manifiesta en la afición del equipo. Con todo, en la época de los Ruiz-Mateos, recalcitrantemente de derechas, se había llegado a una entente, pese a todos los desmanes financieros. La masa social tenía cierto cariño por Teresa Rivero, a la que se recuerda llevando a los nietos al estadio para el roscón de Reyes, o paseando a los jugadores por el barrio en autobús. Con Presa, nada de eso se ha repetido, con el agravante del fichaje de Román Zozulia, jugador ucraniano que se identificó con los sectores fascistas del golpe de estado en su país, en 2014. La contratación se llegó a firmar, pero ante las airadas protestas de Bukaneros, la peña más radical, el club desistió del fichaje.  Hoy en día, todavía se recuerda cómo la presencia en el palco de dirigentes del partido ultraderechista Vox incendió los ánimos, o cómo unas 300 personas protestaron simbólicamente yendo a “desinfectar” el estadio, vestidos con trajes aislantes.

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