Manual de instrucciones.
Luis García Montero,
compañero de Almudena Grandes, quien nos dejó el pasado 27 de noviembre, escribió
el pasado sábado en InfoLibre este Manual de instrucciones:
“Permitidme que hoy
cuente mi vida, pero no desde un punto de vista privado. Cumplir años, vivir,
es un ejercicio que deja secuelas no ya en la piel, sino también en el corazón
y la cabeza. El poeta Ángel González lo escribió así cuando vivía un mal
momento: ‘Para vivir un año es necesario / morirse muchas veces mucho’. Y,
desde luego, hay situaciones en las que vivir resulta duro: ‘¡Mover el corazón
todos los días / casi cien veces por minuto’.
“En el mejor de los
casos, el paso de los años y las muertes convierte al mundo en un lugar ‘ancho
y ajeno’. El título de la novela del peruano Ciro Alegría refleja bien la
sensación de habitar un tiempo que ya no es tuyo, una luz que ya no te
pertenece, cada vez más alejada no de la actualidad, sino de la manera en la
que se vive la actualidad. Ahora que el tiempo se ha convertido en una
mercancía de usar y tirar, la memoria corre el peligro de abrirse como una caja
de Pandora cuando uno se empeña en mirar el mundo.
“Hay que tomar
precauciones. El Prometeo que quiso otorgarle el fuego a los seres humanos tuvo
que colocar en su equipaje el valor de la previsión. Necesitó analizar los
rumbos que iban a seguir de día en día las antorchas encendidas. Ser amigo de
los mortales conlleva sus riesgos. La primera precaución es no comportarse como
un viejo cascarrabias, como un anciano empeñado en que el mundo gire con los
mismos códigos de la propia juventud. La mercantilización del tiempo rompe en
su vértigo el diálogo generacional y los vínculos de la memoria, porque los
viejos cascarrabias y los jóvenes adánicos, esos que se lo inventan todo, todo,
como si nada hubiera sucedido antes de ellos, impiden con su soberbia una
conversación al calor de la hoguera.
“Los años con su rencor
nos dan un fuego de la vida poco dialogante, nos queman, nos reconstruyen como
Víctor Frankenstein fabricó a su monstruo, a su moderno Prometeo. Y conviene
ser precavido, tener cuidado. Pero el peligro de no querer apoderarse de la
razón, de procurar no ser un viejo cascarrabias, es que poco a poco la vida se
hace ancha y ajena. Resulta difícil que el sentimiento del amor, que nos ata a
los compromisos privados, se convierta en una virtud política. En medio del
caos, de las mutaciones, de las nuevas formas de control y manipulación, de ese
nuevo Frankenstein de la inteligencia artificial, de los debates sobre la democracia
y los sentidos de la identidad y la pertenencia, es conveniente hacerse una
guía para negociar los mil matices de la desorientación. No me gusta andar del
todo a tientas.
“En este mundo que no es
mi mundo, en este tiempo que no es el mío, la forma de anclaje con mi propia
ideología tiene que ver con la Declaración Universal de los Derechos Humanos y
con algunas reflexiones experimentadas a lo largo del tiempo. Paso a enumerarlas,
confesando así mi propio manual de instrucciones:
1. La libertad democrática no debe
confundirse con la ley del más fuerte.
2. No deben confundirse los deseos con los
derechos.
3. El respeto a la diversidad no puede ser un
camino a la fragmentación sectaria, sino una invitación a la convivencia.
4. Cuidado con las expresiones poéticas: la
inteligencia artificial no existe.
5. Cuidado con las buenas causas que se
convierten en legitimaciones de malas injusticias.
6. El olvido es la peor negación del futuro.
7. Las guillotinas ideológicas separan las
cabezas y los corazones.
8. Antes de decir lo que pensamos conviene
pensar lo que decimos.
9. El concepto de pueblo es peligroso en
manos de quien se dedica a invertir en analfabetismo e incultura.
10 La injusticia social y el desamparo hacen
que los discursos totalitarios arraiguen entre los seres ofendidos.
11 Sólo el amor es más fuerte que el odio.
Sólo el amor resiste a la muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario