viernes, 31 de diciembre de 2021

Adiós, año viejo; hola, año nuevo.


Este año, como otros, la oferta televisiva se ha esmerado más en presentar los programas de las teles de cara a la despedida del año viejo y presentación del nuevo que por explicar si tapujos lo que realmente ha supuesto cada uno de ellos. Anne Igartiburu y Ana Obregón volverán a presentar juntas la última noche del año aunque la última dio positivo por Covid-19 y será sustituida por Jacob Petrus. Cristina Pedroche y Alberto Chicote pretenden ser los protagonistas en Antena 3 (medio país pendiente del vestido o del desnudo de Pedroche, quien asegura que es “poesía”). Cristina Pardo vuelve a La Sexta, pero este año acompañada de Dani Mateo con el que las risas están aseguradas. Paz Padilla y Carlos Sobera pretenden dar su punto de humor en la Cuatro y Telecinco. E Ibai Llanos se apunta a las campanadas con Ramon García desde La Puerta del Sol. Este último ya ha presentado 18 Campanadas y 14 especiales de Nochevieja en cuatro décadas y desde Twitch, ha confesado que “odia la Navidad” y que está “deseando que sea ya 7 de enero”

En una entrevista en El País, Ramón García explicó que la razón de su aversión a estas fiestas está en su infancia. “Mis padres eran hosteleros, y, en estas fechas, siempre estaban trabajando, íbamos a la contra de los demás. Eso se me quedó enquistado desde niño”. A esto hay que añadir que el 2021 ha sido un año amargo para el presentador: “Mis padres han muerto en dos años, mi madre el 2 de noviembre, y yo me he divorciado”, desveló. “El 2021 fue el año más duro de mi vida. Durante estas fiestas pensaba ir a Bilbao con mi madre, pero ya no está. Es duro y, en esas fechas, se acentúa mi sensación de soledad. Estar siempre rodeado de gente, cantantes, famosos. Todo alrededor luz y felicidad y yo con el esmoquin diciendo, bueno, tiro para adelante, deseando que llegue el 7 de enero”.

De nuevo, esta noche volverá la gente a la Puerta del Sol, algo que el año pasado con las restricciones no pudimos ver. Y las teles no dejan de recordarnos que es “el momento más interesante de vivir intensamente y de volver a disfrutar de la última noche del año”. Mareado por tanta oferta e indeciso por elegir la mejor o menos tediosa, creo que, finalmente, me refugiaré en algo nuevo y distinto: cerrar la tele y leerme un buen libro.  Así no tendré que soportar tanto tostón visual. Una manera diferente de despedir el año viejo y de encararme con el nuevo. De todas maneras, por más que me concentre en la lectura, no creo que me libere del coñazo de los petardos y de la pirotecnia que se impone en estas fechas sin preguntar si me gusta o me disgusta.

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