viernes, 23 de febrero de 2024

Os de Civís, el pueblo español al que no se puede llegar desde España.

 

Existen municipios rodeados completamente de suelo extranjero, islas de territorios de una comunidad dentro de otra y localidades que han modificado el lado de la frontera en que caían en diversas ocasiones. Sin embargo, no hay caso alguno como el de Os de Civís, una pedanía ilerdense a la que no se puede entrar desde España. La pequeña población del Pirineo leridano es la protagonista de una historia sin igual. Os de Civís, también denominado Aós de Civís, posee el rango de entidad local dependiente de Valles del Valira, en Lleida. Se trata de un enclave único por su condición geográfica: el único acceso que tiene se realiza desde Sant Julià de Loria, ciudad situada en el Principado de Andorra.

Situado en la coma del Seturia y cuna del río Aós, que se genera por la unión de los ríos Setúria y Salòria, se sitúa en el valle homónimo. Este, pese a pertenecer a la vertiente andorrana, siempre ha sido considerado territorio español. Así, la única manera de acceder al resto de municipios vecinos españoles es mediante una pista terriza que asciende hasta el Collado de Conflent, a 2150 metros de altitud, y que habitualmente está cubierta de nieve en los meses de invierno y primavera.

Durante la crisis del coronavirus en la primavera de 2020 una persona fue denunciada al tratar de utilizar dicha ruta, para acceder desde Francia hasta Barcelona. Debido a ello, los propios vecinos trataron de evitar la propagación de contagios en su entorno mediante la colocación de carteles que restringían el acceso únicamente a los propietarios. Muy próximo al pueblo se encuentra el Pic del Salòria, una montaña de casi 2800 metros que domina todo el valle. También corona el Parque Natural del Alto Pirineo, el mayor espacio natural de toda Cataluña. Para llegar al pueblo hay que pasar previamente por Bixessarri, un pequeño pueblo andorrano de 40 habitantes que se suele incluir en las rutas turísticas del entorno debido a su belleza. Bañado por el río Aós, cuenta con una iglesia románica y sus casas, de pizarra negra, respetan la arquitectura pirenaica.

Os de Civís tenía, hace tres años, 79 habitantes censados, pero sus calles se llenan de turistas con el buen tiempo. Cuenta con casas rurales, restaurantes y un hotel. Además, gran parte de las casas, varias de ellas medievales y de arquitectura típica pirenaica, han sido reformadas para poder acoger a una población que estuvo a punto de desaparecer.   Unas inmensas riadas en el año 1982, la falta de electricidad y la de teléfono produjeron una amplia migración de vecinos a otros puntos con más recursos. Tal tendencia se invirtió gracias a una campaña de promoción puesta en marcha por los vecinos del pueblo. Constituidos como asociación, lograron dinamizar el pueblo y reformarlo gracias a la llegada del turismo. La iglesia de San Pere i Santa Margarida, de arquitectura románica y ubicada sobre un antiguo castillo, cuenta con privilegiadas vistas a los paisajes circundantes. Un privilegio capaz de atraer a gran cantidad de visitantes, principalmente franceses.

La situación geográfica ha supuesto que los habitantes de este pequeño pueblo, pese a ser españoles, tengan una estrecha relación con Andorra. Los jóvenes del pueblo se forman en escuelas andorranas. Al tiempo, las instituciones vecinas sustentan el mantenimiento y limpieza de la carretera o financian el servicio de recogida de basuras. En cambio, las votaciones electorales o temas judiciales se resuelven en municipios vecinos españoles y la seguridad ciudadana corresponde a los Mossos d’Esquadra. Para acceder al pueblo necesitan de una autorización especial y lo hacen escoltados por la policía del principado. El suministro eléctrico lo aporta una productora eléctrica de la comarca catalana de Urgell.

Según una vieja leyenda, los prados del Valle de Aós estaban en disputa entre los pastores catalanes y los andorranos. Para solventar su titularidad, se organizó una pelea entre los mejores luchadores de ambos bandos, que se celebró en el Coll de la Botella. La liza se saldó con el luchador catalán como vencedor. Todos los pastos en disputa pasaron a pertenecer, desde entonces, a la parroquia de Aós, y más tarde a España. En ningún momento se ha puesto en duda la legitimidad del acuerdo.

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