martes, 19 de agosto de 2025

Así “forman” los Campamentos carlistas a niños desde los ocho años.

 

Campamento organizado por Cruz de Bogoña.

Se levantan y acuestan con una oración, rezan el rosario, izan y arrían la bandera… Son algunas de las rutinas diarias que realizan los niños, niñas y adolescentes y que cada verano organiza la asociación Cruz de Borgoña en plena Sierra de Gredos.  Cuentan con tres banderas que coronan el espacio con tiendas de campaña en una estructura armada en forma de cruz. En uno de sus extremos, la de España, en otro la de Castilla y León y en el tercero, el más alto, la de la Cruz de San Andrés, usada por los carlistas durante la Guerra Civil.

Marta Borraz habla en ElDiario.es del campamento que arrancó el pasado 1 de agosto en Hoyo del Espino (Ávila), organizado por la rama juvenil del carlismo ultraderechista, en España “Su objetivo es ‘formar’ a los menores en esta ideología que aún pervive en forma de organizaciones minoritarias. Una de ellas es la Cruz de Borgoña, que realiza actividades para niños y jóvenes y tiene vínculos con la Comunión Tradicionalista Carlista (CTC), cuyo lema es ‘Dios, Patria, Fueros y Rey’. Aunque en sus páginas web no especifican posibles nexos, ambas comparten sede central en Madrid, según el registro de asociaciones del Ministerio del Interior.

CTC es, además, la organizadora del Encuentro Tradicionalista de Familias, que se celebra el último día del campamento como colofón final. Hasta entonces, los niños y niñas pasan 15 días en los que hacen deporte o gymkanas y otras muchas actividades marcadas por la ideología carlista y ultracatólica: todo ello puede verse en imágenes difundidas en redes sociales, en las que se entremezclan los juegos y las excursiones con las ofrendas, el llamado “rosario de las antorchas”, canciones a los requetés –los tercios carlistas que lucharon con Franco–, niños y niñas que se cuadran bajo un “¡Firmes!” e incluso talleres de plastilina en los que los asistentes recrean figuras o banderas carlistas, que hoy día suelen verse en manifestaciones franquistas y de extrema derecha.

Con independencia del grupo al que pertenezcan, los asistentes al campamento llevan puestas las clásicas boinas de los requetés, que se movilizaron nada más dar el golpe de Estado de 1936 y tuvieron un papel fundamental como milicia armada durante la Guerra Civil. Para los niños, boinas rojas; para las niñas, boinas blancas. Además, Cruz de Borgoña se dirige a ellos como “pelayos” y a ellas como “margaritas”, que fueron las dos ramas –juvenil y femenina respectivamente– que tuvo el carlismo en los años 30 y durante la dictadura franquista.

“El objetivo es formar para el mañana personas que, conociendo sus raíces, sean católicos coherentes y comprometidos con la vida social”, declara la asociación sobre el campamento que realiza desde 1986. Según explica en el folleto informativo, las colonias cuestan algo más de 300 euros por persona y entre los talleres y jornadas formativas a las que asisten destaca la formación católica, se muestra la Historia de España y del carlismo y la formación “en virtudes”.

Preguntada sobre el enfoque con el que se transmite el pasado, Cruz de Borgoña ha  preferido no responder a ElDiario.es.

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