España sigue ardiendo.
España se quema.
Los incendios continúan arrasando España. Adhik Arrilucea informó en Público que siete comunidades autónomas continuaron bajo el asedio de las llamas: Castilla y León, Extremadura, Galicia, Madrid, Andalucía, Asturias y el País Valencià. El de Chandrexa, en Ourense, ya es el más grande de la historia de Galicia. En Castilla y León ha empeorado la situación con respecto al jueves, con catorce incendios de gravedad en León, Zamora, Salamanca y Ávila “La ola de incendios que asola España en verano revela una crisis social, territorial y ecológica. Las cada vez más frecuentes olas de calor, la despoblación rural y las tendencias cortoplacistas de la política institucional se encuentran detrás de las llamas que recorren la península ibérica. El pueblo leonés atiende, con el corazón en la mano, cómo arde el Parque del Monumento Natural de las Médulas, Patrimonio de la Humanidad. La situación obligó al Gobierno a declarar la fase de preemergencia. ¿Se podía saber que algo así iba a pasar? No es que se pudiera; de hecho, se sabía –se sabe–. Irá peor. Y volverá a pasar. Estas afirmaciones no son la doxa de tertulianos ni la de ideólogos, sino la reiterada advertencia de las voces científicas, una advertencia que se revela política a la luz de los fuegos y que pone de relieve una crisis con tres caras: climática, social y territorial. Peio Oria, físico y exdelegado de la Aemet en Navarra, advierte que el escenario se puede agravar los próximos días. ‘La situación lleva muchos días siendo muy delicada en todo el oeste de la península ibérica’, explica. ‘Excluyendo quizás zonas de la cornisa cantábrica, creo que estas condiciones se van a extender al resto de la península la próxima semana’, por lo que cualquier punto de España es susceptible de sufrir nuevos focos de incendios ‘incluso de manera simultánea’. Algunas de esas condiciones extremas tienen que ver con el hecho de que los incendios son, literalmente, imposibles de apagar. ‘Los incendios son cada vez más incontrolables y desbordan la capacidad de extinción, advierte Mónica Colmena, técnica del programa de Bosques de WWF España. ‘Estamos entrando en la era del colapso’, alerta. Y Cristina Santín, investigadora del Instituto Mixto de Investigación en Biodiversidad, explica que cuando las llamas son muy intensas, grandes y rápidas, ‘da igual los medios que tengas. No lo vas a poder apagar’.
Bomberos durante los trabajos de extinción para sofocar el incendio de Carcastillo, Navarra.Las temperaturas fuera de registro, en buena parte impulsadas por la crisis climática, han multiplicado los grandes incendios forestales, cuyo número este año casi iguala a la media anual cuando todavía quedan varias semanas de riesgo. Raúl Rejón resume en Eldiario.es: “Ni una semana sin su incendio –o incendios– devastador. Según el calor extremo ha atenazado España, en buena parte impulsado por la crisis climática, se han sucedido grandes incendios forestales hasta tocar cúspide, de momento, este fin de semana cuando ardieron Las Médulas (León). Si el 31 de mayo la estadística oficial mostraba un gran incendio forestal (GIF) declarado en España, es decir, con 500 o más hectáreas calcinadas, las cifras oficiales a 3 de agosto recogían ya 14, según el Ministerio de Transición Ecológica. En realidad, ese lunes se llegó a los 22 siniestros altamente destructivos. La progresión del verano ha sido de un gran incendio a 5, al terminar junio; 12, al acabar julio y 22, antes de la mitad de agosto. Aunque en España actualmente se producen menos que hace 20 años (la media entre 2015 y 2024 cayó un 35% respecto a la década anterior) ‘la proporción de grandes incendios forestales (GIF) respecto al total de siniestros no ha parado de crecer’, según el análisis de la organización WWF. ‘Apenas suponen el 0,26% del total, pero en ellos se registran los mayores impactos ambientales y sociales’, concluye. De media, en esta década se han registrado 23 grandes incendios al año, una cifra a punto de ser alcanzada cuando quedan muchas semanas de temporada de alto riesgo. La alteración del clima provoca que las olas de calor sean más tempranas, frecuentes e intensas, es decir, crea las condiciones meteorológicas para que los fuegos se disparen: temperaturas muy altas, muy poca humedad y vientos fuertes. De hecho, el índice de riesgo meteorológico de incendios ha crecido en los países mediterráneos de manera que la temporada de incendios se ha estirado un 55% desde 1980. Santín añade que era “esperable” una situación así al llegar un calor extremo tras una primavera muy húmeda, a la que se le ha sumado que sea “relativamente fácil que, en algún lugar, haya una chispa que empiece un incendio. Tenemos todos los ingredientes para el cóctel molotov que estamos viendo ahora mismo”. Hace diez años, en 2015, un informe oficial del Gobierno sobre impactos y vulnerabilidades de España frente al cambio climático advertía: “Se incrementarán las situaciones de mayor peligro, así como la estación de incendios”. “Hasta mediados de siglo el cambio climático será poco variable por lo tanto la planificación debe basarse en el clima proyectado, no en el pasado”, destaca. Es decir, los efectos del cambio climático van a dejarse sentir por la inercia ya generada por los gases de efecto invernadero acumulados”.
Las imágenes del incendio más grande en lo que va de verano en Galicia, que arrasa 3.000 hectáreas en Chandrexa de Queixa.Siete fuegos arden sin control en la provincia de Ourense, entre ellos el más grande de este año en Galicia, que calcina 3.000 hectáreas en Chandrexa de Queixa. La provincia de Ourense continúa ardiendo y las viviendas se están viendo amenazadas en varios puntos, en los que ha sido necesario desalojar a los vecinos. Siete fuegos sin control calcinaron a principios de esta semana unas 4.000 hectáreas, la mayor parte de ellas en un solo lugar: el incendio de Chandrexa de Queixa, iniciado a primera hora de la tarde del viernes, se ha llevado por delante unas 3.000 hectáreas y es el de mayor extensión de Galicia en lo que va de año. Con su avance, ha puesto en riesgo viviendas en las últimas horas y ha sido necesario desalojar a un grupo de vecinos. Lo mismo ha ocurrido en Maceda. Fuera de la provincia de Ourense, arden sin control otros dos fuegos. Uno afecta a unas 200 hectáreas de la parroquia de Santalla en Samos (Lugo). El otro es el de A Estrada (Pontevedra), que ha quemado 20 hectáreas en la parroquia de Souto. La Xunta asegura que está estabilizado, pero no controlado. Las situaciones más preocupantes se registran en la provincia de Ourense. Las llamas de Chandrexa de Queixa siguieron sin poder controlarse y en las últimas horas se activó la situación 2 de emergencias por la cercanía a las casas. Durante la madrugada, según Europa Press, hubo riesgo en núcleos de Requeixo, Vilar y Zamorela. A las labores de extinción se sumó la Unidad Militar de Emergencias (UME). Las llamas amenazan viviendas también en Maceda. La alcaldesa, Uxía Oviedo, aseguró a Europa Press que fueron desalojados cuatro vecinos en Calveliño do Monte, en donde hubo que hacer un contrafuego para proteger la aldea. En la jornada del martes temieron que el fuego subiera hacia Montederramo, en donde también había un incendio. Este fue el segundo incendio forestal en pocos días en Maceda. Las llamas, que empezaron el sábado por la noche en Castro de Escuadro, amenazaron en la madrugada del domingo varias viviendas. En ese punto ardieron 450 hectáreas y el incendio se dio por estabilizado. En las últimas horas comenzó a arder también la parroquia de Santiso. Además, hubo incendios en otros cinco puntos de la provincia de Ourense. En Vilardevós, en donde las llamas también llegaron a amenazar casas, siguió activo el de Moialde, en el que ardieron unas 40 hectáreas. En Montederramo, también activo, quedaron ya calcinadas 120 hectáreas en la parroquia de Paredes. En Cartelle las llamas afectaron a 20 hectáreas hasta el momento, en un fuego que continúa activo en la parroquia de Anfeoz. En Vilariño de Conso se dio por estabilizado el fuego de Mormentelo, tras arrasar 180 hectáreas y en Verín se consideró controlado un fuego que el lunes se acercó a las casas y que quemó unas 9 hectáreas.
Castilla y León vivieron la peor oleada de incendios que se recuerda. Si, en 2022, se quemaron más de 95.000 hectáreas y hubo que lamentar cuatro fallecidos, tres años después, se vive una oleada de una quincena de grandes incendios simultáneos en más de la mitad de las provincias de la comunidad, cobrando su primera víctima mortal, un voluntario que luchaba contra el fuego. Los bomberos forestales empalmaron turnos, durmiendo pocas horas y se enfrentaron a temperaturas que nunca había vivido. Tras los grandes incendios registrados en Ávila en el inicio de la ola de calor, lo peor se vivió en León y Zamora y el operativo estuvo absolutamente desbordado, según relatan los bomberos que trabajaron en las brigadas de la Junta de Castilla y León. “No se dieron abasto, no hubo suficientes cuadrillas para tantísimos fuegos”, señala un bombero leonés con años de experiencia en la lucha contra el fuego. “Para un compañero de una cuadrilla nocturna ayer y hoy eran sus días de descanso. Ayer llegó a casa a las 7 de la tarde y hoy se ha levantado y ha marchado con el uniforme a ayudar a sus compañeros de forma voluntaria”, relata. “Los compañeros están amargados porque dicen 'me estoy matando'. Son jornadas de 15 ó 16 horas, durmiendo cinco horas y volviendo otra vez”, relata con preocupación. El desgaste se viene arrastrando desde los grandes incendios desatados en Ávila la semana anterior. La escasez de medios obligó a movilizar cuadrillas de apoyo procedentes de la provincia de León. Ocurrió el sábado, cuando se desplegaron en Ávila medios procedentes de León justo cuando se desataba el infierno de incendios en la provincia leonesa que aún continúa. Con cuatro horas de viaje por carretera y tras una jornada de trabajo de once horas, a la vuelta se encontraron su provincia envuelta en llamas. Más de 700 vecinos tuvieron que abandonar sus casas y las rachas de viento de hasta 40 km/h complicaron unas labores de extinción que movilizaron a más de 500 efectivos y una veintena de medios aéreos. En la tarde del miércoles siguió creciendo el número de vecinos obligados a abandonar sus viviendas en León y el norte de Zamora, cerca de 10.000 de más de 40 municipios de la comunidad, aunque la cifra estuvo en constante fluctuación. Tal volumen de desplazados obligó a acondicionar pabellones y locales municipales como centros de acogida. Incluso el seminario de Astorga fue cedido para acoger a vecinos del entorno. “La gente está en shock y con mucha rabia, como es lógico”, explicó a El Confidencial Javier Carrera, alcalde de La Bañeza, municipio convertido en uno de los epicentros de la acogida. “Están desconcertados y sumidos en la incertidumbre a causa de la falta de información, pero es que la situación es tan cambiante que no permite otra cosa”, aseguró. La Junta de Castilla y León apuntó a la “actuación de pirómanos” como causa de esta oleada, calificada de “terrorismo ambiental”.
Los presidentes de tres de las comunidades autónomas gobernadas por el Partido Popular –Isabel Díaz Ayuso (Madrid), Alfonso Fernández Mañueco (Castilla y León) y Juan Manuel Moreno Bonilla (Andalucía)– se vieron cercados por las críticas que denunciaron su tardía respuesta ante los graves incendios en varios puntos de sus respectivos territorios. Así lo escribe, en Público, Juan Oliver. “El más cuestionado fue Fernández Mañueco, quien no asumió el liderazgo de la emergencia provocada por los fuegos, declarados durante el fin de semana en los montes. Miles de personas fueron evacuadas de sus casas por la amenaza del humo y la proximidad de las llamas. La oposición le responsabilizó de haber desmantelado las estrategias preventivas de su departamento para enfrentar este tipo de siniestros. Un voluntario que trabajó en la extinción de uno de ellos murió el martes a causa de las quemaduras que le provocó una lengua de fuego y que causó heridas graves a otra persona. Mañueco fue criticado con dureza por el Gobierno, con cuyo ministro de Transportes, Óscar Puente, mantuvo un sonado enfrentamiento dialéctico en las redes sociales al que se sumó, además, el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. Puente también arremetió contra Juan Manuel Moreno Bonilla, cuyo Gobierno enfrentó, en su ausencia por vacaciones en un lugar que no desveló, a otro incendio de enormes proporciones en Tarifa (Cádiz), que también obligó a desalojar a miles de personas en viviendas, hoteles, playas y urbanizaciones de varias villas. Los presidentes de tres de las comunidades autónomas gobernadas por el Partido Popular –Isabel Díaz Ayuso (Madrid), Alfonso Fernández Mañueco (Castilla y León) y Juan Manuel Moreno Bonilla (Andalucía)– se vieron cercados por las críticas que denunciaron su tardía respuesta ante los graves incendios en varios puntos de sus respectivos territorios. El más cuestionado fue Fernández Mañueco, quien no asumió el liderazgo de la emergencia provocada por los fuegos, en los montes de varias localidades, hasta días después de que miles de personas fueran evacuadas de sus casas por la amenaza del humo y la proximidad de las llamas. A eso se unieron las peticiones de dimisión de su consejero de Medio Ambiente, Juan Carlos García-Quiñones, quien respondió de forma desabrida a quienes cuestionaban que el pasado domingo se ausentara en plena crisis para viajar a una feria en Asturias. La oposición le responsabiliza de haber desmantelado las estrategias preventivas de su departamento para enfrentar este tipo de siniestros. También Mañueco fue criticado con dureza por el ministro de Transportes, Óscar Puente, quien mantuvo un sonado enfrentamiento dialéctico en las redes sociales al que se sumó el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. Puente arremetió contra Juan Manuel Moreno Bonilla, en su ausencia por vacaciones en un lugar que la Junta no desveló, otro incendio de enormes proporciones en Tarifa (Cádiz), que también obligó a desalojar a miles de personas en viviendas, hoteles, playas y urbanizaciones de varias villas”.
El periodista denunció que la zona sufrió un incendio cada verano. “El incendio declarado a última hora de la tarde del lunes en la zona de Tres Cantos (Madrid) evolucionaba de forma favorable durante la noche y ya se encuentra perimetrado. El fuego, que obligó a desalojar a cientos de vecinos de las urbanizaciones de Soto de Viñuelas, Fuente El Fresno y Ciudad el Campo, ha calcinado 1.000 hectáreas de terreno y se ha cobrado la vida de un hombre que se encontraba hospitalizado con el 98% de su cuerpo quemado. Fernando Jáuregui, cuya residencia se ubica en Soto de Viñuelas, le cuenta a Silvia Intxaurrondo que en el momento del incendio se encontraba en Santander. Además, se queja de la falta de información de la que disponía: "No sé si tendré que volver inmediatamente o no porque la información que se da, como siempre que se llama a un teléfono oficial en este país, es nula o no te contestan. Es el caso, ahora con la Policía Municipal. Yo vivo en la zona más afectada y ahora no sé si tengo casa o no”, decía, tajante.. “Además, el periodista confirmaba que su hija sí se encontraba en la zona, a la que no ha podido volver a acceder tras el desalojo: "Yo tengo una hija que vive por allí cerca y la evacuaron y ahora mismo no puede entrar. Aquello está bastante devastado”. Jáuregui quiso pedir un momento más para lanzar un importante dato: “Llevo tres años diciendo que iba a ser inevitable un incendio en Soto de Viñuelas y se lo dije incluso a uno de los concejales responsables y me hizo el mismo caso que se hace siempre a los ciudadanos, o sea, ninguno. Entonces, qué quieres que te diga. Y no solo yo, lo lleva diciendo mucha gente. Llevo tres años tuiteando sobre este asunto. Los incendios se apagan en febrero y se apagan con prevención. Y si no hay prevención ni importa nada, pasa lo que pasa”. Tras el relato del periodista a Intxaurrondo, ésta le pregunta: “¿Por qué veías tan claro desde hace tres años que podía haber un incendio en esa zona?”. Jáuregui le contesta: “Muy sencillo. Un día estuvo cenando en mi casa un experto de las Naciones Unidas en tema de catástrofes naturales. Salimos a dar un paseo por la zona y me dijo ‘estos matorrales no pueden estar aquí, esto seco no puede estar aquí, estos árboles…. La zona está absolutamente dejada de la mano de Dios” Jáuregui confirmaba que había puesto esta información en mano de las autoridades competentes: “Con esas opiniones, fui a hablar con el concejal de turno del Ayuntamiento. Se lo conté, le intenté enseñar donde creía que estaban los puntos de peligro en mi zona y me hicieron el caso que ya se ve” Y Jáuregui lanzaba un último dato que, a sus ojos, resulta sospechoso: “En Tres Cantos hay un incendio cada verano, nunca tan espectacular como este, pero el riesgo siempre ha existido hasta el punto de que tienes que empezar a pensar si hay una mano negra o no porque es que si no… Que se quiera reurbanizar todo... Tres Cantos es una de las ciudades que ha crecido más rápida de la CAM. Hay un urbanismo un poco desordenado. La gente sabía que había un descuido bastante notable por parte de los responsables”
España oscura, apartada, invisible y sola en este agosto.La oleada de incendios
que azota España en las últimas semanas ha marcado un récord de superficie
quemada. Según los datos del Sistema de Información Europeo de Incendios
Forestales (EFFIS) recogidos por RTVE, en agosto se han calcinado 115.000
hectáreas. Unas cifras que no se veían desde 2006. El acumulado total del año indica
ya unas 159.000 hectáreas quemadas, por lo que sólo en agosto se ha calcinado
más del 50% de la superficie quemada de lo que llevamos de año. Una muestra de
que este mes está siendo de los peores de la historia “Arde, todo arde”, titula
Daniel Gavela en El Confidencial. “Arde
a Costa da Morte, arden Las Médulas, arde Tarifa y también la Mezquita ardió.
Gracias a Alá, que es grande, nadie ha dicho que éste fue un ataque racista o
xenófobo. El gabinete de la propaganda debía de estar de vacaciones. Arde
agosto, y las vías del tren se funden como la parrilla de San Lorenzo, donde en
mitad del campo se asan los trenes que no hace mucho volaban como aves.
Viajeros on the grill es el menú de verano que sirve Óscar Puente en los
fogones ferroviarios, haciendo un alto en cualquier camino”… Termina así; “Que
vuelva Goya, que va a tener trabajo. El paisaje desolado en el que hoy asoman
las crestas de arcilla roja de Las Médulas es un buen punto de partida para
retomar la metáfora de la España oscura, apartada,
invisible y sola que en este agosto ilumina el fuego en puntos diversos de
nuestra geografía”. Este séptimo día de ola de incendios eleva a más de 157.000
las hectáreas quemadas en todo el territorio. Tres personas han muerto a causa
de los fuegos: dos voluntarios en León y un hombre de 50 años en Tres Cantos, Madrid.
Cuatro miembros de la Unidad Militar de Emergencia (UME) que estaban trabajando
en la extinción del incendio de Yeres, en León, han resultado heridos. Sira
Rego, ministra de Juventud e Infancia nos recuerda que España es el país con
más biodiversidad de Europa. “Es el país que alberga uno de los pocos bosques
milenarios de laurisilva del mundo. Centenares de especies de vertebrados.
Tenemos los glaciares más meridionales de Europa, que poco a poco se deshacen
mientras custodian uno de los lugares más bellos del mundo. Tenemos lagunas,
albuferas y marismas que son lugares de acogida para miles de aves y especies.
Costas abruptas, rotundas, llenas de vida. Bosque mediterráneo de pino carrasco
y genista. Atlántico de castaños y robles. Meseta y dehesas de encinas. Sur de
olivo y azahar. Hace muchos años alguien me explicaba que un bosque no es una
plantación de árboles, una sucesión de especies. Un bosque es un cuerpo vivo,
es un ecosistema complejo. Es un pequeño universo lleno de relaciones
virtuosas, un lugar de cooperación entre especies que prospera. Y, cada vez que
un bosque arde, no solo perdemos una masa de árboles, también perdemos un
pequeño universo que costara décadas volver a recuperar. Porque, aunque
volvamos a plantar nuevos árboles, la comunidad, la vida y la entidad que ese
cuerpo requiere para ser alumbrado depende de mucho más. Cada vez que un bosque
arde, perdemos un pedacito de nuestro país, de nuestro patrimonio, de nuestra
patria. De la forma de vida de muchas personas”.
Otros comentarios, imágenes, fotos y fotomontajes:
Los dirigentes del PP siguen el "Efecto Mazón" siempre que hay tragedias en sus territorios. En esta proliferación de incendios: en Castilla y León: Mañueco, tarda en volver de sus vacaciones en Cádiz, Suárez-Quiñones, responsable de Medio Ambiente y por tanto de la emergencia, andaba de comidas por Gijón. En Madrid, Ayuso anda de nuevo por Miami (algún día sabremos para que va tanto con su chorbo)... Pero esto es anecdótico, "solo" refleja dejación en funciones en situaciones de emergencias. LO MALO de verdad es que EN TODOS los territorios en llamas: CyL, Andalucía, Galicia o Madrid se ha RECORTADO en prevención y EMERGENCIAS, cuando no mal privatizado. En algunos casos, como pasó en Valencia, en COMPLICIDAD CON VOX, para mover más dinero público a cosas tan importantes como la TAUROMAQUIA. Ahora que vayan los toreros y empresarios taurinos a arrimar el hombro... Por fin podremos ver los verdaderos Bomberos Toreros.
Si una periodista que ha cubierto Sarajevo, Ruanda, Irak o Siria dice que nada se compara con Gaza, no es una hipérbole: es un diagnóstico. Gaza no solo es la violencia extrema contra una población encerrada y castigada colectivamente, es también el espejo que nos devuelve la imagen más repugnante de nuestra época: gobiernos que miran a otro lado, medios que blanquean y una comunidad internacional que ha normalizado lo insoportable. Lo que distingue a Gaza no es solo el horror, sino la impunidad con la que se ejecuta. Y esa impunidad les pertenece a todos los gobiernos, porque todas la han dejado pasar.
En España, demasiados
incendios forestales siguen el mismo guion: primero arde el monte, luego llega
el silencio, después aparece el negocio. No es una teoría conspirativa, es un
patrón respaldado por décadas de coincidencias “casuales” entre fuego y
urbanización. El bosque no solo desaparece, se convierte en un lienzo en blanco
para la especulación. Y en ese ciclo, la Ley de Montes —modificada en 2015 por
el Gobierno de Rajoy— actúa más como herramienta de gestión del saqueo que como
freno. La norma prohíbe urbanizar durante 30 años, pero abre una puerta amplia
llamada “razones de interés general” por la que se cuelan complejos turísticos,
carreteras y urbanizaciones de lujo. El fuego, en manos de ciertos intereses,
es un arma de reconfiguración territorial. No se trata únicamente de eliminar
árboles, sino de borrar susos comunitarios, devaluar el suelo y sustituirlo por
proyectos que antes no pasarían un filtro social. La ceniza funciona como
borrador, y la memoria pública es su aliada. Tres veranos después, el humo se
olvida y el mapa cambia. El verdadero crimen no es solo prender la mecha, sino
que el marco legal y político permita transformar la destrucción en oportunidad
de negocio. Porque sin esa complicidad institucional, el incendio quedaría en
tragedia ecológica, no en estrategia de inversión. Lo que arde no es solo
monte: arde el pacto social que debería proteger lo común frente a la rapiña. Y
mientras la ley siga formulada como un manual de excepciones, cada hectárea
quemada será una promesa para el ladrillo. En un país que pierde suelo fértil a
un ritmo de 1.500 hectáreas al año y que ve cómo el 75% de su territorio se
seca, quemar bosques para recalificar no es un delito cualquiera: es sabotaje
ecológico y social. Y si no se actúa con cárcel, inhabilitación y expropiación,
lo que hoy es pino y encina será, en una generación, polvo y asfalto. (Spanish
Revolution)
Mientras la DANA arrasaba, Mazón estaba en el Ventorro. Mientras Castilla y León ardía, Mañueco estaba de vacaciones. Mientras las riadas destrozaban Aragón, Azcón estaba de boda. Mientras Tres Cantos se incendiaba, Ayuso se paseaba por Miami. No es casualidad. Es una forma de gobernar: priorizar su agenda y su ocio mientras tu casa, tu campo o tu negocio se pierden en el fuego o bajo el agua. ¿Seguro que quieres a esta gente al mando con lo que viene?
Mientras dirige un genocidio en Gaza y esquiva juicios por corrupción, Benjamin Netanyahu se presenta en i24 News como un líder en una “misión histórica y espiritual”. No habla de paz. Habla del “Gran Israel”, un concepto del sionismo más radical que abarca territorios ocupados como Gaza, Cisjordania, Jerusalén Este, los Altos del Golán e incluso parte de Jordania. El periodista ultraderechista Sharon Gal le regala un amuleto con ese mapa y Netanyahu sonríe, reafirmando que su proyecto trasciende generaciones. El problema no es solo que un jefe de gobierno hable como un iluminado religioso, sino que controla uno de los ejércitos más potentes del mundo, arsenal nuclear incluido.
El humor en la prensa de esta semana:
Está que arde.
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