martes, 26 de agosto de 2025

“Es costumbre real el robar, pero los Borbones exageran” (Talleyrand).


Nieves Concostrina recuerda en esta ocasión en Público lo dicho por Charles Maurice de Talleyrand sobre los borbones, uno de los diplomáticos más influyentes de Europa a finales del XVIII y hasta bien entrado el XIX. “Conocía bien a los Borbones porque estuvo a su servicio en Versalles; tras situarse como mano derecha de Napoleón, consiguió ponerse de nuevo a las órdenes del borbón Luis XVIII cuando al Bonaparte lo enviaron definitivamente a tomar vientos a una isla, y luego conspiró contra los Borbones para acoplarse con la dinastía sucesora, la Orleáns. El escritor Víctor Hugo, su contemporáneo, dijo de Talleyrand que consiguió engañar a 20 reyes y, puesto que ejerció como político y diplomático durante 45 años y bregó con distintas dinastías, estuvo de sobra autorizado para pronunciar su famosa sentencia: “Es costumbre real el robar, pero los Borbones exageran”.

“Acaban de cumplirse 52 años desde que se materializó uno de sus expolios. En agosto de 1973, los príncipes Juan Carlos de Borbón, su señora esposa Sofía y sus tres hijos se apropiaron de 33.000 metros cuadrados en uno de los enclaves más selectos de Palma de Mallorca. Por supuesto, como el defraudador gusta tener siempre alguna amante a mano, no tardó en buscarse una local. A Sofía no le importó… y si le importó, no nos importa. Sus católicas majestades son muy benevolentes con los pecadillos domésticos.

“Lo de Marivent es solo un robo más de esta real familia perpetrado en las narices de los españoles, abusando de su ignorancia y su desinformación. Su excusa será decir que a ellos se lo dieron, que no lo tomaron… que fue un regalo, que no lo pidieron… que lo decidieron los franquistas de Baleares, que ellos no sabían que ese palacio era un legado para los ciudadanos… que ya han devuelto todo lo que ha exigido la justicia… Pero ¿desde cuándo hacerse los ignorantes les exime de ser unos caraduras?

(…)

“La matriarca acudió de estampado verdoso; la infanta, de estampado rosa; la princesa, de estampado azul, y la ciudadana, con vestido ibicenco para parecer la joven del grupo. Hace falta mala leche, además, para ponerle a una de sus hijas el mismo vestido que usó ella en la misma recepción de 2023. Siempre ha vestido a las niñas a la antigua para que no le pisen el estilazo. Si la esposa de Felipe tuviera el más mínimo escrúpulo y recordara el pasado y los principios que decía tener, no aceptaría bajo ningún concepto pisar por Marivent para alternar con 600 invitados entresacados de la alta sociedad mallorquina y de la política balear, incluidos los pijiprogres. Marivent es el palacio de los chanchullos desde hace medio siglo, el escenario de los malos rollos familiares, agravados desde que se empadronó también ella; el lugar al que ya nadie quiere ir porque nadie se lo pasa bien… porque todo está roto, porque no se soportan… porque no es suyo. Es de los ciudadanos baleares.

“Marivent es un desperdicio en recursos para su mantenimiento, y apenas pasa tiempo ocupado por la desestructurada familia de Borbones. Las cosas estaban chungas y mal disimuladas en esa familia, pero todo saltó por los aires de manera oficial después del bonito espectáculo que nos brindaron reyes, exreyes y nenas a la salida de misa aquel domingo de Pascua de 2018. Esa escena se la hubieran tachado al mejor de los guionistas de Netflix en el The crown borbón por ser absolutamente increíble: Juan Carlos con la garrota, Sofía agarrando a Leonor, la maleducada de Leonor retirando la mano de su abuela, la Ortiz, con su habitual sonrisa hipócrita diciéndole a su suegra que se apartara de sus hijas, Felipe desconcertado… brutal.

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“Hace 52 años desde que Josep Alcover, político franquista y presidente de la Diputación Provincial, entregó Marivent a los príncipes con manifiesto orgullo y satisfacción: ‘Os rogamos, Altezas, que aceptéis esta residencia para que, en unión de vuestra Real Familia, podáis disfrutar del merecido descanso que nuestra bella geografía os ofrece siempre, en la paz cimentada y consolidada por nuestro Caudillo, que no dudamos nos conservaréis y acrecentaréis en un futuro’.

“Hoy –conncluye Concostrina–, en 2025, os rogamos, majestades, que os larguéis de Marivent. Y, aunque sea mucho pedir, también de la Zarzuela”.

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