miércoles, 23 de junio de 2010

Munilla quiere desterrar a un teólogo franciscano.

Munilla se acerca a los niños y destierra a los "frailes rebeldes".


José Arregi, teólogo franciscano acusado por el obispo de "hereje"

José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián, habría exigido al provincial de los franciscanos de Arantzazu que “desterraran” al religioso Joxe Arregi a las misiones. El teólogo franciscano dejó de hacer declaraciones en los medios de comunicación, de dar sermones en Arantzazu y de publicar sus reflexiones semanales tras criticar la designación del prelado como nuevo responsable de la diócesis de Donosita. A finales del año pasado, Arregui había denunciado que, durante su época de párroco en Zumárraga, Munilla tenía en su ordenador una “lista negra” de curas vascos, clasificados como “mafia”. La denuncia le valió a Arregi la condena al silencio. Pero, no contento con ésta, seis meses después de su nombramiento, el obispo quiere consumar el castigo al franciscano con el destierro.

Munilla se habría dirigido a los superiores franciscanos, instándoles a “callar del todo a José Arregi”. Como medida complementaria, el obispo exigió la posibilidad de enviar al religioso, a quien habría calificado de “agua sucia que contamina a todos, a los de fuera de la Iglesia y a los de dentro”, a algún país sudamericano. Arregi dejó de hacer declaraciones en los medios de comunicación, de dar sermones en Arantzazu y de publicar sus reflexiones semanales, pero ha advertido que no admitirá su destierro. “No puedo acatar –habría declarado– estas órdenes del obispo”.

“El obispo –comentó, por su parte, el teólogo franciscano en el mismo diario– me atribuye numerosos errores y herejías teológicas. He mantenido con él varias conversaciones que, en realidad, han sido severos interrogatorios con el Catecismo de la Iglesia Católica en la mano. No aprobé el examen, no porque desconozca el Catecismo, sino porque no acepto que sea la única formulación válida y vinculante de la fe cristiana en nuestro tiempo”. A la vez, acusó al Obispo Munilla de representar “el autoritarismo, el dogmatismo y el miedo”.

Munilla afirma que no va a contestar a Arregi, apostillando que “la comunicación entre un obispo y un sacerdote tiene lugar en el fuero interno de la Iglesia”. El primer punto de su escueta nota de prensa resume la filosofía que pretende implantar el prelado que no es ni siquiera aceptado por la mitad de su rebaño en Gipuzkoa: “Lavar los trapos sucios en el seno de la comunidad diocesana o en la curia, sin que salgan a relucir las disensiones a los medios de comunicación”. En abril, tras el nombramiento de nuevos vicarios general y de pastoral ya se avanzó a través de las páginas de Gara que Munilla iba a ir poco a poco, asentando su línea pastoral neoconservadora. A la mayoría de laicos y religiosos con cargos de responsabilidad les quedaban, como principales opciones a medio o largo plazo, plegarse al magisterio de su nuevo pastor, “o irse a un colegio, o a misiones”.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y leida esta información concluyo tres consideraciones que se desprenden de la misma, y una cuarta que establezco yo.
1ª Munilla es malo
2ª Aguirre es bueno
3ª Convirtámonos a la fé y a la iglesia de Aguirre y de paso votemos "progresismo" de izquierda.
4ª Es probable que Aguirre sea aún más pernicioso que Munilla. Alejense de mi estos dos tipos y no molesten a los demás por favor.
chiflos.

Santiago Miró dijo...

Tres aclaraciones
1ª No se trata de Aguirre sino de Arregi
2ª Tampoco se trata de una historia de “buenos” ni de “malos”, sino de algo que ocurre en ésta y en todas las iglesias. Son posturas o ideologías enfrentadas que marcan así sus diferencias.
3ª La iglesia, lo mismo que la banca, la política, el deporte o cualquier otro aspecto de la vida española, son elementos sociales que nos encontramos a cada paso. Por lo que es inútil cerrar los ojos ante sus manifestaciones, aunque no se crea en ellas.
Santiago Miró