martes, 11 de enero de 2011

"Me declaro gilipollas"


El maravilloso influjo de la luna (http://maridoso.wordpress.com) publicaba el pasado domingo un artículo cuyo título desconcertaba y cuyo texto decía así:

“Leo la entrevista a la recién galardonada con el premio Nadal, Alicia Jiménez Bartlett, y me deprimo. No sé si será la edad, o la educación pública recibida, pero me acabo de dar cuenta de que –siempre he defendido que no soy feminista, ni falta que me hace– soy gilipollas.

“Nunca he creído en las proclamas de las feministas. Tengo una teoría. Los hombres y las mujeres somos diferentes, física y mentalmente, y esa diferencia es lo que hace que nos complementemos. Tanto en el mundo laboral, social, o familiar, las diferencias nos unen, no nos separan. ¿Porque tenemos que ser iguales? ¿Para qué queremos ser iguales? Creo en la igualdad de oportunidades, pero no en la discriminación positiva. ¿Qué es eso de una cuota de presencia femenina en las empresas, en la política? ¿Participación de mujeres que no están preparadas para desempeñar la labor que se les asigne? ¿Que ganamos con eso? Yo creo que nada.

“Creo que en muchas ocasiones, somos nosotras mismas, quienes, colocándonos justo enfrente, cometemos el mismo error que aquellas que se colocan detrás, con lo fácil y natural que debería ser ponerse al lado.

“Creo que es más eficaz el comportamiento diario, que educa en nuestro ámbito familiar, en nuestro entorno más cercano, que celebrar el Día de la Mujer Trabajadora, como si el primero de Mayo no nos incluyera a nosotras también. Absurdo.

“Dicho esto, podría hacer una lista inacabable de aquellas pequeñas cosas que tiene el día a día, y ante las que me rebelo, por considerarlas machistas, y ante las que jamás estaré dispuesta a claudicar. Por eso soy gilipollas”.

Lo dicho: una vez expresada la diferencia, más que evidente, entre hombres y mujeres, lo importante es lo que complementa y une a ambos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y... ¿tú que opinas Santiago...?
chiflos.

Santiago Miró dijo...

Si quiere que te sea sincero, apreciiado Chiflos, yo también, en ocasiones, me siento gilipollas. Pero lo que no consiento es que ese adjetivo substantivado se aplique sin ninguna consideración a quien no opine como yo.