Dos maneras de contar y mostrar la realidad.

Portada alternativa del ABC, según Mimesacojea.

El 15-O logró unir, desde la Puerta del Sol, la indignación global extendida en más de 900 ciudades de los cinco continentes y en casi un centenar de países. Desde el “kilómetro cero”, el pasado sábado fue un hervidero de indignados que lanzaron consignas como “Salario digno, no indecente”, “Tenemos razón y lo sabéis”, “La banca ya al banquillo”… Uno de los momentos más emotivos más recordados fue cuando la Orquesta Solfónica interpretó, en medio del silencio, el movimiento más conocido de la Novena Sinfonía de Beethoven, escuchada y aplaudida por los centenares de miles de manifestante congregados. Una explosión de emociones recorrió la plaza, terminando con un grito masivo mientras levantaban las manos, desnudas: “Estas son nuestras armas”. Luego, en una performance, los manifestantes se dejaron caer al suelo como si estuvieran muertos “por la avaricia de los banqueros, que han llenado los bolsillos de unos pocos a costa de todos”. Hubo en el resto de España más de 60 movilizaciones convocadas. Y un mensaje dirigido a los activistas de todo el mundo: “Es la hora de que nosotros nos unamos. Es la hora de que ellos escuchen”.

El diario ABC, aprovechándose de los incidentes acaecidos en Roma, informaba de la “criminalización” del movimiento. “Los indignados –titulaba en su portada del domingo, bajo una foto en la que mostraba a un manifestante, arrojando un cóctel molotov contra la Policía– ‘festejan’ su protesta planetaria. Decenas de encapuchados causan en Roma graves disturbios en los que se registran 70 heridos. El 15-M se extiende prácticamente por el resto de capitales europea y EEUU y regresa a Madrid”. En una columna interior, “El Mundo publicaba”: “En mil ciudades de ochenta países convirtieron en campo de batalla, coro de plañideras, museo de muecas, tribuna de estupideces, maremágnum de pancartas, estercolero de orines, galería de insultos, neroniano incendio de Roma y cementerio de ideas las ágoras, los foros y el callejero”. Y en una segunda columna de su blog, clamaba: “¡Follad, follad, mozalbetes! Indignarse no sirve de nada. Divertirse, sí”. Otros medios, como el periódico El Pais, Público, Liberazione o la viñeta de Marilungo, reflejan otra interpretación más acorde con la realidad.