sábado, 2 de marzo de 2019

Bernie Sanders, socialista y rival de Trump, a por la Casa Blanca.




Para ganar a Trump el viejo senador Bernie Sanders ha iniciado una gran campaña para unir a todos los colectivos en un país en donde más se está pisoteando los derechos laborales y humanos y en donde la alarma se ha disparado al ver como crecen las desigualdades. Bernie Sanders nos da la posibilidad de conocer aún más desde dentro lo que es el feroz capitalismo americano en donde un 1% de la población gana más y se reparte más la riqueza que el 99% restante. Sanders ha recaudado 10 millones de dólares en menos de una semana, incluyendo una gran parte de los nuevos donantes. Según ha anunciado el equipo de Sanders a algunos medios locales, esta cifra pone al político independiente a la cabeza en la contienda en comparación con el resto de sus colegas, que supuestamente lanzaron su oferta ya, contando con un pequeño fondo.

El senador estadounidense Bernie Sanders, que perdió la nominación presidencial demócrata con Hillary Clinton, lanzó su carrera por la investidura a la Casa Blanca en 2020, disparando con fuerza dardos contra Donald Trump. Sanders, de 77 años, entró en liza con la docena de precandidatos que busca la nominación para ganarle a Trump, un atestado campo en el que también se espera la postulación de Joe Biden, el exvicepresidente de Barack Obama. Autodefinido como un socialista democrático cuyas ideas progresistas han hecho mella en los jóvenes, Sanders, invita a completar la “revolución política” que comenzó en 2016, cuando Clinton le arrebató la nominación para luego ser derrotada por Trump. “Se trata de crear un gobierno y una economía que sirvan a muchos, no solo a unos pocos”, dice el senador de Vermont que cuestiona duramente a Trump, a quien llama “un mentiroso patológico, un fraude, un racista, un sexista, un xenófobo y alguien que está socavando la democracia estadounidense”, dirigiendo al país hacia el autoritarismo.

Alina Dieste, en AFP (newsweekespanol) nos recuerda que Sander promete ir contra los “poderosos intereses” que rigen a Estados Unidos, entre los que menciona a Wall Street, las aseguradoras y la industria militar. E insiste con sus ideas rectoras: la búsqueda de una cobertura universal de salud y una matrícula universitaria gratuita, un aumento del salario mínimo a un “salario digno”, y una “agresiva” lucha contra el cambio climático. “Todas estas políticas tienen ahora el respaldo de la mayoría de los estadounidenses. (…) Ahora es el momento de completar esa revolución (iniciada en 2016) e implementar la visión por la que luchamos”, enfatiza Sanders, quien promete reunir “un millón de voluntarios” en todos los estados del país. Sanders vivió en Israel en un kibutz y luego se mudó a Vermont, donde trabajó como carpintero y cineasta. En 1981, fue electo alcalde de Burlington, la ciudad más grande del estado, por un margen de 10 votos, y luego ganó otros tres mandatos. Se desempeñó en ese cargo hasta 1989, cuando ganó como independiente un escaño en la Cámara de Representantes. Allí estuvo hasta 2006, cuando fue elegido al Senado, donde fue reelegido en 2012 y 2018.

Esta es la segunda vez que Sanders, de 78 años, lucha para optar a la presidencia desde el bando demócrata, a pesar de ser el senador independiente más longevo en la cámara. Él se define a sí mismo como un socialista demócrata y comparte la fiera intención que protagoniza el mensaje inicial del resto de contendientes: echar a Trump de la Casa Blanca. Sin embargo, esta vez le mueve un deseo más revolucionario que cuando se presentó en 2016, a sabiendas de que entonces solo tenía a Clinton como contrincante seria. El senador confía en que el nuevo aire progresista y protagonizado por la diversidad que predomina en el Congreso consiga sobreponerse a las medidas proteccionistas y conservadoras que caracterizan a Trump. “Hemos progresado mucho en traer ideas que hace tres años la gente decía que eran radicales”, añade Sanders, la pieza que faltaba para resaltar el reclamo generalizado que protagoniza en la lista de candidatos: la subida de impuestos a la población más rica. Es una iniciativa fresca en un país como EEUU, que nace sobre todo de las nuevas incorporaciones demócratas al Congreso. No es de extrañar que la campaña de Sanders centre sus esfuerzos en remarcar ese fenómeno, dadas sus intenciones de remodelar las relaciones empresariales.

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