jueves, 22 de agosto de 2019

Cumbre y contracumbre del G7 en Irun, Hendaia y Urruña.


Los líderes del G7, en la última reunión celebrada el año pasado en Canadá.
El Marine One, desembarcado del avión militar de Estados Unidos en Hondarribia
Plataforma vasca contra la Cumbre.

Una vez más, los líderes del G7 se reúnen, esta vez en Irún, Hendaia y Urruña, intentando poner solución a los problemas derivados de sus políticas neoliberales. Desde la creación en 1975 de este seudo-Gobierno en la sombra (compuesto por los países más influyentes e industrializados del planeta y, también, los más ricos: EE.UU. Reino Unido, Canadá, Alemania, Francia, Japón e Italia), el neoliberalismo global ha conseguido expandir el proyecto capitalista hasta límites insospechados. El crecimiento y el libre mercado se han convertido en la única fe defendible de los promotores de esta globalización desigual, extractivista, que ignora los Derechos Humanos y destruye la Naturaleza.
Todos los años, en las cumbres del G7, el G20 y la OMC, se habla de luchar contra las desigualdades. Pero es difícil creer que los países que la componen vayan a encontrar soluciones a los problemas que ellos mismos han causado. Pese a todo, es importante destacar el papel de los tratados de comercio e inversión y los privilegios que los mismos otorgan a las multinacionales, situándolas como sujetos de derecho al mismo nivel que los Estados. Los mismos tratados permiten, entre otras cosas, el acceso a la gestión de servicios públicos, abriéndolos a la privatización; la comercialización de nuestros datos digitales; despojar a los países del Sur Global de sus recursos; contaminar, destruir el medioambiente y desplazar comunidades; demandar a los Estados por poner en marcha medidas sociales y de transición ecológica que afecten sus expectativas de beneficios…

El encuentro ha sido precedido por unas jornadas de protesta y movilización, organizadas por las plataformas G7 Ez (G7 No) y Alternatives G7, de la que forma parte la campaña “No a los Tratados de Comercio e Inversión”. Dicha contra-cumbre acoge a colectivos sociales, organizaciones y sindicatos de todo el mundo con el objetivo de poner de manifiesto esta falsa retórica y forjar una red internacional para construir alternativas reales a un sistema que no respeta la vida en ninguna de sus formas y que nos conduce al colapso de las sociedades humanas y una extinción masiva de especies. El programa cuenta con conferencias, talleres y actividades culturales en torno a los temas centrales de las luchas presentes en la contracumbre.

Desde las plataformas G7 EZ y Alternatives G7 se ha impulsado una iniciativa paralela que cuenta con el apoyo de miles de personas. Se trata de la contra-cumbre, un conjunto de acciones que servirán para protestar contra el G7, y también para crear alternativas más justas. Durante la presentación, los organizadores han criticado la celebración del G7 asegurando que “se unen con el objetivo de debatir sus políticas al servicio de las clases más pudientes y de las multinacionales, profundizando aún más en las ya de por sí graves desigualdades sociales y agravando el desastre ecológico que sufre nuestro planeta”. Está previsto que se celebren más de 100 conferencias, debates y talleres con la presencia de representantes vascos, españoles, franceses e internacionales.

La llegada del G7 ha provocado la activación de un dispositivo de seguridad sin precedentes. La Policía Nacional y la Guardia Civil han preparado un macrodispositivo de seguridad compuesto por unos 1.000 agentes por parte de España y más de 10.000 miembros de las fuerzas de seguridad francesas. La ciudad de Biarritz está absolutamente bunquerizada y aislada de la población local, lo que perjudica la organización de la contra-cumbre. “Aunque los poderosos del mundo hayan blindado su cumbre con policía armada hasta los dientes, nosotros y nosotras -afirman los que componen la contra-cumbre- reivindicaremos por tierra, mar y aire, y armados de razón, que otro mundo es posible”. Y, pese a los obstáculos, los organizadores han podido construir un programa extenso y muy variado.