sábado, 3 de abril de 2021

El evangelio según Brian.

 

Han pasado más de treinta años de La vida de Brian, la obra maestra de los Monty Python, y la película sigue tan fresca, hilarante e irreverente como el día de su estreno, cuando provocó un terremoto de manifestaciones, protestas, críticas y debates a lo largo y lo ancho del mundo. Así lo explica David Torres en Público:

“El guión, en efecto, es una obra maestra de la astucia en la que los Monty Python sortearon los riesgos de la blasfemia mediante el procedimiento de usar directamente no a Jesucristo, sino a un pobre hombre llamado Brian Cohen, a quien, en diversos momentos de su vida, desde su nacimiento el mismo día que Jesucristo a unos metros del portal de Belén, confunden con el Mesías. Es el mismo truco que utilizó Chaplin en El gran dictador, pero con resultados completamente distintos. Al igual que en Ben-Hur, la gran epopeya bíblica de William Wyler, Jesucristo no aparece más que al fondo de la pantalla en ciertos momentos puntuales, cuando los tres Reyes Magos, indignados por el equívoco, vuelven a recoger los regalos, o cuando se lo ve a lo lejos, pronunciando el Sermón de la Montaña y uno de los espectadores pregunta: ‘¿Qué ha dicho?’. ‘Ha dicho: bienaventurados los queseros’. ‘¿Por qué los queseros?’.’Es una metáfora: se refiere a todos los fabricantes de productos lácteos’.

“Los malentendidos son el motor de propulsión de La vida de Brian, la historia de un judío contemporáneo de Jesucristo a quien toman por el Mesías sin que él pueda hacer nada por evitarlo. La descacharrante secuencia en que Brian decide no comprar una calabaza y luego pierde una sandalia, mientras poco a poco una turba de exaltados se divide entre los seguidores de la calabaza y los de la sandalia, resume, como apuntó John Cleese, ‘la historia entera de la religión en dos minutos y medio’. La incesante sucesión de memorables diálogos cómicos no deja títere con cabeza: el nacionalismo, el colonialismo, la mendicidad, el Espartaco de Kubrick, los profesores de latín, y también los defectos de pronunciación, el lenguaje inclusivo e incluso ciertas reivindicaciones feministas y transgénero que hoy, tal vez, les habrían costado un linchamiento virtual. Sin embargo, en toda la película no hay una sola burla contra Jesucristo, contra el cristianismo o contra la fe, aunque las autoridades religiosas, los hipócritas y fariseos de cualquier credo, hicieron bien en sentirse ofendidos, porque si hay una diana principal para la mofa y la sátira en La vida de Brian es justamente el negocio de la religión oficial, la religión entendida como negocio. Una cruz por persona”.

La vida de Brian (Trailer español)

UNA MIRADA A LA VIDA DE BRIAN


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