¿Por qué los cosmonautas rusos orinan sobre un neumático antes de salir al espacio?)
El traje que llevó Gagarin en su primer viaje espacial le permitió orinar de pie, pero el nuevo diseño no tiene bragueta.
Lucía Blasco lo explica en la BBC News Mundo:
Estaba en medio de la
nada, en una carretera al sur de Kazajistán, rumbo al cosmódromo de Baikonur,
la más grande y antigua base espacial del mundo. Pero la situación era urgente.
Con el esfínter contraído, el astronauta de 27 años pidió al conductor del
autobús que estacionara el vehículo en el arcén. Se apeó, se bajó la bragueta
del traje espacial y vació su vejiga justo en la rueda trasera derecha del
auto.
Estaba a punto de hacer
historia... ¡de convertirse en el primer ser humano en viajar al espacio
exterior! Pero los planes poco solemnes de su vejiga también protagonizaron
aquel episodio histórico. Tanto es así que, desde aquel 12 de abril de 1961,
todos los cosmonautas que viajan al espacio imitan la anécdota de Gagarin. Para
muchos es un ritual, una costumbre sagrada. Otros lo hacen por superstición o
para no romper la tradición. Pero siempre se cumple a rajatabla, incluso entre
las mujeres, que -por motivos evidentemente prácticos- suelen llevar muestras
de orina para derramarla sobre elneumático.
La historia de Gagarin
puede parecer embarazosa, pero, como dirían los más optimistas, siempre puede
ser peor. Por lo menos no tuvo que orinarse encima, como le ocurrió a Alan
Sherpard el primer estadounidense en viajar al espacio, el 5 de mayo de ese
mismo año. Iba a ser una misión rápida, de unos 15 minutos, pero el lanzamiento
se atrasó y el equipo no había contado con imprevistos urinarios. “Tengo que
hacer pis”, les dijo Shepard con urgencia a los controladores antes del
despegue. Llevaba tres horas esperando y no podía aguantar más. La respuesta
fue que se lo hiciera encima. No había tiempo. Y así lo hizo: permaneció
inmóvil, sentado, durante unos segundos, probablemente bastante incómodos,
mientras las cámaras robaban la privacidad de aquel momento histórico.
Los técnicos estaban
preocupados. ¿Y si la orina provocaba un cortocircuito en el cableado de su
traje? Afortunadamente, no fue así. “La prenda interior de algodón que llevaba
puesta absorbió [la orina] inmediatamente”, se lee en los registros de la
Agencia Espacial Estadounidense (NASA) sobre lo que contó Shepard de aquel
evento. “[El traje] estaba totalmente seco para cuando llegó el lanzamiento”. Hoy
día, los astronautas usan pañales de máxima absorción bajo el traje -glamour
espacial, podríamos decir...- que les permiten no tener que ir al baño durante
horas. Alrededor del 80-85% de la orina se recicla y se convierte en agua
potable para los astronautas.
La noticia sobre el nuevo
traje espacial ruso, el modelo Sokol-M-que sustituirá al Sokol-KV2, en uso
desde junio de 1980- fue presentado oficialmente en agosto del año pasado. La
compañía responsable de su fabricación, Zvezda, con base en Tomilino, en el
sureste de Moscú, usó “materiales nuevos” y lo adaptó a distintas formas y
tamaños corporales. Todo un avance. Este nuevo prototipo reemplazará a los
trajes que se usan durante los lanzamientos a la Estación Espacial
Internacional (EEI) en naves soviéticas Soyuz, que a su vez se espera que sean
actualizadas con una nueva generación, las Federatsia, en cuyo diseño la
Agencia Espacial Rusa, Roscosmos, trabaja desde 2009.
El
secretismo de Rusia sobre el agujero en la Estación Espacial Internacional que
puso en alerta a los astronautas “No estoy seguro de cómo (los astronautas)
podrán (continuar con la tradición) porque no hemos diseñado la bragueta”, dijo
Sergei Pozdnyakov, director de Zvezda, a las agencias de noticias rusas en
agosto de 2019, cuando fue la presentación oficial.
Mientras
tanto, algunos se preguntan si el ritual instaurado tras el primer hombre que
hizo un viaje espacial obligará a rediseñar de nuevo los trajes espaciales
rusos, que aún no tienen fecha de estreno. Puede parecer una pregunta
superficial, pero obligaría a cambiar el prototipo de trajes que están hechos a
medida de cada astronauta. Y cada uno de ellos cuesta una pequeña fortuna
¿Pesará más la tradición o la modernización? La respuesta está en el aire. O,
mejor dicho, en el espacio.
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