Redondo, solo y desnudo.
Iván Redondo, exdirector del Gabinete del presidente Pedro Sánchez, se dio a conocer el
pasado domingo en una entrevista con Jordi Évole. Redondo aseguró que Sánchez
le había ofrecido ser ministro y que se planteó su salida tres veces del que
denominó “el mejor trabajo del mundo”. Dijo que no era la primera vez que el
presidente pusiera esa oferta en la mesa, pero que él había estado “donde podía,
quería y me había preparado para estar”. Añadió que “Sánchez y yo hemos dormido
muy bien con Pablo Iglesias en el Gobierno”. Évole también preguntó a Redondo
sobre la subida del precio de la luz. Este defendió que “siempre hay una
sensibilidad de conseguir los precios más bajos, porque es el ADN del Gobierno”.
Sobre la huida del emérito aclaró que “el Gobierno es una institución distinta
a la Casa Real”. Y aclaró que, si le llamara
Pablo Casado y le pidiera que le llevara a la Moncloa, se negaría a hacerlo.
Una entrevista que se
quedó en demasiadas ocasiones coja por la obstinación de Redondo a no contestar
claramente a las preguntas de Évole. Abundaron los comentarios en las redes.
Oscar Puente dijo: “He tenido que abrir la ventana para que se disipara el humo
que salía de mi televisor. ¿Os ha pasado alguna vez?”. Odón Elorza reconoció:
“La
entrevista de Évole a Redondo fue decepcionante y hueca”. Juan Carrasco: “Me
voy a la cama, que me están pitando un poco los oídos”. Gerardo Tecé “Asume la
responsabilidad de todos los éxitos, pero no tuvo casi nada que ver en los
fracasos. No pidió ser ministro, se lo ofrecieron. Y no lo echaron, se fue. Se
tira por el barranco por sus clientes. Eso sí me lo creo. Hoy el cliente era él
mismo y se notaba”. José Antonio Zarzalejos incluso se mostró condescendiente: “Siento
mucho, la verdad, que Iván Redondo se esté infligiendo un castigo tan severo a
sí mismo”. Y Javier Casqueiro, de El País, calificó al asesor de “vendemotos”: “Llegó
con la varita mágica, el gran líder se la compró entera, su misterio le
engrandeció en la sombra, muchos periodistas le hicieron la ola para beber de
sus fuentes y, cuando su vanidad le traicionó a la luz, le masacraron por
friki: otro caso de expectativas frustradas”.
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