Michael Caine, la superestrella que se enamoró de la chica del anuncio.
Con una larguísima
trayectoria a sus espaldas, Caine es uno de los actores más queridos y
reconocidos de la historia. Su vida está llena de anécdotas apasionantes, como
la de conocer a su mujer, Shakira. Carlos Portolés nos lo presenta en “La Voz
de Galicia”: “Prepotente, cínico, ocurrente, canalla, genial. Salido de la
entraña de los bajos fondos londinenses con un blanco cigarro entre los labios
y unos envidiables ricitos de oro… El bribón que un día conquistó el mundo —que
pudo reinar y lo hizo—, ahora un entrañable viejecito de 91 años, anunció hace
poco su retirada. Vivirá los últimos suspiros en el recogimiento familiar, con
el grato recuerdo de una vida que ha sido un paseo por el firmamento. Dos
películas le abrieron la puerta de aquel Hollywood extraordinario de los
sesenta —del que hoy no queda ni maldita ceniza—. Zulú y Alfie. En la primera
era un heroico y estirado oficial victoriano que a bayonetazos defendía el
honor del Imperio anglo y su corona. En la segunda, un incorregible mujeriego
que coleccionaba corazones rotos de bellas damas. Un inicio de carrera
difícilmente superable. Encadenó dos registros parecidos entre sí, más o menos,
lo mismo que un bote de perfume y un balón de reglamento. Con un poco de empuje
de la buena fortuna, en pocos años pasó de ser un rostro desconocido a
integrarse en el forraje de las carpetas de las colegialas. Y entonces, claro,
llegó el momento de jugar en primera. De ir a la conquista del yanqui…
“Un gracejo natural y
pícaro acabó por convertir a Caine en gran favorito del público. En sus años de
veteranía, no ha estado falto de papeles interesantes. Y en muy diferentes
facetas. Comedias socarronas, epopeyas de espías o melodramas lacrimógenos. La
aparición de su nombre en los créditos iniciales se ha utilizado, en ocasiones,
para elevar, en la medida de lo físicamente posible, el interés de
infraproducciones cutres y acartonadas…
“Pero mucho más
importante, y hasta más divertido, si cabe, es el relato de cómo conoció a su
actual esposa, Shakira. Hermosísima. Con perdón, pero bastante más que él. Y
más joven. 14 años menos. El enlace entre estos dos es uno de esos que parece
escrito con tinta imborrable en las páginas del destino desde mucho antes de
suceder. Caine vio un día en la televisión un anuncio de café brasileño y cayó
prendido. No del aparato, sino de la figura que dibujaba. La muchacha que salía
diciendo ‘compre este café y no otro café y tal y tal...’. Una presencia de
proporciones áureas y brillante tez morena. En la ficción publicitaria, la
chica decía ser tan brasileña como el café. Así que el actor se lanzó a las
maletas. Que se iba derechito a Brasil, el hombre. Y no iba parar hasta
encontrarla. Con todo listo para salir de aventura, le comentó la cuestión de
pasada a un amigo suyo. Como el que menciona que el tiempo se está encapotando.
‘Por cierto, ¿te dije que me voy a Brasil a buscar al amor de mi vida? Sí, es
la chica del anuncio de café, la que sale en la tele’. Por motivos narrativos
diremos que absolutamente perplejo y un poco convencido de que a su
interlocutor se le había ido la olla, el amigo le dijo al actor que parara el
carro. Que si se iba a Brasil que fuera de turismo, porque esa pieza
publicitaria la había grabado su empresa y la muchacha no era de Sao Paolo sino
de Fulham —vamos, el barrio de al lado—.
“Que no se infiera de
esto, no obstante, que la conquista fue fácil. En esta ocasión, las dotes para
el galanteo no solo no sirvieron de mucho, sino que incluso estorbaron un poco.
A la joven Shakira no le terminaba de convencer lo de salir con una
superestrella que era particularmente notorio por dos atributos: el de rubio y
el de zalamero. Pero al final le concedió una cita, según cuenta hoy la pareja
entre sonrisas más por ver qué pasaba que por fe real en que pudiera brotar
algo duradero. La moraleja de todo esto, si es que hay alguna, es que nunca se
sabe hacia dónde va a culebrear la vida. Medio siglo llevan ya de feliz matrimonio.
Y todo por un anuncio. Uno de café del Brasil. Concretamente de la zona de
Fulham, Londres”.
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