miércoles, 30 de julio de 2025

"Dios me prometió esta tierra."

 

No es una frase. Es una coartada. Una forma de convertir la ambición en mandato, la ocupación en derecho y el despojo en destino. Una mentira tan vieja como el colonialismo, tan útil como la pólvora y tan devastadora como el silencio de quienes miran a otro lado.

Con ese credo se exterminaron pueblos enteros en América. Con esa excusa se esclavizó África desde los altares de Europa. Con esa misma lógica se bombardea hoy Gaza, mientras el mundo finge imparcialidad.

Y siempre la misma escena: quien llega armado, con bandera y doctrina, dice que vino enviado por Dios. Y quien ya estaba allí, quien cuidaba la tierra, quien enterraba a sus muertos en ella, queda fuera del mapa. Fuera de la historia. Fuera de la ley.

Fue vida. Pero esa tierra —cada una de ellas— nunca fue promesa divina. Y la vida no se promete. Se respeta.

 (Spanish Revolution)

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