jueves, 4 de junio de 2009

Rajoy-Campos se apoyan y defienden entre sí.

Rajoy, arropando y apoyando a Camps, en la plaza de toros de Valencia.


Federico Trillo, Vicente Rambla, Francisco Camps y Mariano Rajo, en el mitin del PP en Alicante, la semana pasada.

Los movimientos de solidaridad levantados en torno al presidente de la Generalitat Valenciana no dejan de sorprender. El otro día se reunían en el ruedo, lugar en que suelen exhibir su arrogancia y engreimiento a semejanza de los toros y los toreros para, entre todos, vapulear al enemigo. Y decidieron entre ellos lo mucho que se quieren, más entre la agitación de banderas, el griterío del tendido y los aplausos de los habituales manifestantes de la derecha, que por las victorias de los diestros.

Y todo ello con el apoyo insuperable del partido organizador de la corrida. Francisco Camps hizo movilizar a los suyos y se trajo en autobuses pagados por el PP a más de 20.000 afiliados agradecidos, según los organizadores, simpatizantes que no dejaban de gritar a su favor, dispuestos a absolverle antes de que el Tribunal Superior de Valencia lo pueda hacer. Rajoy se hallaba cómodo rodeado de implicados, convencidos de que los tribunales los imputa pero el pueblo los absuelve. El acto se convirtió en un baño de masas para el criticado Camps, que busca, con la victoria de los comicios europeos, una absolución popular por su causa judicial. Rita Barberá, alcaldesa de Valencia, dirigiéndose al presidente, le advirtió: “Que sepan los autores intelectuales y materiales de esa campaña vil y porcina que ya dura más de tres meses, que cada segundo que te han hecho sufrir a ti y a tu familia lo convertiremos en miles y miles de votos, Paco. Te lo mereces por tu integridad, por ser un hombre de bien, por ser honrado, por ser el mejor presidente que hemos tenido, tenemos y tendremos todos los valencianos, Paco Camps”.

Cualquier persona normal se hubiera ruborizado ante tanta alabanza. Si realmente se trata de un hombre con tantas cualidades, uno no entiende por qué tanta lisonja y presunción de inocencia. Tampoco Jaime Mayor Oreja tuvo duda alguna de la “honestidad” de Camps. El número uno del PP en la lista europea insistió en sus palabras de elogio: “Frente a la mentira y a la calumnia, tiene que ganar la decencia de Paco Camps, el más honorable de todos los valencianos y de todos los españoles”. Y terminó su alocución destacando que el PP, el domingo, está “obligado” a ganar y a favorecer que Rajoy sea el próximo presidente del Gobierno.

Por su parte, Camps, quien se encargó de cerrar el acto en el que, más que pedir el voto al PP, mantuvo y multiplicó el continuo desagravio por los ataques recibidos en las últimas semanas, agradeció a Rajoy su “afecto y cercanía”. Sentenció que, pase lo que pase, “nadie va a parar” al PP valenciano. Prometió que no piensa aflojar, pese a sus problemas judiciales que le hacen ser el primer presidente autonómico imputado desde las épocas de la corrupción de principios de los noventa. “Con vuestro cariño –terminó diciendo– no hay obstáculo que no pueda ser salvado. Cada sonrisa vuestra, cada abrazo, cada guiño, cada palabra vuestra me da la fuerza suficiente para salvar cualquier obstáculo que me pongan por delante, porque lo hago por Valencia y lo hago por España”. Algunos le aclamaron: “Paco, te queremos”.

Decidido a comprometerse hasta las cejas con un imputado en Gürtel, en la investigación del asunto de los trajes cuyas facturas siguen sin aparecer, saltó, en último lugar, Mariano Rajoy, presidente del PP, y le gritó: “Querido Paco, yo creo en ti. Creo en lo que haces. Te he visto actuar muchas veces. La inmensa mayoría de españoles creen en ti” Rajoy fue repetidas veces jaleado. Y terminó diciendo: “Yo siempre estaré detrás de ti, Paco, delante o al lado, me da igual, quiero que me oigan todos en la plaza”.

Todo ello me hizo recordar aquel dicho latino: “Excusatio non petita, acusatio manifesta”.
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El escolta de Castro. Capítulo XXXII. El teniente coronel Juan R. Sánchez, ex escolta de Fidel Castro, habla del alcoholismo de Raúl Castro.

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