martes, 25 de agosto de 2009

A las imágenes, ni tocarlas ni besarlas.

Una mujer abraza por detrás al Apóstol.
El Colegio de Médicos de Madrid lo advierte en la pancarta: "No beses, no des la mano. Di hola".

La Iglesia Católica española tiene un nuevo consejo para los peregrinos que llegan a Santiago de Compostela: No besar al apóstol. No es que se haya hecho protestante. Se trata de que la feligresía deje de besuquear las imágenes de santos y santas de las iglesias, como medida preventiva ante la nueva gripe. José María Díaz, el propio deán de la Catedral de Santiago, explica que el Cabildo ha tenido que tomar estas “precauciones elementales”, siguiendo las recomendaciones de la Consellería y el Ministerio de Sanidad para prevenir posibles contagios. “No hemos colocado carteles ni nada”, dice Díaz. “En lugar de ello, un ujier parado junto a la estatua ubicada detrás del altar principal transmite discretamente el mensaje”. Como medida preventiva, también se han vaciado y secado las pilas de agua bendita por los mismos motivos de higiene, ya que podía ser una fuente de contagio dado que “todo el mundo acude allí a meter los dedos”.
Pero, a pesar de las precauciones, el deán admite que evitar contactos en la basílica, “con la inmensa cantidad de gente que viene de otros países, es como tratar de poner vallas al campo, ya que no podemos impedir que se den la mano o que se den la paz”. El representante de la catedral apunta que el Cabildo trata de no crear alarma con estas medidas y asegura que existen muchos otros sitios en la ciudad donde es más urgente y necesario tomar precauciones, “como por ejemplo, en las discotecas y pubs”, en donde la clientela no va a rezar, sino a desmelenarse. En cambio, ante la celebración del Xacobeo 2010, el Deán se muestra optimista, pese a la gran afluencia de peregrinos que acudirán a la catedral y confía en que para el Año Santo “lo de la gripe esté superado”.

Sin embargo, mientras algunos extreman la precaución y sustituyen los ósculos por un ligero apretón o una tímida caricia, sigue habiendo visitantes que abrazan y besan las imágenes, despreocupados por un posible contagio y por la contaminación del Apóstol hasta la misma coronilla. De esta manera, movidos por “la fe”, siguen con los ósculos y no temen contagiarse de la gripe nueva, porque, en realidad, “si uno tiene la gripe, se cura y si no, Santiago está aquí para que lo lleve a uno para arriba”. Y se olvidan de que el Apóstol también puede llevar a uno para abajo.

En México, durante el mes de abril pasado, días críticos de la epidemia, las autoridades eclesiásticas ya pidieron a los fieles que no asistiesen a las misas o las siguieran por radio o televisión. Recuperada la normalidad, la Iglesia Católica mexicana recomendó que la comunión se tomase con la mano, y no directamente en la boca. También en Reino Unido (el país europeo con más casos), las autoridades religiosas de diferentes confesiones tomaron medidas. Los anglicanos prohibieron beber del cáliz durante la comunión y los católicos se plantearon cambiar la paz (que tradicionalmente implica darse la mano) por otro gesto. En realidad, ¿cuál fue el elegido?

En España, el Arzobispado de Santiago no es el único que aconseja tomar precauciones y no besar al Apóstol. También el de Toledo recomienda a los paisanos no besar la medalla de la Virgen del Sagrario, no beber directamente de los botijos en la catedral o traerse cada uno un vaso de su casa. A la titular del ramo, Trinidad Jiménez, no le ha parecido mal la decisión adoptada por algunos cabildos y recuerda que muchas medidas preventivas obedecen al sentido común. Claro que si quien bendice el agua o a Santiago es un obispo contagiado, en este caso, no hay santos, ni vasos ni botijos que valgan, porque lo que se reparte no es ni el aura de un apóstol limpio, ni un agua bendita sino contaminada. Y eso no lo salva ni el mismo dios de cada cual.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo, ni verlas, y además no sé porque carallo cuando salen en procesión se les toca el himno, si la virgen no nada con Gema Mengual, Y Jesús... Jesús hablaba en parábolas. No competía en nada.

chiflos.