jueves, 19 de abril de 2012

19 de abril ¿Entró la Corona en barrena? (III)


El rey pide disculpas.



El rey recibió ayer el alta en el hospital USP San José de Madrid. El monarca aprovechó para pedir disculpas públicamente ante una cámara de televisión por irse de caza a Tosuana: “Lo siento mucho –dijo–. Me he equivocado. No volverá a ocurrir”. El conservador, Jesús Posada, presidente del Congreso de los Diputados, aseguró alegrarse “mucho” de su rápido restablecimiento y calificó de “excelente” el gesto que tuvo al pedir disculpas. También los socialistas reaccionaron positivamente por este gesto del rey. José Martínez Olmos, portavoz en materia sanitaria del PSOE en el Congreso, señala que le parece positivo y “honra” al jefe del Estado, aunque el PSC espera algo más. Por el contrario, el portavoz de ERC en el Congreso, Alfred Bosch, advierte de que la “opacidad” de la Casa Real “no se resuelve pidiendo disculpas” y por eso seguirá adelante con sus iniciativas como que el jefe del Estado sea sometido al control parlamentario. El portavoz de Ezquerra aclara: “No hablamos de una travesura que se resuelva pidiendo disculpas, hablamos de un problema institucional, de una crisis”. Y añade que “el problema no es don Juan Carlos, sino la institución monárquica” y que la “opacidad no se resuelve pidiendo disculpas”. El diputado de IU, Gaspar Llamazares, considera que “están bien” las disculpas ofrecidas, pero precisa que sería mejor “una rectificación” y que se aumente la transparencia en la Casa del Rey.




Por otra parte, la institución conservacionista WWF/España (antes WWF/Adena) es la sección española de una de las mayores organizaciones mundiales dedicadas a la conservación de la naturaleza. El pasado domingo, miles de personas pidieron por Internet que el rey dejase de ser miembro de esta asociación. WWF España ya no quiere que el rey sea su presidente honorífico, cargo que ostentaba desde su fundación. Juan Carlos del Olmo, secretario general, explica que esta decisión se tomó el pasado martes, tras “el aluvión de críticas” recibidas, sobre todo del exterior, al conocerse la noticia de que el Rey practicaba la caza de grandes animales en África. WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza) está presente en 100 países, tiene unos 5 millones de socios, y es la organización que “más invierte” en la conservación de elefantes, tanto en África como en Asia. El rey entró en WWF de la mano de un grupo de personas, interesadas en la naturaleza y en la caza, ya que, en aquella época, era frecuente ver “la naturaleza a través de la caza”. Pero la organización “ha cambiado y evolucionado, como la sociedad”, y, con el paso de los años, ha crecido y se ha hecho global. Según explican, en los países europeos, “hay una sensibilidad muy arraigada hacia los animales”, y la mayoría de las quejas han llegado de fuera de España.



El Roto, en El País.


José Antonio Zarzalejos publicaba, en “El Confidencial” del pasado domingo, el artículo: “Historia de cómo la Corona ha entrado en barrena”, en el que comienza diciendo: “El Rey ha hecho que el vaso de muchas paciencias haya rebosado. La opinión pública –y publicada– recibió ayer con perplejidad la noticia de que Don Juan Carlos había sido operado en la Clínica San José de Madrid durante la madrugada del sábado de una fractura múltiple de cadera a consecuencia de una caída en Botsuana mientras participaba en una cacería de elefantes. Se desvelaba así la razón por la que el Jefe del Estado no había aparecido en público desde el pasado domingo de Resurrección, ni siquiera para visitar a su nieto mayor, Felipe Juan Froilán… el Jefe del Estado –al parecer, invitado– se había trasladado a Botsuana, país al que se desplazó también en 2005, para practicar la caza mayor de elefantes, ocultando el viaje bajo el eufemismo de su carácter privado”. Mas adelante, añadía: “Se estima gravísimo que Don Juan Carlos haya estado cazando en Botsuana cuando se ha desatado una grave crisis internacional con Argentina a propósito de Repsol-YPF y se ha incrementado la ofensiva de los mercados contra la deuda soberana española… A mayor abundamiento, existe cierto ‘bochorno’ por la falta de sensibilidad del Jefe del Estado, al desvelarse que caza elefantes, especie en recesión cuyos colmillos son mercancía de valor en las transacciones negras de marfil, en detrimento de países pobrísimos como Botsuana que están siendo esquilmados… Pero parece claro que, si España ya tenía un grave problema con su modelo de Estado –el autonómico–, a partir de ayer –81º aniversario de la proclamación de la II República Española–, el país tiene un muy serio problema con la forma de Estado, es decir, con la Monarquía parlamentaria porque la Corona ha entrado en barrena con un más que preocupante diagnóstico político y social”.



Este elefante republicano no será disparado por el Rey.



Antonio Piera, escribe en Malablancayenbotella el artículo “El Rey la tiene pequeña” en el que dice: “Cualquiera que lea sólo este titular podría pensar que me voy a referir aquí al tamaño del miembro viril de su majestad. Lejos de mí tamaña indiscreción, hasta ahí podíamos llegar…. Aunque ya se sabe que sólo se desea lo que no se tiene, no van por ahí los tiros (permítaseme una licencia tan inoportuna). No. La cosa que, a mi entender, tiene pequeña Juan Carlos I, rey de España, es la sensibilidad. En un país malherido por la crisis inventada por los banqueros, que son curiosamente quienes más se aprovechan de ella, en un país en el que cerca de cinco millones de ciudadanos están sin trabajo y se las ven y se las desean para llevar a casa algo de comer, en ese reino suyo en el que los bancos echan a la calle a los parados y a sus familias porque no pueden pagar la hipoteca, su rey, el mismo que reclama a los demás austeridad y 'trabajar todos juntos para superar la crisis' se gasta entre 30.000 y 37.000 euros en matar a un pobre elefante que no le ha hecho nada, eso, sin contar los viajes de avión propios y de su séquito y algunas otras minucias. No es que sea pequeña. La sensibilidad que demuestran el monarca, sus consejeros, sus asesores o su misma familia es diminuta. No es de recibo. No es aceptable. Ni se corresponde con la dolorosa realidad de gran parte de sus súbditos, que están perdiendo a dentelladas de ajuste los derechos que les definían como ciudadanos, ni tiene explicación alguna desde la lógica y la coherencia de la responsabilidad y la ejemplaridad exigibles a un Jefe del Estado. Como tampoco lo es que la gente se tenga que enterar de estos hechos gracias a una fractura ósea, fruto de un accidente –porque si no, no se habría sabido–, ocurrido precisamente el mismo día en que en esta España mía muchos, como yo, celebramos la memoria de la proclamación de la II República. 'Justicia poética', que dice mi amigo Adrián. No creo que ni a los elefantes muertos ni a los parados españoles les parezca suficiente justicia”.



RGAlmazán escribe, en su blog “Kabila” el artículo: “Y Juan Carlos, de caza mayor” en el que dice: “Lo de la caza debe llevarse en los genes, y así no es de extrañar que a los niños, aunque tengan trece años, les enseñen a disparar. Es inevitable. ¿Dónde se ha visto un rey o un miembro de la casa real que no sea cazador? Además, hay que mirar a lo alto. Un monarca no puede ser un simple cazador. Las liebres y los conejos son para los mindundis. Tiene que ser un cazador de caza mayor, ¡faltaría más! Y, ¿qué mayor que un elefante? Cazar elefantes es lo mínimo si se quiere ser un rey de verdad, un tipo duro, un macho real. Además se va uno a Bostwana, que aquí no hay elefantes, y con el dinero de los contribuyentes –la cosa es baratita, sólo cuesta 37.000 euros, una miseria– se pone uno a pegar tiros hasta decir basta, o hasta que se caiga. Esa es la labor de un rey. El pueblo que se joda y sufra la crisis que para eso no tiene sangre azul. Ya me gustaría saber cuánto ha supuesto el viaje real, puesto que ha tenido que ir un avión con equipo sanitario a traer al monarca deportista… En fin, un cachondeo de mucho cuidado. Un jeta cazando elefantes a costa del erario público, mientras que la gente sufre una crisis de caballo. Claro que a él qué más le da, al fin y al cabo, en algo tendrá que gastar ese pastón que se lleva de los presupuestos y que nadie controla”. Y termina con una súplica: “Distinguido rey de las Españas Imperiales, no se me caiga más, que la Sanidad pública está en crisis”.



“Por ironías del destino –escribe Cive Pérez, bajo el título ‘La república como necesidad de higiene democrática’, en su blog “Carnet de Paro”–, en la misma fecha del aniversario de la proclamación de la IIª República española, la Casa Real comunica que el monarca ha sufrido un accidente en Botsuana. Cazando elefantes, por cierto. Mientras el Rey se divierte, España atraviesa un momento álgido de la crisis económica. Y cinco millones de desempleados, la mitad de ellos jóvenes, apenas tienen lo justo para sobrevivir. Parece llegado el momento de introducir un poco de higiene democrática en este país. Esta familia real es poco presentable… ¿Dónde estaba el Jefe del Estado durante la última semana, justo en un momento crucial en que España se enfrentaba a una gravísima crisis económica? Pues bien, mientras subía la prima de riesgo de la deuda soberana, se desplomaba la Bolsa y Argentina amenaza con nacionalizar Repsol, y el Gobierno dicta severos recortes en Sanidad y Educación, Juan Carlos I ni siquiera estaba solazándose en la Babia patria, sino realizando actividades cinegéticas en Botsuana… ¿Refleja esta actitud de Juan Carlos I la responsabilidad de un Jefe de Estado en un momento tan delicado como el que atraviesa España? Si añadimos los últimos acontecimientos que se producen en el seno de la Casa Real (caso Urdangarín, niño Froilán manejando escopetas) llegamos a la conclusión de que, lo que tal vez sea bueno para la prensa del papel couché, no es bueno para España. Un país que necesita con urgencia que se introduzca un poco de higiene democrática. Y aunque no fuera más que por el hecho de que es un sistema en el que el Jefe del Estado es elegido por los ciudadanos —y por tanto, revocable en las urnas— la República es mucho más higiénica que la monarquía”.



El rey en un safari, posando entre sus trofeos, bisontes abatidos a tiro.



“¿Es responsable –se pregunta Ignacio Escolar– que el jefe del Estado desaparezca en pleno acoso de los mercados contra la deuda española, en la semana en la que España es el epicentro de la crisis del euro? ¿Es ejemplar que el rey se gaste en unos días de excéntrico safari lo que a un español medio le cuesta ganar casi dos años de trabajo? ¿Es adecuado cazar una especie amenazada como el elefante africano por mucho que en un país como Botsuana sea un lujo legal? Por supuesto, nadie plantea que el rey no tenga derecho a unos días de ocio y asueto, o que su condición de jefe del Estado le prive de toda intimidad. Pero faltan aún muchas explicaciones que la Casa Real debería dar. ¿Pagó el rey de su bolsillo el safari o se dejó invitar? ¿Por quién? Las personas que financian al jefe del Estado estos caprichos –en caso de que se trate de un regalo– ¿tienen negocios con la Administración o intereses en España? ¿Cuánto cuesta del dinero de todos los españoles desplazar hasta Botsuana a los escoltas, al médico y a los asistentes que viajan con el rey? ¿A cuántos safaris equivalen esos 170.000 euros que, en gesto austero, anunció que iba a recortar de sus gastos anuales la Casa Real? El escándalo del elefante africano no es anecdótico. No lo puede ser cuando la monarquía española lleva ya meses de escándalo en escándalo, cuando la crisis económica disuelve la confianza de los ciudadanos en todas las instituciones, cuando ni su propia familia se libra de la mancha de la corrupción…. Si los Borbones pretenden seguir reinando por muchos años en España, necesitan algunas reformas urgentes y un cambio de actitud. El rumbo actual les lleva a una ruptura con la sociedad de consecuencias aún hoy imprevisibles”.



También se pueden leer cometarios favorables al monarca que alaban incluso los errores del monarca. Como muestra, unos párrafos de Salvador Sostres, columnista de El Mundo, con su artículo “Un rey que no dispara no es rey ni es nada”. Entre otras barbaridades, Sostres no se avergüenza de repetir: “La figura real crece en esplendor y en nobleza al lado de un elefante abatido. ¡Qué buen disparo! En mala hora resbaló y han tenido que operarle. Gajes del oficio. Pero a un hombre no se le juzga por las veces que cae sino por las veces que es capaz de levantarse y no tengo ninguna duda de que cuando don Juan Carlos se recupere de este percance volverá a disparar, volverá a hacer de Rey y de Borbón, y a estar a la altura de su insigne estirpe, regia e incontestable. Queremos reyes que disparen, aunque a veces resbalen. Y también que sus nietos disparen, aunque se hieran el pie: forma parte del aprendizaje. Los reyes y sus familiares tienen que cazar y que montar a caballo, dar grandes fiestas, y protagonizar de vez en cuando algún escándalo de faldas… El Rey fue en África símbolo y representación de la libertad y la democracia abriéndose y camino y disparando contra la naturaleza brutal y desordenada. El eco de sus disparos es música de Bach, culta y refinada, frente al tam-tam tribal y arbitrario”.



Ayer y hoy he sido elegido en Paperblog para ser el autor del día, lo que me llena de agradecimiento. Y más, después de haber sobrepasado, desde hace una semana, el millar de visitantes diarios, llegando el sábado pasado a 2660. Un reto, gracias a todos mis lectores.

Mañana: ¿Entró la Corona en barrena? (y IV)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Las disculpas del Rey suponen algo más que la mera manifestación estética y buenista. Incluye la intención rectificadora en el futuro.
En realidad, la móvida elefantiásica de Juan Carlos Primero es de lo más parecida a la de cualquier liberado sindical de comisiones o ugeté, pillado en un renuncio. Como la de aquellos que en lugar de ir al comité, aprovechan las horas para quitarse la caravana y acudir antes a las fiestas de su pueblo. En este orden de cosas la monarquía sería un sindicato dinástico, y sus afiliados tan sólo pagan una cuota testimonial de adhesión inquebrantable cada semestre o así. En esto último tampoco se diferencian mucho de los otros, ya que mayormente "viven" de los presupuestos generales del Estado. Así pues,
El tesón antimonárquico de la izquierda se reduce únicamente al intento de monopolizar las adscripciones de los ciudadanos en la representación pública de sus garantías, derechos y libertades. Escoja Vd. a quien quiera, y no permita que excluyan su preferencia. Si así ocurriera, es que la situación es grave.

chiflos.