viernes, 20 de abril de 2012

¿Entró la Corona en barrena? (Y IV)


El rey pide perdón a la salida de la clínica.



El rey Juan Carlos de Borbón, que el miércoles salía de una clínica, pronunciando las 22 palabras que pasarán a la historia –“Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir”–, acaba de recibir un galardón: el “Premio Infiel Honorífico a toda una vida”, otorgado por la polémica red social, Ashley Madison. Dicho premio le fue otorgado por “haber hecho de su ajetreada vida amorosa una continua conquista de mujeres de las más distintas procedencias, mientras que la legal se alejaba de su coto de caza para pasar largas temporadas en Londres”. Tampoco es la primera vez que Ashley Madison recurre a la figura de Juan Carlos para llamar la atención. En agosto de 2011 colocó un cartel con la imagen del rey en la Gran Vía madrileña que sólo duró unas horas. En el cartel, que ocupaba toda la fachada de un edificio de la céntrica calle, aparecían fotografías del rey Juan Carlos, el príncipe de Gales y el ex presidente de EEUU, Bill Clinton, junto a la pregunta “¿Qué tienen estas ‘realezas’ en común?”. El faldón del anuncio respondía a la pregunta con otra frase “Deberían haber utilizado Ashleymadison.com”. Pero volvamos al tema de la caza de elefantes, motivo de la equivocación por la que el rey pide hoy perdón.






“A veces, los días nos traen burlas renovadas en las fechas más inesperadas. En un 14de abril, aniversario de la digna República española, llegan las noticias de que Juan Carlos de Borbón (a quien los ciudadanos podían suponer preocupado, es un decir, por el estado progresivo de ruina del país, trabajando para sacar a España del hoyo) ha sufrido un accidente mientras se encontraba en Bosuana, a donde había ido a cazar elefantes, una ocupación que, por lo visto, debe considerar imprescindible, con la que está cayendo. Si hubieran podido, como en otras ocasiones, sus cortesanos y funcionarios del besamanos hubieran ocultado los hechos”. Así comenzaba el artículo “Matar elefantes” que el historiador, Higinio Polo, escribía para “Crónica Popular”. Un artículo que terminaba con las siguientes consideraciones: “No es la primera vez que Juan Carlos de Borbón, un rey caprichoso, roza el ridículo y esquiva después el bulto. Lo ha hecho en muchas ocasiones: cuando fue a ver las pingüineras antárticas, o cuando cazó un oso en Rusia, en circunstancias lamentables; o cuando, hace unas semanas, proclamó que no le dejaban dormir los problemas del país y de la juventud, y unos minutos después se puso a hacerlo en la mesa del acto que presidía. A estas alturas de reinado, son tantas las picardías, tantas las burlas, tan repetidas las bufonadas insultantes, tan constante el abuso que hace el monarca de la prudencia del país, que se hace difícil imaginar qué esperamos para renovar el aire viciado de esta habitación lóbrega y oscura, cerrada, en que se ha convertido España…”. De ahí que Polo declare, indignado, de que ya está bien de que no podamos saber cuánto tiempo más tendremos que soportar esta monarquía, “este escarnio, esta sucesión de familiares corruptos, de parásitos próximos, de escándalos, que sigue los pasos de la corte de los milagros que narrara Valle-Inclán. No sabemos a qué punto de codicia llegarán estos incompetentes empresarios que viven satisfechos en esta corte de los milagros, en que, mientras el país se hunde, el jefe del Estado se marcha a cazar elefantes. Si tuviera dignidad, si mirase un instante la charca pútrida, la asfixiante atmósfera en que se ha convertido el país, si reparase en el sufrimiento social que el despilfarro y la incompetencia de los suyos han creado, Juan Carlos de Borbón abdicaría de inmediato y España terminaría con una servidumbre que será duramente juzgada por la historia… y para combatir la crisis en que nos han metido, Juan Carlos de Borbón se va a matar elefantes. Ya está bien”.




Terminal de Air Botswana en Gaborone, en 1976.



En su blog Trichera Digital, Manuel Rico informa, como hace habitualmente, de forma concisa y breve. En esta ocasión es sobre el tema del rey, y lo títula: “Informar, abdicar, votar”. Dice del monarca que es alguien acostumbrado a vivir con todos los gastos pagados durante 60 años y que es imposible que no pierda contacto con la realidad. “Lee de vez en cuando unas frases que le preparan sus asesores sobre lo mucho que le quita el sueño el paro juvenil, y luego retoma su vida de cacerías, yates y amantes germanas”. Rico, tras anunciar el accidentado viajecito real a Botsuana, pasa a recordar lo que debería ser una oportuna serie de actuaciones:
1) La Casa del Rey tiene que informar de forma inmediata sobre los patrocinadores de la cacería. ¿Quién la ha pagado? ¿Cuánto ha costado?
2) La Casa del Rey debe informar de forma inmediata sobre el coste de la cacería para los españoles que pagan sus impuestos. ¿Cuál es el precio de desplazar los escoltas y el médico de Juan Carlos I a Botsuana durante cinco días? ¿Qué otros gastos se han abonado vía Presupuestos?
3) La Casa del Rey debe aclarar de forma inmediata si Juan Carlos I ha realizado algún tipo de gestión, durante los últimos años, para favorecer los negocios de los patrocinadores de la cacería.
4) Dada la manifiesta irresponsabilidad demostrada por Juan Carlos I, la Casa del Rey debe poner en marcha los mecanismos necesarios para que abdique en un plazo razonable.
5) Los principales partidos deben comprometerse a convocar, antes de que finalice la legislatura, un referéndum para que los españoles puedan pronunciarse sobre la forma de Estado que prefieren. Los ciudadanos menores de 52 años no pudieron participar en el referéndum de 1978 y los mayores de 52 años votaron a favor de una Constitución que devolvía la democracia a España, pero en unas circunstancias que hacían imposible cualquier debate sobre la monarquía. Ha llegado la hora de que los españoles puedan votar en libertad sobre este tema.




Alberto Sicilia, investigador en física teórica, publica en su blog Principiamatrsupia la siguiente carta al rey don Juan Carlos: “Me llamo Alberto Sicilia, y soy investigador de física teórica en la Universidad Complutense de Madrid. Hasta el año pasado, enseñaba en la Universidad de Cambridge. Decidí regresar a España porque quería contribuir al avance científico de nuestro país. A las pocas semanas de llegar, me llevé la primera alegría: Francisco Camps obtenía un doctorado cum laude apenas 6 meses después de dimitir como presidente de la Generalitat. Escribí dos cartas para felicitarle, pero no me respondió. Paco debe estar muy ocupado. Quizás le contrató Amancio Ortega para que diseñe la colección de trajes primavera-verano. Abrí la segunda botella de champán al conocer los Presupuestos Generales recién presentados. La inversión en ciencia se recorta en 600 millones de euros. Imagínate que se nos ocurre apostar por la investigación y acabamos ganando un Nobel: quebraríamos el orden geopolítico mundial. Hasta ahora, los Nobel científicos son para británicos, alemanes, franceses o americanos. Nosotros nos llevamos los Tours, los Rolland Garros y las Champions League. Si empezásemos a ganar también en ciencia, ¿qué consuelo quedaría para David, Angela, Nicolas y Barack? He sufrido la tercera y definitiva conmoción al saber de tu safari. Dicen los periódicos que costó 37.000 euros, dos años de mi salario. Los que nos dedicamos a la ciencia no lo hacemos por dinero. Al terminar nuestras tesis doctorales en física teórica, algunos compañeros se fueron trabajar para Goldman Sachs, JP Morgan o Google. Quienes continuamos investigando lo hicimos por pasión. La ciencia es una de las aventuras más hermosas en las que se ha embarcado la especie humana. Al regresar a España, entendí que atravesábamos una situación económica complicada. Por eso acepté trabajar con muchos menos recursos de los que ofrecía Cambridge y un sueldo inferior al que ganaba cuando era estudiante de primer año de doctorado en París”.




“Juancar –prosigue Sicilia–, tengo que darte las gracias. Tu aventura en Botsuana me ha hecho comprender, definitivamente, cómo es el país al que regresé. Regresé a un país donde el Jefe del Estado se va a cazar elefantes mientras cinco millones de personas no tienen empleo. Un país donde el Jefe del Estado se opera de prótesis de cadera en una clínica privada, mientras miles de compatriotas esperan meses para la misma intervención. Un país donde el Jefe del Estado se va de vacaciones en jet privado mientras se fulminan las ayudas a las personas dependientes. Que yo me marche a otro lugar para seguir mis investigaciones no será una gran pérdida para España. No soy el Einstein de mi generación. Pero me desespera pensar en algunos físicos de mi edad que son ya referentes mundiales en las mejores universidades. Muchos de ellos soñaban con regresar un día a España. Teníamos la oportunidad de cambiar, al fin, la escuálida tradición científica de nuestro país. Nunca volverán. Hemos convertido España en un gran coto de caza. Pero aquí no se persiguen elefantes ni codornices, sino investigadores. Dentro de poco podremos solicitar subvenciones a WWF por ser especie en extinción”.




Cayo Lara, coordinador general de IU, declara, en una entrevista a RNE: “No entendemos que alguien, por el hecho de ser hijo de…, tenga que ser jefe de un Estado. ¿Y si sale tonto? ¿Tenemos que cargar con un jefe del Estado tonto? Tendrá que ser el que elijan los ciudadanos para bien o para mal”. Lara señala que la operación del rey no tiene que servir para crear una “cortina de humo” de los problemas reales del país, ya que el “drama fundamental” de España es el desempleo. “Parece que asistimos a un episodio de la Escopeta Nacional”, valora al comentar la situación de Iñáki Urdangarín, de Felipe Juan Froilán y del propio rey Juan Carlos. Lara critica el viaje del rey a Batsuana, del que no se sabe con qué recursos fue realizado, y califica como “una falta de ética profunda”. Recuerda que la caza de elefantes es el “gran negocio” del comercio del marfil. Critica la “puesta en escena” del perdón de Juan Carlos. Asegura que el monarca “quiere morirse en la cama como rey” y que “no podemos tener un jefe de Estado permanente con total impunidad”, que su formación aceptaría la decisión de los ciudadanos de continuar con la monarquía o de establecer un régimen republicano y que un cambio conllevaría una “transformación democrática profunda”. Para Rajoy, el monarca fue “muy claro” en sus disculpas y da por terminada la polémica. Jesús Posada, presidente del Congreso, califica de “excelente” y de gesto, “muy propio” el de don Juan Carlos. Rubalcaba y la dirección federal del PSOE consideran que “ha hecho bien”, con pedir perdón. Pero, el portavoz del PSC, Jaume Collboni, que aprueba también la disculpa, se pregunta: “Un presidente de república ¿no hubiera dimitido por lo sucedido en los últimos meses?” Otros políticos, de la izquierda real, no se dejan seducir por este gesto real. Alfred Bosch, portavoz de ERC en el Congreso, advierte que la “opacidad” de la Casa Real “no se resuelve pidiendo disculpas”. El portavoz de Esquerra añade que “el problema no es Don Juan Carlos”, sino “la institución monárquica”. ¿Y el pueblo, qué opina el pueblo? Eso sólo lo sabremos si es consultado en un referéndum. Pero el Gobierno ya lo ha dicho: no está por la labor.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El AVE, Medina-La Meca garantiza y renueva la estructura ecónomico-social de España. El elefante pasa a ser una medida o tramo salarial bruto anual de 30.000€., que la monarquía propone sea en un futuro próximo el equivalente al mínimo interprofesional. Las cajeras del país en la actualidad se manejan en torno al medio elefante. La Corona es un sindicato. Ahora mismo, el más fuerte en capacidad de negociación y logros, y ello se traduce en afiliados y simpatizantes con DNI.

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