miércoles, 29 de enero de 2014

Ganó la "Marea Blanca".

 
 Lucha madrileña por la sanidad pública.
 Una joven se manifiesta en Madrid durante una de las numerosas mareas blancas.
 La Marea Blanca comenzó en noviembre del 2012.
La González y Aguirre tendrán que  envainarse la privatización sanitaria.
 
El pasado domingo, como todos los terceros domingos de cada mes, la Marea Blanca salía por primera vez, en el 2014, a la calle. La protesta en defensa de la Sanidad Pública llegaba a su decimoquinta marcha. Los asistentes a la manifestación marcaban su paso tras la última decisión del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) por la que la externalización de los servicios de seis hospitales y 27 centros de salud continuaban suspendidos. Al día siguiente, la Comunidad de Madrid renunciaba a su plan privatizador y dejaba “sin efectos” el proceso en los hospitales Infanta Sofía, Infanta Cristina, Infanta Leonor, del Sureste, del Henares y del Tajo. La Comunidad de Madrid pretendía ahorrar un total de 169 millones de euros anuales con el traspaso de la gestión hospitalaria, pero Ignacio González, presidente de dicha Comunidad, no tuvo más remedio que rectificar, tras la presión social y el varapalo judicial. Y el consejero de Sanidad, Javier Fernández-Lasquetty, autor intelectual del proyecto que tachó la Marea Blanca de irresponsable, dimitió. La Marea Blanca confirmaba su gran lema: “La Sanidad Pública no se vende, se defiende”. Las protestas contra la privatización sanitaria estuvieron acompañadas de jornadas de huelga de batas blancas, de encierros en centros hospitalarios, de recogidas masivas de firmas y consultas populares y de dimisiones en masa de directores de centros de salud y de jefes de servicio de hospitales. Ni el frío, ni el calor, ni la lluvia les impidió sus protestas, con las que impidieron las consecuencias de la privatización y el respaldo de una gran masa social que les acompañó en las diferentes movilizaciones.

Ignacio González, presidente de la Comunidad de Madrid, anunciaba ayer la renuncia definitiva de su Gobierno a llevar adelante el plan para privatizar la gestión de seis hospitales públicos, y la dimisión del consejero de Sanidad, tras conocerse la decisión del TSJM que ordenaba mantener la suspensión cautelar del concurso. El objetivo de la suspensión, según los jueces, era evitar “perjuicios de imposible reparación”, ya que el asunto afecta “al interés público y a la propia economía y Hacienda Pública de la Comunidad de Madrid”. La Comunidad de Madrid pretendía ahorrar 169 millones de euros anuales con el traspaso de la gestión hospitalaria, medida contra la que se sucedieron 22 días de huelga entre noviembre de 2012 y junio del pasado año y decenas de manifestaciones. Mientras Esperanza Aguirre y Cospedal critican a los tribunales y no pueden disimular su disgusto, la Marea Blanca celebra su éxito. Ayer, los profesionales expresaban su “satisfacción plena”, aunque lamentaban que la decisión haya llegado “a base de doblegar intenciones” por la vía judicial y no “mediante el diálogo y del entendimiento”

Ignacio González perdió, en cinco meses, las bazas sobre la que pivotaba su legislatura madrileña. El 7 de septiembre pasado Madrid perdía la candidatura olímpica. El 13 de diciembre vio cómo se esfumaba el macrocomplejo de lujo y ocio llamado Eurovegas. Y el lunes pasado decidía dar marcha atrás  en el proceso de externalización de la gestión de hospitales, “a la vista de las decisiones tomadas por los tribunales”. La Marea Blanca ganaba contra el propio presidente de la Comunidad, lo que demostraba que el cuidado de la salud es un servicio y no un negocio. Y aunque sólo afectaba a Madrid, tiene efectos disuasorios en otras Comunidades.  Claro que la lentitud judicial de varios recursos en marcha y las prisas por resolverlos antes de la elecciones europeas, municipales, autonómicas y generales, contribuyeron al cambio de política sanitarias, lo que demuestra que muy seguros no debían de estar los gobernantes del PP de su “Plan de Medidas de Garantía de la Sostenibilidad del Sistema Sanitario Público de la Comunidad de Madrid”. Si tan seguro estaba el Gobierno madrileño de las bondades del modelo, bien pudo haberlo llevado al programa electoral a la espera de la última palabra en los tribunales. Aunque tal vez también fue sensible a las protestas que durante más de un año juntaron en la calle a profesionales y usuarios en defensa de la Sanidad Pública.

Otras posibles razones de esta cesión de Ignacio González podría estar en que el mandatario madrileño ha visto cómo la Justicia tiene señalada a su mujer, Lourdes Cavero, por la supuesta compra irregular del ático que el matrimonio posee en Estepona. O que Madrid sea la comunidad donde más ha subido el paro, según la última EPA y la que más turistas pierde, mientras el resto gana. Estos fueron los últimos meses más negros en la carrera política del delfín de Esperanza Aguirre, que, para terminar de cerrar el fatídico periplo, podría cerrar Telemadrid, si el Tribunal Supremo declara nulo el ERE que está en los tribunales.

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