miércoles, 8 de enero de 2014

(II) Carta abierta a los monárquicos.

Joan Prunés escribió la siguiente carta a los monárquicos: “Dicen los entendidos que París tiene la Torre Eiffel; Barcelona, la Sagrada Familia y Mallorca, al Rey Juan Carlos. Tres cosas inútiles, caras de mantener, pero que atraen al turismo… En el caso de París y Barcelona, es cierto y es muy útil, porque atrae turismo de invierno; en el caso de Mallorca, sería mucho más discutible, si le pagamos al Rey un barco y no lo saca en verano, para no gastar gasolina… Después de divagar sin ningún sentido, permítanme que les diga que me siento mucho más republicano que monárquico. Todavía no he entendido qué es esto de monarquía democrática… Que un señor, por el hecho de nacer en una cama se convierta en rey, se me hace difícil de compaginarlo con la palabra democracia. Que este señor consiga que sus espermatozoides ganadores se conviertan en príncipes, altezas y cosas por el estilo, todavía lo veo menos democrático. Y que una periodista, por el simple hecho de ir a la cama con un príncipe en lugar de conmigo, por poner un ejemplo, además de demostrar buen gusto la convierta en princesa… ¿Qué quieren que les diga? No veo la democracia por ningún sitio. ¿Ustedes si?...Pues aleluya, que dios les conserve el oído porque la vista la tienen muy  mal. 
                                                                                                                                                          
Dicho todo esto, que de sobras sé que no sirve para nada, hablemos del rey de España. En todas las biografías autorizadas se habla de la pobreza del entonces príncipe cuando nació, de la pobreza de nuestra monarquía en el exilio. A lo mejor, ustedes entienden por pobreza lo mismo que entenderían si se hablase de otro personaje. Pero no se equivoquen, que una monarquía sea pobre, no significa que tenga problemas para llegar a fin de mes. Sólo que no puede derrochar lo mismo que otras monarquías. Nada más. Juan Carlos fue pobre hasta que, en su vida, apareció el banquero Valls Taberner, presidente del Banco Popular y miembro distinguido del Opus Dei, que desde siempre había sabido que iba al cielo, pero con los bolsillos llenos. El banquero inicia una campaña de suscripción popular, para aportar liquidez a la monarquía y allí se apuntan banqueros, nobles y empresarios que quieren estar bien con Dios y con la monarquía. Así siguió durante años, hasta que apareció en escena el empresario Ruiz Mateos, también enviado del Opus, y recogió el testigo de Valls Taberner que no el de la Obra. Y, cuando Rumasa tuvo problemas, Ruiz Mateos pidió árnica al Rey, pero éste se hizo el loco. Fue entonces cuando Ruiz Mateos dijo que había entregado mil millones al monarca, lo que nunca fue desmentido. Años más tarde, el Coronel Amadeo Martínez Inglés cifraba la fortuna del rey en 1.790 millones, cantidad que tampoco fue desmentida. Matías Vallés, periodista de Diario de Mallorca, habla de otras dádivas conseguidas por el monarca de empresarios mallorquines que sumaron una colecta, sugerida por el propio rey, de 2.600 millones para comprarse el nuevo Fortuna. Y, en  la Casa Real, aunque cada uno tenga un culo poseen 60 vehículos de alta gama que corresponden al Ministerio de Economía. Los viajes se los cargan a Defensa o Asuntos exteriores y Patrimonio Nacional destina 140 millones al mantenimiento de palacios y otras posesiones. Seis millones del Ministerio de Administraciones Publicas son destinados a asesores, funcionarios de élite, etcétera. Directamente, los españoles le pagamos 8,9 millones de euros al año. O sea, unos mil quinientos millones de antaño. Y a todo esto, los ciudadanos a callar. Hay que recordar que el artículo 56 de la Constitución establece que “la persona del rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad”. Y uno, en su supina ignorancia, lo interpreta como que al Rey no se le puede violar y, además, es un irresponsable. En sí mismo, el Rey es un paraíso fiscal, aprobado en un complicado referéndum que se hizo en otras circunstancias y que se ha aprovechado, para hacer correr el bulo de que es una monarquía democrática. 
                                 
Pero sigamos con el Rey y apartémonos de sus aventuras amorosas, que no descubren nada que no se sepa de los Borbones, con Corinas, Bárbaras, Martas y Cía. Casualmente, empresarios y banqueros que han estado muy cercanos a él, han terminado durmiendo en Carabanchel y cárceles afines. Tras la caída de Ruiz Mateos, Mario Conde salió a la palestra como ‘banquero del rey’. Al parecer, Conde no era del Opus, sino presuntamente masón. Mas tarde, cuando también tuvo problemas, apareció Javier de la Rosa con un mismo final, la cárcel. El mismo final para Manuel Prado de Colon y Carvajal. Con los silencios en extraños negocios de la monarquía española y el de KÍO. Para finalizar, han aparecido los problemas con los Albertos, ex maridos de las Klopowich, que, por ahora, se han salvado no por ser inocentes, sino por haber prescrito el delito ¿Qué pasa con los banqueros que están cerca del Rey? No seremos tan irresponsables de dar nuestra opinión porque nos gusta dormir en casa. Pero piensen, piensen señores monárquicos ¿Sólo es mala suerte? ¿Es gafe el Rey?                                                                                                                                           
Y vayamos ahora con la familia del monarca. Empecemos por el Marichalar, un personaje del todo original, pero que, con cuatro trapitos y dos recepciones, puedes hacerle feliz… Se dijo que consumía productos prohibidos, a consecuencia del ictus que sufrió. Quienes le conocen comentan que fue al revés, que precisamente fue por culpa de estas sustancias por lo que vino el ictus. En fin, ahora, este señor está, por lo visto, de ‘cese temporal de cumplimiento matrimonial’ que es, más o menos, como que si se hubiese ido a comprar tabaco y no se sabe si volverá. Pero dejemos el fondo de armario de Marichalar tranquilo y fijémonos en el segundo de los recién llegados y con título también, gracias a los favores de la cama. Quien se acuesta con una duquesa se levanta Duque, excepto si la duquesa es la de Alba que se levanta mártir. Pero hablemos de Iñaki Urdangarín. Lo primero que sorprende del personaje es su marcha a Estados Unidos. ¿Qué tendrá este país, para que algunos personajes, célebres por sus tejemanejes, se vayan para allá? ¿Será que no hay extradición por delitos económicos? No lo aseguramos, ni muchísimo menos. Pero lo dejamos caer como en el caso de Jaume Matas, un conocido suyo. Pues bien, Iñaki abandona Barcelona, donde se había comprado un palacete en la zona VIP de la ciudad que había costado, según se dijo 5, millones de euros. Además, Iñaki era administrador y consejero de Motorpress Ibérica, que facturó en el año 2007, 58 millones de euros. Además Consultoria Aizzon, de su propiedad, facturó, en el mismo año 2207, 700.000 euros. Sumen a esto el sueldo de la Infanta Cristina y por mucho que Telefónica le pague un millón de euros, poco sueldo parece para liarse la manta a la cabeza y marcharse de España. ¿No habría algo más? Bueno será recordar que el bueno de Jaime Matas también tuvo un gesto con el yerno y le pago 1, 2 millones de euros o sea unos doscientos millones de las antiguas pesetas, por tres días de trabajo. Tan escandaloso fue el caso, que por lo visto el monarca le pidió que no se repitiese.
 
“Bueno señores monárquicos, si estoy equivocado en cuanto a que si la que monarquía es democrática, no tienen nada más que explicármelo. Estoy deseoso de que me demuestren que estoy equivocado. Si alguien piensa que el monarca se gana los 8,9 millones de euros, o sea, casi cien veces más que el Presidente del Gobierno, que me lo diga también. Y, si después de todo lo dicho, alguien no ve que la monarquía sea una carga inútil para este país, pues nada, que Dios le conserve el oído, porque, para salvarles la vista ya han hecho tarde. Señores monárquicos, señores cortesanos…, saludos”.



Mañana: (y III) Un pabellón de caza real, sueño cumplido del monarca.

1 comentario:

Anónimo dijo...


Un artículo obtuso y desescuadrado, que sólo habla de dinero e ignora lo que suponen las jerarquías estructurales para un Estado, y el funcionamiento de una monarquía democrática en la que el Rey, apolítico, es simplemente el Jefe del Estado y Capitán General de las Fuerzas Armadas, lo cual le da estabilidad y seguridad a la Nación.