martes, 4 de julio de 2017

Escándalos cardenalicios en El Vaticano.

El secretario del Cardenal Coccopalmerio es el titular del apartamento, situado en el Santo Oficio.

La Policía australiana imputa al cardenal Pell, responsable de Finanzas del Vaticano, por presunta pederastia.

La Gendarmería descubría la semana pasada una orgía sexual con drogas en el Vaticano. Tras varias quejas de los vecinos por el escándalo de coches que no dejaban de llegar a un guateque, el apartamento del ex secretario del cardenal Francesco Coccopalmerio, ubicado en el palacio del Santo Oficio, fue intervenido por la Policía. Los agentes inspeccionaron un BMW con matrícula vaticana que, supuestamente, había sido usado para transportar drogas. La operación se puso en marcha por las sospechas de la Gendarmería ante la venida constante de invitados al apartamento del prelado. Al descubrirlo, la Gendarmería hospitalizó al funcionario sacerdotal, quien fue enviado a la clínica Pío XI para desintoxicarse, aunque actualmente se encuentra de retiro en un convento en Italia. Según reporta Il Fatto Quotidiano, el apartamento no era propio  del secretario de un jefe de dicasterio, sino que irregularmente se le asignó a él. Con este escándalo, el cardenal Coccopalmerio, presidente del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, quedó sin duda tocado. En El Vaticano, nadie se cree que no supiera nada, y según cuentan, cardenal y secretario solían trabajar juntos hasta bien tarde. Él primero había propuesto a su secretario como obispo de alguna diócesis.

La noticia coincidió con el  juicio contra el cardenal George Pell, responsable de finanzas del Vaticano y consejero directo del Papa Francisco. El purpurado estaría implicado en un tenebroso asunto de abusos a menores en Australia. George Pell es conocido, entre otras cosas, por su abnegada defensa en el caso de Gerard Ridsale, un violador de niños en el estado australiano de Victoria, en un centro escolar célebre por los abusos cometidos contra los alumnos. Ridsale fue condenado a 18 años de cárcel por 54 acusaciones de violación. La Archidiócesis Católica de Sídney anunciaba el pasado jueves que el cardenal George Pell regresará al país “cuando sea posible” tras ser imputado por la policía australiana por presuntos delitos de pederastia. El propio cardenal defendía que los delitos que se le imputaban eran falsos, producto de una campaña de difamación.

Entre las acusaciones presentadas, la de dos hombres que aseguran que Pell les tocó los genitales de forma inapropiada en la década de 1970, mientras un tercero asegura haber visto al prelado exponerse desnudo ante muchachos jóvenes. No es la primera vez que el jerarca religioso es acusado de abusos sexuales, ya que, en 2002, cuando era arzobispo de Sídney, un hombre aseguró haber sufrido abusos sexuales por él en 1961, cuando tenía doce años y Pell estaba formándose para ser sacerdote. Las investigaciones exoneraron a George Pell, quien en febrero dio su testimonio por videoconferencia ante una comisión gubernamental australiana. El cardenal dio una rueda de prensa tras conocer la noticia de su imputación para defenderse de los delitos que se le imputan.  Declaró que estaba “deseando comparecer” ante la Justicia y que es “inocente” de los cargos de presunta pederastia presentados en su país. Para facilitar su defensa comunicó que el Papa le había concedido un periodo de gracia para ir a Australia a comparecer ante el tribunal.

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