martes, 24 de abril de 2018

Un ridículo universal.


Un año más, en el estadio de la final de la Copa del Rey, se ha mostrado el ridículo del Gobierno español y de su Policía para conseguir imponer el himno a toda costa, requisando camisetas, banderas u objetos de color amarillo.

El carácter dictatorial y el soporte fascio-franquista alcanza a veces altas cotas. Determinar la forma de vestir o el color de la indumentaria que pueden usar los ciudadanos es ya pura inmundicia, mental y política. Trasciende la política y se inserta en la subnormalidad profunda.

Hay algo más inquietante que su corrupción. Y es su roña mental.



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