sábado, 7 de julio de 2018

Un txupinazo entre el júbilo y el luto.


Txupinazo Sanfermines 2018 


Este año no hubo ikurriña en el balcón consistorial durante el chupinazo ni tampoco se vieron muchas camisetas negras en la plaza del Ayuntamiento de Pamplona, tal y como habían solicitado diferentes colectivos feministas para protestar contra las decisiones judiciales que afectan a La Manada. Las organizaciones feministas de Pamplona, así como varios organismos implicados en las celebraciones, criticaron duramente tanto el cambio de vestimenta como la llamada al boicot. Vertieron duras críticas al hecho de que la campaña en redes sociales se haya realizado “sin consenso, sin contraste alguno y sin un objetivo claro”, y la calificaron como una “injerencia externa” y en algunos casos “oportunista” que “debilita” su labor. La campaña para que las mujeres fueran vestidas de negro no tuvo reflejo en la Plaza del Ayuntamiento durante el txupinazo, pero sí en las redes sociales. El alcalde, Joseba Asiron (EH Bildu), quiso que, de algún modo, el espíritu de la ikurriña estuviera presente en el balcón consistorial y dejó un mástil vacío, el preferencial, para representar “todas las identidades reprimidas y proscritas” en la ciudad. Y si la ikurriña no estuvo presente en el chupinazo no fue por falta de ganas, sino por la amenaza judicial, después de que los tribunales fallaran en abril que el ayuntamiento “carece de cobertura legal” para hacer ondear la bandera vasca por ser una actuación “disconforme con el ordenamiento jurídico”. En todo caso, Asiron no desaprovechó los prolegómenos del arranque festivo para arremeter contra el “chaparrón de sentencias judiciales en todos los ámbitos” en contra de los intereses de la ciudad y que hace que esté “desbordada” la “capacidad de asombro” de la ciudadanía. La protesta contra las decisiones judiciales sobre La Manada se evidenció con una gran pancarta con el lema “Esta justicia es una mierda”

La convocatoria para que las mujeres llevaran camisetas negras en señal de duelo por la libertad de los cinco miembros de La Manada, coincidieron en las redes sociales este fin de semana. En la llamada, proponían que el día 6 de junio, coincidiendo con el tradicional txupinazo que daba comienzo a las fiestas de Pamplona, las mujeres vistiesen con camisetas negras en lugar de las tradicionales camisetas blancas y pañuelos rojos. Proponían que las mujeres que no fueran a participar en los Sanfermines, se sumaran a esta iniciativa, llevando ayer, viernes, una camiseta negra en cualquier lugar de España como señal de luto y de duelo por la liberación de los miembros de La Manada.

El pasado lunes, organizaciones feministas de Pamplona pedían a las mujeres que no abandonasen las fiestas de San Fermín. Tanto la organización Andrea, como Lunes Lilas, hacían una llamada a las mujeres para que llevaran la vestimenta tradicional de los Sanfermines, pero con el pañuelo morado y el pin de la mano roja abierta, un símbolo que se ha hecho tradicional para reivindicar unas fiestas libres de violencia machista, bien visibles. “Nos ha costado muchísimos años conseguir que la calle, la noche y la fiesta podamos disfrutarlas, y por lo tanto no queremos abandonarlas, queremos estar en las fiestas de San Fermín, queremos estar divirtiéndonos y siendo libres”, afirmaban en rueda de prensa Tere Saéz, responsable de Lunes Lilas, pidiendo que la gente “se vista como se ha vestido siempre o como le guste vestirse, pero que lleve la mano roja y el pañuelo morado. No hay que ocultar estos hechos jamás. La violencia sexual solamente se cambia poniéndola sobre la mesa. Se da la coincidencia que, un día antes de que se diera la salida a los Sanferminies, la Audiencia de Navarra tenía que decidir si mantenía a La Manada en libertad, tras la petición de la fiscalía para que se revisase la decisión tras el intento de uno de los condenados de hacerse el pasaporte en una comisaría de Sevilla.

Numerosas personas portaban el pin de una mano roja, el símbolo de la lucha contra los delitos sexuales durante los Sanfermines. Las manos rojas estuvieron por todos los rincones: en taxis, camiones de la basura, marquesinas, puntos estratégicos de la ciudad... Las instituciones pusieron especial énfasis en la concienciación para evitar que se diesen casos de abusos o agresiones sexuales. Y, en la plaza, se vio un gesto que lo dice todo. Una mujer con la camiseta empapada de sangría y que dejaba adivinar sus atributos se subió a los hombros de un varón e inmediatamente aparecieron varios policías de paisano que le 'invitaron' a bajarse.

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