miércoles, 3 de julio de 2019

Detenida la capitana del Sea-Watch, tras desembarcar en Lampedusa sin permiso, y, posteriormente, liberada.

Carola Rackete, capitana del Sea Watch 3.

El barco Sea Watch 3, de la ONG alemana homónima, entró la madrugada del sábado en el puerto de la ciudad italiana de Lampedusa sin autorización, invocando el estado de necesidad para poder desembarcar a los 40 inmigrantes tras permanecer 17 días en el mar. Su capitana, Carola Rackete, de 31 años, atracó y, posteriormente, fue arrestada por agentes italianos acusada de “resistencia o violencia contra un buque de guerra”, delito que implica una sentencia de tres a diez años. “La comandante Carola no tenía otra opción”, dijo Giorgia Linardi, portavoz de Sea Watch Italia, al recordar que “durante 36 horas había declarado el estado de necesidad que las autoridades italianas habían ignorado”. Rackete aseguró que aún no había recibido ninguna notificación sobre la apertura de una investigación por parte de la justicia italiana por ayudar a la inmigración clandestina, después de que se informara de que la fiscalía de la ciudad siciliana de Agrigento había abierto ese caso. “Afrontaré todo con el apoyo de nuestros abogados. Ahora solo quiero que las personas puedan bajar a tierra”, comunicó por la misma vía la capitana. Y habló del mal estado físico y psicológico de los 40 migrantes que estaban a bordo después de que fueran evacuados por motivos médicos un joven aquejado de fuertes dolores abdominales, y su hermano de 11 años que le acompañaba.

El ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, celebró la detención de la capitana del barco, a la que acusó de “comportamiento criminal” por haber puesto en peligro la vida de los agentes de la Guardia di Finanza durante su maniobra para atracar en el puerto. Salvini se mostró satisfecho porque se han cumplido sus peticiones de arresto de Carola, la incautación del barco y la reubicación de los migrantes en países de la Unión Europea. En declaraciones en la radio pública, aseguró que los migrantes irán a cinco países de la UE y atacó al Gobierno holandés por “su vergonzosa indiferencia” respecto a un barco que lleva su bandera.

El año pasado, el Mediterráneo volvió a ser la ruta más mortal del planeta y 2.299 personas perdieron su vida en sus aguas, de las que más de 800 fallecieron tratando de alcanzar costas españolas. Tras la detención de Rackete, Open Arms decidió reactivar su misión de salvamento marítimo, solicitando al Gobierno que proteja “de forma inmediata y eficaz” a esta embarcación ante “las amenazas de detención del Gobierno Italiano”. Y advirtió de que. en caso de que eso ocurra, la Red se personará jurídicamente en contra del Estado Italiano, al entender que su actuación está atacando de forma evidente a una embarcación y proyecto internacional español.

 “El mundo se ha vuelto loco -declara Esther Camps, socorrista y patrona de lancha rápida de Open Arms- ¿Cómo te pueden prohibir rescatar? Tarde o temprano esto tiene que explotar, no puede ser que nos estén impidiendo salvar vidas”. El Open Arms continúa avanzando poco a poco por el Canal de Sicilia a unos cinco nudos. “Estamos navegando en dirección a Lampedusa, que es donde tenemos que ir ahora. Allí ya estaremos en una zona donde muchas veces hay embarcaciones que necesitan ser rescatadas, y donde podremos observar lo que está ocurriendo en el Mediterráneo y denunciar si vemos violación de derechos de las personas que se juegan la vida en el mar”. El jefe de máquinas, Francesc Llambrich, lo ilustra con pocas palabras: “Si vas por la carretera y ves a un tío que tiene un accidente, vas a parar. Si vas por la mar y encuentras un tío que lo necesita, lo rescatarás”.

Ayer mismo, Carola Rackete fue puesta en libertad después de ser arrestada en Italia por llevar sin permiso a 40 inmigrantes que había salvado en el Mediterráneo central al puerto italiano de Lampedusa (sur). Una decisión, la de la justicia italiana, que ha suscitado inmediatamente la ira del ministro del Interior, Matteo Salvini, autor de la política de puertos cerrados a las naves de las ONG y que no se había cansado de pedir cárcel para la activista.

sado de pedir cárcel para la activista. 

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