sábado, 24 de octubre de 2020

Críticas sobre ‘Patria’.

 


Hace unas semanas, “Patria”, la novela del escritor Fernando Aramburu, cayó en mis manos. Hace tres años, le concedieron el Premio Nacional de Narrativa por dicha obra, de la que el jurado destacó “la profundidad psicológica de los personajes, la tensión narrativa y la integración de los puntos de vista, una novela global sobre unos años convulsos en el País Vasco”. Me la leí y confieso que me arrastró desde el principio. Luego, también leí ciertas críticas de Ander Zurimendi, periodista gazteiztarra, autor del libro “Recoja sus cosas” que narra el proceso de readaptación de un grupo de expresos vascos tras su salida de prisión en 2013 y que comenta sobre esta obra que “no puede monopolizar la memoria vasca, en la que cada uno aporta sus vivencias, su sufrimiento. Y es solo una pieza más en el relato plural de lo que ha pasado en Euskal Herria.”

Cierto que el conflicto vasco ya tiene su best séller. Y, difícilmente, ningún otro libro alcanzará la misma cuota de notoriedad: 300.000 ejemplares vendidos, adaptación audiovisual en marcha (por nada más y nada menos que HBO), recomendaciones del mismísimo Mariano Rajoy… Cierto que Fernando Aramburu explica profusamente las vivencias sufridas por las personas víctimas de ETA, especialmente los concejales y empresarios de pueblos pequeños o medianos de Euskal Herria. Y parece ser que su escritura ha reconfortado a la masa social que aglutina al PP, PSE y a la residual UPyD, en tanto que ha dado un relato literario a su sufrimiento.

Sin embargo, según advierte Zurimendi “Patria” no solo pretende describir aquello que padecieron estas personas. Al contrario: parece que esté más interesado en ajustar cuentas con su adversario ideológico, el nacionalismo vasco. “Por eso, la novela crea el arquetipo de lo que es un independentista vasco. Y este vasco tiene, según Aramburu, cualidades como no leer e incluso reírse de las novelas y rechazar su lectura (personaje de Joxe Mari), que es homófobo y no acepta que Gorka sea homosexual (Joxe Mari y Miren), es racista y maltrata psicológicamente a una trabajadora sudamericana (Miren), es malvada, calculadora y de corazón frío (Miren otra vez), le gusta la violencia en sí misma y quiere matar gente en general (los compañeros de comando de Joxe Mari), y no quiere que sus hijos se casen con personas que no hablan euskera. Podemos añadir que, en Patria, ningún nacionalista viaja fuera de su pequeño pueblo (a excepción de los personajes constitucionalistas, que sí lo hacen, como la hija de Bittori y el Txato). Ni tienen aficiones intelectuales y son tirando a mediocres, como Joxian. No hay aristas. No hay matices”.

“Patria” no solo pretende describir el sufrimiento que padecieron esas personas. Parece que, según Zurimendi, está más interesado en ajustar cuentas con su adversario ideológico: el nacionalismo vasco. “Tenemos, pues, una novela de buenos y malos. Una novela que, por cierto, he leído con interés de inicio a fin y que, en todo caso, me alegra que Fernando Aramburu haya escrito. Ahora bien, es la novela de una de las dos trincheras. Y ahora alguien me enmendará: ‘¡Pero si también habla de las torturas!’. Hombre, sí, y lo liquida en cinco páginas (de 600). Habla de ello tímidamente y no le da a su escritura, estilísticamente, ningún calor humano. O, dicho de otra forma, presenta unos personajes con los que es fácil empatizar (los constitucionalistas) y otros con los que nunca uno lo quisiera (los nacionalistas vascos)”.

“La trampa  –advierte, no obstante Zurimendi –es, de tan evidente, ridícula. Y hacen que uno dude de los motivos que han llevado a un escritor como Fernando Aramburu a caer en tamaña simplería intelectual. Hay que elegir: o intentas hacer La Gran Novela del Conflicto con cierto equilibrio, o escribes la novela que deseas y con la intención política que deseas. Pero siempre con honestidad. Es precisamente esta cualidad la gran ausente en ‘Patria’. Porque difícilmente se puede vender que se trata un libro universal; ese libro revelador que con su sola lectura ya te permite entender lo que ha pasado en Euskadi en los últimos 50 años. Al contrario: ‘Patria’ es una novela interesante en la que el autor intenta influir a la opinión pública y conseguir la derrota literaria de ETA. Perfecto. Es legítimo. Es tu apuesta. Pero déjala clara”.

“El libro -concluye Zurimendi-, ha disfrutado de una campaña propagandística sin parangón. ¿Es algo negativo en sí mismo? No. Pero hay que constatar las cosas como son. Reconocer que es una estrategia. Y jugar limpio. Por eso, la concesión del Premio Nacional de Narrativa no es más que una decisión política destinada a ganar la batalla del relato. Al menos de cara al público del Estado. ‘Patria’ –concluye Zurimendi–, no puede monopolizar la memoria vasca, en forma de puzle. “Un puzle en el que cada uno aporta su relato, sus vivencias, su sufrimiento. Y ‘Patria’ es sin duda una pieza muy necesaria. Pero no es El Libro, en mayúsculas, sino una pieza más en el relato plural de lo que ha pasado en Euskal Herria”.

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