Cantabria también alza la voz, pero el equipo de Israel se niega a abandonar La Vuelta.
En Laredo, la salida de
la 12ª etapa de La Vuelta fue otro escenario de protesta multitudinaria contra
el Israel–Premier Tech. Más de 300 personas levantaron banderas palestinas,
mostraron fotos de víctimas y gritaron “Israel genocida” y “Stop genocidio”.
Pero, el director del
equipo, Óscar Guerrero, lo dijo sin rodeos: “No vamos a abandonar, sería un
precedente muy peligroso”. Traducido: seguirán corriendo, aunque el rechazo
social se multiplique.
La tensión es histórica.
En Bilbao, la etapa se tuvo que neutralizar a 3 km de meta. Eusebio Unzué, 40
años en este deporte, reconoció que nunca había visto nada igual. Marlaska
garantizó la seguridad policial, pero también admitió que las protestas son
“muy loables”. La calle legitima la denuncia frente a un decorado de
propaganda. Mientras tanto, Ayuso volvió a insultar: llamó “cobardes” y
“antisemitas” a quienes protestan.
La contradicción es
sangrante: la UCI veta a Rusia, pero permite a Israel competir en plena masacre
en Gaza. Neutralidad selectiva. Blanqueo deportivo. Genocidio maquillado a
golpe de pedales.
Cantabria lo dejó claro:
la Vuelta ya no es solo ciclismo. Es resistencia en cada curva.
(Spanish Revolution)
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