Matisse, símbolo de resistencia artística.
Nacido en 1869 y
fallecido en 1954, Henri Matisse fue un pintor, dibujante, grabador y escultor
francés cuya obra representa un importante punto de inflexión en el arte
moderno. Fue un apasionado de las técnicas de grabado, en particular de la
litografía, y aplicó las líneas espontáneas de su pintura y sus dibujos a la
piedra litográfica. En 1941, al artista le diagnosticaron cáncer abdominal.
Sobrevivió a una cirugía complicada, pero las secuelas lo dejaron en silla de
ruedas y, en muchas ocasiones, postrado en cama. Para cualquiera, aquello
habría significado el fin de una vida creativa. Pero no para él.
Desde su apartamento en
el Hôtel Régina de Cimiez, en Niza, transformó su convalecencia en un nuevo
comienzo. Allí, entre sábanas y muletas, concibió una de sus obras más
trascendentes: el diseño de la Capilla del Rosario en la iglesia de Santa María
del Rosario, en Venecia.
Con tijeras, papel de
colores y la fuerza de una imaginación intacta, Matisse ideó vitrales que
inundaban de luz los muros, murales en líneas simples que evocaban pureza y un
mobiliario que respiraba espiritualidad. La llamaba “la obra culminante de mi
vida”.
La imagen de aquel hombre
debilitado físicamente, pero con una mente que seguía creando mundos, se
convirtió en símbolo de resistencia artística. Matisse no se rindió nunca.
Continuó trabajando hasta su muerte, en 1954, dejando tras de él un legado que demuestra
que el arte, cuando nace de lo profundo, no necesita de un cuerpo fuerte: basta
con un espíritu decidido.
(Datos históricos)
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