Patrimonio Nacional limpia, blanquea y da esplendor.
Fue Felipe VI el que se
aprovechó de esa operación tan vistosa que fue la inauguración de las
Colecciones Reales, galería que hubo que rellenar con cosas traídas de allí y
allá. A Nieves Concostrina ni se le ocurrió entrar a criticar la calidad del
contenido y continente de dicha galería, y confiesa haberse arrepentido de
haber pagado 19 euros y de haber hecho el canelo por segunda vez. “La primera -comenta ella en Público- fue en 2015, cuando acudí al reclamo de una cacareada exposición temporal en el
Palacio Real: El retrato en las Colecciones Reales. De Juan de Flandes a
Antonio López. Fatal. Se suponía que el plato fuerte era el gran retrato ‘La
familia de Juan Carlos I’, una de las mayores tomaduras de pelo a la ciudadanía
de Patrimonio Nacional y Antonio López. El pintor le tomó el pelo a Patrimonio,
y Patrimonio a nosotros. Le fue encargado en 1993, aceptó pintarlo a cambio de
43 millones de pesetas y se comprometió a entregarlo en 1996. Pero López tiene
poca palabra, y tardó 20 años en entregar el cuadro; eso sí, el trabajito lo
cobró en euros en 2004: 300.000 euros de nuestro bolsillo (debió incrementar el
IPC) por un retrato feo como él solo. Y si no tuvo prisa por terminar de pintar
a una familia real que a nadie interesaba salvo a Patrimonio, menos la tuvo una
vez cobrado el trabajo. En diciembre de 2014, bajo presión y chapuceramente
terminado, Antonio López entregó el retrato. Patrimonio Nacional,
aprovechándose ahora de la mala memoria de los demás, y con absoluto cinismo,
nos presenta en su web oficial el cuadro diciendo que López, ‘tras veinte años
de delicado trabajo (…) puso punto final a uno de los procesos creativos más
intensos de toda su carrera’.
“Pues bien, ese cuadro no
lo quiere nadie y no hay dónde ponerlo. Es un ‘pongo’. La familia de Juan
Carlos I es tal desastre de marco para adentro y de marco para afuera que lo
mantienen en un lugar discreto, donde pase más desapercibido, en el Salón de
Alabarderos del Palacio Real. No han tenido los suficientes perendengues de
colgarlo en la Galería de las Colecciones Reales, que es donde debería estar
para avergonzarles a todos: a los de Patrimonio, por usar nuestro dinero para
semejante mamarrachada; a López, por su caradura y su desidia; y a los cinco
borbones que aparecen en el retrato, porque ya no se conocen ni ellos.
Contemplar en 2014 a esa familia con aquel aspecto antiguo, de principios de
los noventa, fue un espectáculo innecesario, pero a la gran mayoría le dio
igual. Que se hubieran tirado a la basura 300.000 euros por aquel retrato tan
risible y tan fuera de tiempo, no parece doler a los ciudadanos. Deben creer
que el dinero lo ponen los noruegos. (…)
“Si Patrimonio dejara de
hacer tanta genuflexión a esta familia y levantara la cerviz, quizás se le
ocurriría hacer una expo de la única reina de España verdaderamente
profesional, culta y honesta que ha tenido este país en los últimos tres
siglos. Se llamaba María Victoria y era la consorte del rey Amadeo I de Saboya.
Apenas reinó dos años, pero en ese tiempo hizo más que todas las demás juntas y
fue la única que dio más de lo que recibió.
“Pero, claro, ella no era
borbona, y a los de Patrimonio solo les gustan los borbones, por nefastos que
sean y hayan sido. Si los serviciales funcionarios de Palacio y los lectores
que hayan llegado hasta aquí quieren ilustrarse sobre ella y aprender a
reconocer a una reina consorte honrada y comprometida, les sugiero la lectura
de ‘La reina de las lavanderas’, de Carmen Gallardo. María Victoria sí que
merece una serie y una exposición para ‘difundir aspectos menos conocidos de su
vida y destacar su papel institucional’. Ya se han ocupado durante siglo y
medio de que los españoles no la conozcamos, porque dejaría muy pequeñitas a
todas las demás consortes de los borbones, esas que no han hecho absolutamente
nada digno de mención y cuyos ‘aspectos desconocidos’ prefieren ocultarlos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario