Partidos de fútbol especiales.
El colectivo internacional activista INDECLINE y el artista Eugenio Merino organizaron el pasado domingo un proyecto deportivo ‘Freedom Kick’ justo antes de la celebración de la Asamblea General de la ONU. Así lo cuenta Guillermo Martínez en óóElDiario.es el curioso partido de fútbol en el que el balón era la cabeza de Trump en México, la de Bolsonaro en Brasil, la de Putin frente a la Casa Blanca y, por último, la de Franco en España. “Este domingo, activistas antisionistas palestinos e israelíes se hermanaron en ese partido de fútbol en el que patearon la cabeza hiperrealista de Netanyahu en una acción artística que denunciaba el genocidio en Gaza. Lo hicieron frente a la sede de la ONU en Nueva York antes de la celebración de la 80ª sesión de la Asamblea General de la ONU”.
Los participantes de este
partido de fútbol fueron seleccionados y evaluados mediante una combinación de
contactos preexistentes en la comunidad activista de Nueva York y un casting
abierto en las redes sociales. Su primer objetivo pasó por “competir dentro de
la economía de la atención, de una forma que sacudió a la gente de su estado
normal de consumismo hipnotizado”, según relata el colectivo. Y añaden: “La
misión subyacente es siempre mantener a la gente centrada en cuestiones que
requieren algo más de atención que un vídeo de TikTok para que realmente se
involucren”.
INDECLINE recuerda que el
conflicto “sigue siendo una forma de geopolítica, que es esencialmente la
organización del poder, a menudo orientada a los intereses de una sola
persona”. Desde su punto de vista, para los poderosos la política es un juego,
mientras que el fútbol siempre ha sido entendido a nivel mundial como el juego
del pueblo. De ahí que utilicen la cabeza de autócrata de todo el mundo para
golpear, en sentido metafórico, sus políticas mortales y represoras de las minorías.
El colectivo activista
recuerda que en el anterior gobierno del apartheid de Sudáfrica fue la presión
de la “gente normal” la que obligó a cambiar la política gubernamental: “En la
base piramidal de cualquier construcción o gobierno están las personas
individuales, seres humanos que tienen sus propias políticas, sus propias
necesidades, deseos, responsabilidades y moralidad”.. Para no perderse en esa
rutina, la labor de los artistas es crucial. Para Merino, vivimos un tiempo en
el que “las democracias están siendo socavadas en muchos lugares del mundo”, y
en este contexto, los artistas —como figuras públicas con capacidad de influir
en la opinión pública— pueden desempeñar un papel importante. “Su voz puede
animar a otras personas a posicionarse, a cuestionar el poder y a abrir caminos
para la defensa de las libertades civiles”, resume.
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