La querella argentina contra los crímenes del franquismo.
“La causa, iniciada hace tres años, ‘no ha
logrado aún la atención que merece por su importancia histórica a nivel
mundial’, reconoce Slepoy. Sin embargo, después de más de 40 años de impunidad
y de una transición compleja de una dictadura feroz a una democracia que no
logra deshacerse de miedos y silencios, en estos días se han hecho grandes
avances. La presencia de la delegación española que llegó a Buenos Aires los
primeros días de septiembre (José María ‘Chato’ Galante y Josu Ibargutxi, ex
presos políticos del régimen franquista y Soledad Luque, titular de la
asociación ‘Todos los niños robados son también mis niños’) dio impulso a un
creciente apoyo de distintos organismos de derechos humanos de Argentina como
Abuelas de Plaza de Mayo, Madres de Plaza de Mayo (Línea Fundadora), Liga
argentina por los Derechos del Hombre, y distintas instituciones de la
colectividad española entre otros.
“En estos pocos días –prosigue la Plataforma –, la
querella argentina ha conseguido el apoyo del Congreso de la Nación Argentina
con la firma de su presidente, Julián Domínguez, y de varios diputados; además,
sus promotores han tenido reuniones con diferentes personalidades del ámbito
político y cultural. Esta acción legal, que contempla delitos de genocidio y
lesa humanidad cometidos durante la Guerra Civil Española y la dictadura franquista,
va uniendo historias que siguen doliendo a pesar del paso del tiempo y se
potencian en el presente para recuperar la memoria histórica y lograr el fin de
tanta impunidad.
“Los grandes medios de comunicación muchas veces
parecen ignorar el tema, pero la sociedad civil, acompañada por gran cantidad
de asociaciones de derechos humanos y de rescate de la memoria, siguen tratando
de hacer visible los hechos que otros sectores tratan de ocultar y que ya no
pueden taparse: nietos que buscan los restos de sus abuelos, miles de niños
apropiados con nombres falsos dentro de un plan sistemático y legalizado,
torturas y represiones a ex presos políticos, centenares de víctimas de trabajo
esclavo que, durante años, realizaron obras públicas que beneficiaron a
empresas, etc.
“Darío Rivas, fue el primer querellante, que
después de muchos años pudo rescatar los restos de su padre, alcalde de un
pueblo de Galicia, asesinado por la falange, y darle numerosos y reconocidos
homenajes. Inés García Holgado sigue reclamando justicia por su abuelo nacido
en Salamanca, funcionario de correos y telégrafos, detenido y encarcelado por
el delito de “auxilio a la rebelión” y luego asesinado, al igual que su tío y
dos tíos abuelos. Y Adriana Fernández es nieta del ‘Cesterín’. Ella luchó hasta
lograr la exhumación de los restos de su abuelo y hoy es parte de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica.
Carlos Slepoy confía en que, en un tiempo corto, fiscales y jueces españoles se
van a atrever a cuestionar tanta impunidad”.
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