Ministro de Nosequé.
“Se habla –escribe David Jiménez bajo el
título Ministro de Nosequé– de una inminente remodelación del gobierno, pero en
un país donde cualquiera puede ser ministro poco importa quién ocupe cada
cartera. Nos hemos acostumbrado a tener ministros de Cultura incultos, de
Justicia injustos, de Economía derrochadores, de Educación analfabetos y de
Trabajo que lo destruyen. España siempre será el país que hizo ministra a Leire
Pajín y luego pidió que lo tomaran en serio.
“A
lo mejor el problema está en el método de selección, que vistos los resultados
debe consistir en el juego de la silla: el partido de turno pone a los más
fieles a bailar en el consejo de ministros, se para la música y que cada uno se
quede con el asiento que le pille más cerca de las posaderas. Y así se llega a
esta confusión en la que muchos terminan haciendo lo contrario de lo que se
esperaba de ellos: la ministra de Sanidad desmantela la sanidad, el de Energía
penaliza a quienes la ahorran; el de Justicia la pone al servicio de los suyos
y al Portavoz rara vez se le entiende, aunque en su caso sea a propósito.
“Los
presidentes se sienten obligados a elegir a ministros por debajo de su nivel,
no vaya a notarse el suyo, y a menudo descubren que tampoco resulta tan difícil
encontrarlos. En las pocas veces que aciertan, no tardan en volver a poner la
música y ya están los candidatos del partido danzando en busca de una nueva silla
que premie su militancia. El mérito, los conocimientos o el currículo cuentan,
como claras desventajas.
“Hay
casos gloriosos de intercambio de sillones que salieron mal. José María Aznar
quitó a Josep Piqué de Industria, algo de lo que sabía, y lo puso en
Exteriores, donde al poco tiempo comparó la situación de Palestina con la del
País Vasco. Zapatero, alertado al fin de que España estaba en crisis, eligió
para solucionar todos los problemas a Elena Salgado, a pesar de que no tenía
ninguna experiencia en Economía. Algo así como poner al conductor de un camión
a pilotar un transbordador espacial y esperar que te lo devuelva sin un
rasguño.
“Ahora,
con la mayor crisis institucional y económica de la democracia, contamos con
ministros con la visión de Jorge Fernández Díaz, que meses atrás mostró su
preocupación por “la pervivencia de la especie”. ¿A causa del desarrollo
incontrolado de armas nucleares? ¿El cambio climático, quizá? ¿Una terrible
epidemia? No, por el matrimonio homosexual. O Fátima Báñez, que tras gestionar
la destrucción de cientos de miles de empleos, con un paro superior al 26%,
dice que los jóvenes que emigran lo hacen por movilidad exterior y deseo de
“intercambio”. A saber de qué tipo.
“Tanto
ministro fuera de lugar dirigiendo un país, durante tanto tiempo, termina
descolocando al resto. Los científicos andan trabajando de camareros, los
ingenieros de peones de obra y los médicos de dependientes. Sin lugar donde
caerse sentados cuando para la música, los más preparados se marchan en busca
de “experiencias vitales” mientras los que más han hecho por hundir el país,
los que miran desde lo alto de esa gran pirámide de mediocridad que es España, se las arreglan
para encontrar siempre una silla. Les esperan no pocas prebendas y un retrato
al óleo por sus servicios como ministros de Nosequé.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario