“Fire and Fury”, un libro vendido como rosquillas.
El ensayo “Fire and Fury” (“Fuego
y furia”), escrito por Michael Wolff y aparecido recientemente en los Estados
Unidos, explica con todo lujo de detalles el supuesto caos que reina en el
Despacho Oval, y revela “qué piensan realmente” del presidente norteamericano
quienes trabajan para él. El libro también versa sobre qué condujo a Trump a
afirmar que el expresidente Barack Obama había intervenido sus conversaciones
telefónicas; por qué fue despedido el director del FBI James Comey, y cuál es
el secreto para comunicarse con el presidente de Estados Unidos. El ensayo de
Michael Wolff desata la polémica en Norteamérica
por las revelaciones sobre el presidente, Donald Trump. También desvela por qué
el jefe de estrategia, Steve Bannon, y el yerno del presidente, Jared Kushner,
supuestamente no pueden estar en la misma habitación y quién está a cargo de la
estrategia de la administración Trump tras el despido de Bannon, entre otros
detalles del mandato presidencial.
En España, el sello Península,
del Grupo Planeta, se apresuró a adquirir los derechos mundiales en castellano
antes incluso de la publicación del libro y, según ha anunciado la editorial en
un comunicado, la obra “llegará a las librerías en las próximas semanas”. Es
asombrosa la iniciativa de algunas editoriales que por poco que nos
descuidemos, se adelantan en esa carrera de lanzar títulos americanos y se
frotan las manos pensando en los miles de ejemplares que se venderán de la
explotación de este best-seller, adelantándose incluso a la intención del
público lector español que, sin duda, gracias al tema álgido que supone y a las
técnicas de ventas y explotación del mismo, será pan comido. Y me pregunto si
pasaría lo mismo si el libro fuera en español y si fuera traducido al inglés.
Claro que, en los EEUU, el libro ya
ha sido comprado por más de un millón de ejemplares en dos días y corona el
número uno de la lista de los más vendidos, siendo tendencia mundial en todas
las redes sociales. Con estos precedentes, me imagino que valía la pena
traducirlo no solo al castellano sino, al inglés, al francés y a las lenguas
más habladas. Y, dentro de la maquinaria utilizada en esta clase de ventas, hasta era previsible que algún editor español
lo tradujera antes de la promoción del mismo. ¿O la promoción era justamente
hacerse con la exclusiva y, una vez traducido, lanzarlo al mercado?
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