Javier Gurruchaga: “Sin humor, la historia es una tragedia”.
Javier Gurruchaga ha presentado
el nuevo espectáculo de la Orquesta Mondragón, “Historias extraordinarias”. En
una entrevista con Henrique Mariño para Público, contesta: “Viniendo del País
Vasco, siempre he amado la vida, la paz, el entenderse y el respetarse. Ahora
estoy echándole un vistazo a este libro porque precisamente, durante esta terrible
pandemia, todos hemos pensado en levantarnos al día siguiente y poder estar
vivos. Acabamos de actuar en el Teatro La Latina y fue un gran bautismo de
vida. ‘Historias extraordinarias’ tiene mucho de teatral: versos y poemas que
son un canto a la vida, aunque la muerte también está presente en el homenaje
que hacemos a Edgar Allan Poe y a El cuervo”.
Está convencido de que, sin
humor, la vida es una tragedia. Pero, con las gafas de sol que lleva puestas,
lo ve todo más negro. “En la tierra de los ciegos, el tuerto es el rey. Yo
prefiero vivir y lucharlo, que no desaparecer y volver a la nada. Empecé a
trabajar con catorce años y siempre he sido un luchador. No me quiero poner
ninguna medallita, porque era un poco desastroso como botones de un banco, pero
hay que perseguir los sueños. Quizá vivir no sea tan bello ni de color rosa,
como lo pintan algunos, aunque desde niños ya vamos viendo esa realidad”.
Confiesa que su afición a
los trenes, tan presentes en su trabajo, le viene de su padre. “Mi padre era
factor del ferrocarril del Urola y mi abuelo, jefe de estación. Les tocó el
bando perdedor y fueron represaliados tras la guerra… Siempre he tenido una
fijación por ese medio de transporte y mi primer regalo fantasioso, que duró
cuatro horas escasas porque debía de ser de tercera mano y se quemó, fue un
tren de juguete. Viajo mucho en él y es un vehículo vital, con sus túneles, sus
adversidades y sus oscuridades. Un poco la vida, ¿no? En radio, presenté los
espacios ‘El tren a Xanadú’ (Onda Cero) y ‘El maquinista de la general (RNE); y
en televisión, La cucaracha express (Localia), ambientado en un vagón’, y ‘Viaje
con nosotros’ (TVE), donde también hacía entrevistas en un tren. Siempre me ha
gustado la magia del compartimento. Es muy literario, ¿no? Y ‘Extraños en un
tren’, de Hitchcock, es una de mis películas favoritas. Además, me gusta mucho
Dostoyevski, a quien he leído con tranquilidad durante este tiempo”.
Su personaje ¿ha llegado
a comerse a la persona?, le pregunta Mariño. A lo que Gurruchaga responde: “No.
He sabido discernir claramente dónde está Javier y dónde están los personajes.
Se llevan bien y en este tiempo los he echado de menos, aunque últimamente los
he practicado con la ayuda del espejo. Cuando estás en casa tantos días
encerrado, sin saber nada sobre qué pasará con nosotros, da tiempo a todo. La
realidad es dura y te hace pisar la realidad. Hay que reinventarse cada día”. Recapitulando,
la Orquesta Mondragón fue un corte de mangas en el recibidor de la transición.
¿Qué es hoy? “Seguimos militando en esa misma frecuencia de humor y de sentido
del espectáculo. No sé si ahora hay otras prioridades en el escenario o entre
el público, pero nosotros somos unos veteranos y hemos constatado que la gente
nos quiere y ha entendido ‘Historias extraordinarias’. Un espectáculo más
maduro con el que queremos llegar a todos los teatros y auditorios de España.
Bye, bye! I love you! I need you!”
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