Muere en Ibiza Antonio Escohotado, ensayista y profesor universitario.
El filósofo Antonio
Escohotado murió el domingo, a los 80 años, en Ibiza. En la cuenta de Twitter
del autor, gestionada por su hijo, anunció la triste noticia: “Descanso en paz
arropado por mi familia”, añadiendo que su voluntad era ser enterrado en Santa
Agnès de Corona, en el municipio ibicenco de Sant Antoni. Había nacido en
Madrid pero su infancia transcurrió en Río de Janeiro, ciudad donde su padre
ejerció como agregado de prensa en la Embajada española. Su vuelta a España
supuso pasar “del trópico pagano al nacional-catolicismo mesetario de nuestros
años cincuenta”, como él mismo señalaba. De joven estuvo muy próximo al PCE,
pero sus camaradas le acusaron de esteticista ya que, como rememoraba él mismo
con sorna, “leer a Heidegger o a Marcuse estaba muy mal visto”.
Ya en los 70 dejó un
trabajo estable en el Instituto de Crédito Oficial (ICO), y se trasladó a Ibiza
a “hacer la revolución sexual y dar un ejemplo de una vida ecológicamente
correcta”. En 1984, abandonó la isla para ingresar en la prisión de Albacete,
donde cumplió una condena de dos años, tras verse envuelto en una historia de
tráfico de drogas con la mafia corso-marsellesa. El filósofo y escritor contó
esa experiencia en el libro ‘Mi Ibiza privada’ (Espasa, 2019) y la recuperó en
‘Antonio Escohotado’, un documental biográfico de la serie ‘Ibiza Habla’,
escrito y dirigido por Samaj Moreno y en 'Los penúltimos días de Escohotado',
un libro del periodista Ricardo F. Colmenero, ambos publicados el año pasado.
El filósofo y ensayista fue también un activista a favor de la legalización de
la marihuana.
Diego Torán, portavoz de
la familia y marido de la hija del filósofo, explica cómo a Antonio Escohotado “nunca
le han gustado muchos los médicos” ni los hospitales, por lo que “ha estado
hasta el último momento”, evitando hacerse pruebas médicas y “dando la espalda
a sus posibles achaques”. “Su última voluntad era recibir sepultura en la
pequeña parroquia ibicenca de Santa Agnès”. Destacó las visitas recibidas por “un
montón de artistas, de pensadores, de fans” y “el reconocimiento enorme para su
obra”. Enfermo de cáncer, se había trasladado hace meses a su casa de Ibiza
para pasar sus últimos días y, en la tarde del sábado, al empeorar su estado,
ingresó en la Policlínica Nuestra Señora del Rosario.
Escohotado escribió más
de una veintena de obras de una gran variedad de campos, aunque principalmente
se centró en escribir sobre el derecho, la filosofía y la sociología. Entre sus
obras destaca “Historia general de las drogas”, “Los enemigos del comercio”, “Caos
y Orden”, “Hitos del sentido: Notas sobre la Grecia arcaica y clásica”, o “Aprendiendo
de las drogas: usos y abusos, prejuicios y desafíos”. Estas fueron algunas de
sus ideas más relevantes:
- “De la piel hacia
dentro empieza mi exclusiva jurisdicción. Elijo yo aquello que puede o no
cruzar esa frontera. Soy un estado soberano y las lindes de mi piel me resultan
mucho más sagradas que los confines políticos de cualquier país.
- “Si los adultos no
reclaman como derecho inalienable la automedicación, y el de conocer por vías
sensatas todas las formas descubiertas para alterar la conciencia, la
farmacracia impondrá cada vez más sus intereses particulares como bien común.
- “Sigue siendo fácil
conseguir que los hombres se dividan en bandos antagónicos por razones que no
provienen de su verdadera conveniencia. El bombardeo publicitario es una forma
de hipnosis cada vez más eficaz y la cruzada terapéutica constituye un objetivo
intensamente promovido a ese nivel.
- “El Estado
contemporáneo ha asumido los afanes eclesiásticos, alegando imperativos del
progreso científico allí donde su predecesor se justificaba por mandatos
divinos. Insertado en su concreto presente, el control farmacológico no es un
proyecto disociable del que potencia la propaganda como información fundamental
y ubicua. Lo equivalente al poder farmacrático planetario es el procesado de
noticias hecho por 'mass media' que se concentran progresivamente en menos
manos (tres o cuatro a lo sumo), donde la vieja censura es autocensura y la
libertad de expresión depende del acceso o falta de acceso a esos cauces”.
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