martes, 3 de febrero de 2009

Armas españolas para el Tercer Mundo.

La mozambiqueña, Sofia Elface Fumo, junto a su hija, Alia, premio Ortega y Gasset de Periodismo Gráfico, 2008. Foto de Gervasio Sánches.



Gervasio Sánchez es uno de los retratistas del horror de las guerras cuyos escenarios recorre incansable desde hace años. En su discurso, pronunciado en el último Premio Ortega y Gasset de Periodismo Gráfico (mayo del 2008), cuyo texto censurado en algunos periódicos, recordaba la política armamentística española. Y confirmaba que todos los gobiernos democráticos de España han mantenido sus ventas de armas. Al acto acudió la vicepresidenta del Gobierno, varios Ministros, ex-Ministros del PSOE y del Partido Popular, la Presidenta de la Comunidad de Madrid, el alcalde de Madrid, el Presidente del Senado y otras personalidades. Parte del discurso de Gervasio, valiente, acusador y esperanzador, fue silenciado. Me permito hoy recordarlo, consciente de que ninguna de sus palabras han perdido su radiante y rabiosa actualidad y vigencia. El texto en rojo nunca fue publicado por el propio periódico que le otorgó el Ortega y Gasset:

“Estimados miembros del jurado, señoras y señores: Es para mí un gran honor recibir el Premio Ortega y Gasset de Fotografía, convocado por El País, diario donde publiqué mis fotos iniciáticas de América Latina en la década de los ochenta y mis mejores trabajos realizados en diferentes conflictos del mundo durante la década de los noventa, muy especialmente las fotografías que tomé durante el cerco de Sarajevo. Quiero dar las gracias a los responsables de Heraldo de Aragón, del Magazine de La Vanguardia y la Cadena Ser por respetar siempre mi trabajo como periodista y permitir que los protagonistas de mis historias, tantas veces seres humanos extraviados en los desaguaderos de la historia, tengan un espacio donde llorar y gritar. No quiero olvidar a las organizaciones humanitarias Intermon Oxfam, Manos Unidas y Médicos Sin Fronteras, la compañía DKV SEGUROS y a mi editor Leopoldo Blume por apoyarme sin fisuras en los últimos doce años y permitir que el proyecto “Vidas Minadas”, al que pertenece la fotografía premiada, tenga vida propia y un largo recorrido que puede durar décadas.

“Señoras y señores, aunque sólo tengo un hijo natural, Diego Sánchez, puedo decir que como Martín Luther King, el gran soñador afroamericano asesinado hace 40 años, también tengo otros cuatro hijos víctimas de las minas antipersonas: la mozambiqueña, Sofia Elface Fumo, a la que ustedes han conocido junto a su hija Alia en la imagen premiada, que concentra todo el dolor de las víctimas, pero también la belleza de la vida y, sobre todo, la incansable lucha por la supervivencia y la dignidad de las víctimas; el camboyano, Sokheurm Man; el bosnio, Adis Smajic y la pequeña colombiana, Mónica Paola Ojeda, que se quedó ciega tras ser víctima de una explosión a los ocho años. Sí, son mis cuatro hijos adoptivos a los que he visto al borde de la muerte, he visto llorar, gritar de dolor, crecer, enamorarse, tener hijos, llegar a la universidad. Les aseguro que no hay nada más bello en el mundo que ver a una víctima de la guerra perseguir la felicidad.

“Es verdad que la guerra funde nuestras mentes y nos roba los sueños, como se dice en la película “Cuentos de la luna pálida” de Kenji Mizoguchi. Es verdad que las armas que circulan por los campos de batalla suelen fabricarse en países desarrollados como el nuestro, que fue un gran exportador de minas en el pasado y que hoy dedica muy poco esfuerzo a la ayuda a las víctimas de la minas y al desminado. Es verdad que todos los gobiernos españoles, desde el inicio de la transición, encabezados por los presidentes Adolfo Suárez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero, permitieron y permiten las ventas de armas españolas a países con conflictos internos o guerras abiertas. Es verdad que, en la anterior legislatura, se ha duplicado la venta de armas españolas al mismo tiempo que el presidente incidía en su mensaje contra la guerra, y que hoy fabricamos cuatro tipos distintos de bombas de racimo cuyo comportamiento en el terreno es similar al de las minas antipersonas. Es verdad que me siento escandalizado cada vez que me topo con armas españolas en los olvidados campos de batalla del tercer mundo y que me avergüenzo de mis representantes políticos. Pero, como Martin Luther King, me quiero negar a creer que el banco de la justicia está en quiebra, y como él, yo también tengo un sueño: que, por fin, un presidente de un gobierno español tenga las agallas suficientes para poner fin al silencioso mercadeo de armas que convierte a nuestro país, nos guste o no, en un exportador de la muerte”.

Con su trabajo en “Vidas minadas”, el reportero intentó concienciar a la gente del drama de las minas antipersonas en el mundo, víctimas de estos artefactos. Llamando la atención sobre ese problema, inició hace diez años este proyecto que consiste en tomar imágenes de gente que ha sufrido esta traumática experiencia, para incluirlas en un libro y organizar exposiciones. En 2007, Gervasio Sánchez presentó la tercera entrega. Pese a su testimonio, España sigue vendiendo armas a los países del Tercer Mundo. En los primeros seis meses del 2008 entregó un pedido bélico a Tel Aviv por valor de más de 1.550.000 euros. En el mismo semestre de 2008, otros a Marruecos (47.780.285 euros), Libia (3.839.215), India (985.480), Egipto (362.478) y a Pakistan (199.412). Y nadie, ni el Gobierno socialista ni la oposición del PP, ha desmentido hasta el momento que las operaciones de venta de armas españolas sigan manteniéndose y sigan creciendo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Otro ejemplo más de la hipocresia de el actual gobierno de España. Es constatable empiricamente que no son socialistas.
"A LA MIERDA" (F. Fernan Gomez)
chiflos