sábado, 2 de enero de 2010

Jaume Santandreu (Y II): Un cura agnóstico que flagela a la Iglesia.

Jaume Santandreu, en una esquina de Can Gazà.


Tras la opulencia de una Mallorca llena de contrastes, encontramos, a poco de hurgar, la miseria humana. Y tras la exhibición de creencias y costumbres religiosas, sale a flote un fondo de miseria humana. Basta acercarse una tarde hasta “Can Cazà” en donde descubrimos a personas que se enfrentaron con la nada y tratan de erguirse con un mínimo de dignidad, empujados por un cura agnóstico que flagela constantemente a la Iglesia y a todos los poderes.

Porque para Jaume Santandreu está más que claro que la Iglesia, con todo su poderío y prepotencia, es el gran enemigo del Evangelio. Y que más que revelar a Jesús lo ha velado, como dice el Concilio Vaticano II. De ahí el que no quiera saber nada porque “traicionó el Evangelio”. Dice que el Papa está “chocho”, tacha a los obispos de “mediocres”, considera a Rouco como “la repugnancia personificada”, despotrica contra el Opus y no se corta al afirmar que “los eclesiásticos más homófobos son los homosexuales de la Iglesia que no han salido del armario”. “Los obispos –dice Santandreu– son la demostración más palpable de uno de los cánceres más funestos de la Iglesia. Y la falta absoluta de democracia. Y el Papa es un obispo multiplicado por mil que encarna un poco los pecados capitales denunciados por Jesús: riqueza, poder y vanidad…”. Para Santandreu, el infierno está aquí, en la tierra, y lo creamos nosotros. Y la política es una manera de llegar al poder, cuando “debería ser un servicio al pueblo”. Denuncia el contrabando de sacramentos y sólo oficia la Misa y otros sacramentos cuando alguien se lo pide o lo requiere, especialmente de abril a septiembre. Luego, desaparece de la circulación o dice que se va a la India, aunque no sea cierto.

Mallorca, en la que vive, es para él como una madre puta de la que recibe todo el amor y en la que va a parar toda la rabia que le da ver cómo se ha prostituido. La política para él debería ser un medio para hacer pueblo, en lugar de convertirse en la manera de conseguir más poder. Santandreu reconoce que fue violado cuando era pequeño y que la homosexualidad es una manera igual de querer ser como los otros. “Quien no es bisexual –sentencia– se pierde de entrada medio humanidad”. En su agnosticismo, dice que no sabe si Dios existe o no. Pero, al final, si le convencen de que no existe, nada cambia en su planteamiento. Pese a su agnosticismo, se confiesa un enamorado y seguidor de Jesús de Nazaret. Tampoco cree en la monarquía. No tiene nada en contra de ella pero se siente ideológicamente de Esquerra Republicana de Catalunya.

Cuando, hace unos cinco años, se largó de verdad a la India, obligado por las circunstancias, se dejó la barba y, al regresar, se la cortó, dejándose sólo el bigote. Me dijeron que me caía bien y, desde entonces, lo llevo. Los únicos que pueden hacérmelo quitar son mis parientes. Con o sin bigote, Santandreu sabe que, desde “Can Cazà” muchos de los marginados y enfermos aprenden de nuevo a caminar con el pecho y la cabeza erguidos, sin bajar los ojos ante nadie.

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Dentro de cuatro días, en este mismo blog, la novela inédita de Santiago Miró: “El meteco Ben Azibi”. Un regalo de Reyes para los lectores de “Negro sobre blanco”.

1 comentario:

jose luis dijo...

Hola jaume iré a verte a tu isla,me gustaria charlar contigo si me consideras digno de ello,ya que me pareces "Divino" en la tierra,con una sensibilidad sublime.Y un buen hacer extraordinario. Gracias por crear toda tu/vuestra isla.
Un abrazo,Jose luis